"Aquellos años": memoria, política y periodismo en la década del 70
Por Sergio Kisielewsky | Foto: Gentileza
Aquellos años
La memoria también apela a recursos históricos. Aquí van una serie de encuentros entre la historia y el devenir periodístico.
Todos los supermercados Minimax ardieron a la vez. Corría el año 1969 y en la Argentina comenzó una efervescencia política que comenzó con el Cordobazo y se extendió a muchas provincias. Los estallidos fueron el principio del fin de la dictadura de Onganía, Livingston y Lanusse. Pero el incendio de los Minimax en Capital y Provincia de Buenos Aires despertó la simpatía de los almaceneros pues con sus precios no podían competir con el gran supermercado patrimonio de Nelson Rockefeller. Nunca se supo a ciencia cierta quién o quiénes fueron los que realizaron el atentado de la cual no se reportaron personas heridas y fue hecha en plena madrugada. Algunas versiones señalan que hubo un dispositivo que se dejó en los dentífricos y detonó en los locales a la madrugada hasta su incendio total. Allí se encontraron volantes que decían: "Malvenido Rockefeller". ¿Po eso tal vez se difundió aquí de manera sobre valuada la llegada del Apolo XI a la Luna? Tarea para los historiadores del futuro.
En 1971 se crean la llamada Coordinadora de Juventudes Políticas. Una confluencia de la Juventud Peronista, Comunista, Radical, Demócrata Cristiana, entre otras. Organizaron actos en barrios y empresas y también pequeñas y grandes manifestaciones relámpagos llamadas así para no caer detenidos por las fuerzas de la represión. La acción que tuvo en vilo a Buenos Aires fue la Marcha contra el Hambre realizada el 28 de abril de 1972 y que constituyó un sismo para el proyecto de Lanusse de seguir proscribiendo al peronismo y la actividad política de entonces. También desde 1966 estaba en vigencia la ley 17401 que prohibía las actividades del partido comunista. En relación a la Marcha contra El Hambre desde las primeras horas del día el centro urbano estaba vallado por las fuerzas de seguridad que no daban abasto para contener a la multitud que al grito de "el pueblo unido jamás será vencido" comenzó a tener protagonismo social y político. En esa época se constituyó el Encuentro Nacional de los Argentinos que a diferencia de la Hora de los Pueblos mantenía una línea de confrontación con la dictadura de entonces. Un acto en el Luna Park y miles de pintadas en los paredones le dieron gran visibilidad. Tenían presencia constante acciones relámpagos, volantes enviados desde terrazas y pasacalles así como la difusión de la prensa clandestina y el nacimiento de los diarios La Calle, El Mundo, Tiempo y el semanario Propósitos. Referentes periodísticos que comenzaban a ser parte de la oferta kiosquera.
La marcha nunca antes vista de la juventud argentina se realizó en octubre de 1973 en solidaridad con el pueblo chileno y en repudio al golpe de Estado que encabezó Pinochet. La cabecera de la Juventud Peronista estaba en Libertador y Tagle (sede de la Embajada chilena) y terminaba en el Congreso. Se sumaron todas las juventudes políticas y miles de jóvenes antifascistas. Los carteles, los colores y las consignas fueron variados pero el motivo unificador era el repudio al bombardeo a La Moneda, la muerte de Salvador Allende y la denuncia de un gran campo de concentración y torturas en el Estadio Nacional de Santiago y en especial el encarnizamiento de los represores con el músico Víctor Jara. La Marcha estuvo organizada de manera impecable y no se registraron detenciones y lastimados. En 1975 Pinochet fue recibido por Isabel Perón y también se produjeron marchas de repudio, fueron de menor envergadura y hubo mucha represión. Ya campeaba en el país el vendaval del terrorismo de Estado a cargo de la Triple A que fue el prólogo de lo que ocurrió desde el 24 de marzo de 1976.
Cuando Argentina vence a Holanda en el Mundial 78 y se coronó Campeón uno de los principales lugares de festejo fue la esquina de Corrientes y Callao. La celebración fue mesurada, los más eufóricos eran los futboleros a rabiar. Muchos estaban allí pues era la primera vez en dos años que la gente desafiaba el estado de sitio. Por supuesto la calle estaba inundada de papelitos gracias a la tira Clemente que dibujaba el artista Caloi que instaba a inundar la calle con papeles en contraposición a algunos voceros del régimen que hablaban de lo bien que se vivía en un estado de excepción.
Meses después se empezó a preparar lo que sería la primera respuesta sindical contra el gobierno de facto, el primer paro nacional convocado por la CGT para el 27 de abril de 1979 dado que el plan económico diseñado por Martínez de Hoz quebró la industria nacional y miles de trabajadores perdieron su empleo, asimismo comenzó a llevarse a cabo las privatizaciones de las palancas claves de la economía como por ejemplo la producción de acero y aluminio. Por tal motivo cientos de cuadros políticos y gremiales trabajaron para el éxito de la medida de fuerza. "Paz, pan y trabajo" fue una de las consignas centrales. Se multiplicaron en fábricas y talleres el “trabajo a tristeza” que consistía en una modalidad de no alcanzar la productividad y el ritmo que exigía la patronal. Ferroviarios, telefónicos, portuarios entre otros muchos gremios y agrupaciones unitarias de los trabajadores garantizaron que la medida de fuerza fuese contundente. La dictadura sintió la medida de fuerza en su línea de flotación de mando y se aceleraron los cambios en las cúpulas militares.
Uno de los programas más escuchados en los años de la dictadura era Escucha Chile que se trasmitía por Radio Moscú en solidaridad con la resistencia a la dictadura de Pinochet. La gente lo sintonizaba por la radio Siete Mares de onda corta. Muchos años después una señora chilena que me ayudaba en las tareas hogareñas vio en una de las revistas que había en casa la foto de su hijo tirando con una honda contra los carabineros en las calles de Santiago y por un momento se desmayó. Su hijo que en ese entonces integraba la juventud comunista y llegó a ser diputado cuando se retiró Pinochet del gobierno y se realizaron elecciones.
En 1971 Rufino arreglaba heladeras y lavarropas y todo el barrio sabía que guardaba prensa clandestina y volantes en su Taller. Siempre hacía chistes y la gente lo quería. "Págueme cuando pueda" fue su rezo diario. "Lo tenemos que llevar, son órdenes de arriba" le dijo el comisario. Entró al patrullero saludando a los vecinos y con el mameluco de trabajo. Un mes detenido por razones políticas se comió en la cárcel de Devoto.
En la empresa textil Grafa trabajaban 5000 obreros. Uno de los turnos diarios de entrada y salida es a las 5.45. Papá me despertaba una hora antes e íbamos a ver en acción las multitudes buscando salir o entrar a la inmensa mole de varios pisos que abarcaba tres manzanas sobre la Avenida Albarellos en el barrio de Villa Pueyrredón. Catorce integrantes de la comisión interna gremial permanecen desaparecidos. La dictadura lo hizo. La memoria del barrio y de los que allí trabajaron tiene sus pliegues pese a que ahora allí hay un supermercado de origen norteamericano.
Durante la primavera de 1973 en la Escuela Álvarez Thomas en Asunción y Terrada se fundó la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA). No pudimos llegar con un grupo de las juventudes políticas y vimos con asombro que en los alrededores circulaban Ford Falcon sin patente con hombres de civil en su interior, fue un aviso de lo que años después se convirtió en un vehículo de operaciones al servicio de la represión y el secuestro de personas. Fue un acontecimiento nacional. Al frente estuvieron los dirigentes Alfredo Bravo, Juan Carlos Comínguez, Eduardo Requena e Isauro Arancibia ente otros dirigentes. Un festejo por partida doble, pues allí cursé toda la primaria y fue el primer colegio mixto en Capital y pionero en tener pileta olímpica
El 25 de junio de 1978 jugadores polacos y alemanes dieron por comenzado el Mundial 78 que se hizo en Argentina. Pocos días después Abelardo Castillo escribió en la contratapa del diario La Opinión que los muchachos que se enfrentaban en una cancha de fútbol eran los hijos de los que se habían matado durante la Segunda Guerra Mundial. Nunca olvidaré que muchas de esas líneas del creador del libro de cuentos Las otras puertas fue el puntapié inicial para entender la dimensión y el cruce entre literatura y periodismo. Poco tiempo después la dictadura clausuró La Opinión.