Bacanales rusas
Por Sebastián Russo
Poción mágica, alquimia anacrónica, mezcla azorada, potente, arrasada, arrasadora. De indie vitalista y alarido punk reventoso. Y sonidos de guitarritas y meoldías pegadizas, junto a oscuridades distorsionadas y deformadas. “Pisar el pasto descalzo, los grillos gritan” y “No ir a trabajar”.
Grito rock, como parte de un retorno (pero donde/cuando se habia ido qué) Impronunciables, indescriptibles, inenarrables en vivo. Banda pura/sobre vida. Experiencia orgiástica de reminiscencias morrisonianas. De Five to one a Well well well. Beatles trash. Y en un momento (siempre) irrumpe el grito, desaforado, fuera de toda lógica y retorno, quebrando el sentido (las cosas), irrumpe y se inmiscuye en los cuerpos, de los presentes (de los muertos).
Ella en tetas, sacada, al límite, bella, bellísima, provocadora, sobrevolándolo todo. Mezcla de Courtney love y Gilda, de Mimi Maura y Lhasa de Sela. Angelada. Es presente, pasado y futuro. Angelus novus de erotismo bonaerense. Movimiento escénico desbocado y preciso. Erótica de bacanal.Ella es todo, todos sus atributos –nada sobra en todo su exceso- son los de estos hijos de puta. “Sentirse libre con tan poco”.
Cuatro. Dos varones y dos damas. Se besan entre ellos en escena, a sus invitados. No por puesta en espectáculo libidinal libre-pensanste alguna sino (o tambien) por craso deseo. Sube Paula Maffia y tambien recibe un chupón. Ella (Maffia) que arrasa cualquier escenario con alta presencia, queda subyugada, incómoda ante la tromba erótica rock de los hdp.
Anarquismo ramonero suburbano. “Me están pegando los de la federal, y les re cabió”. Libertarismo, escupitajo a la costumbre. “Es la hora de comer”. Y no ir a trabajar, más desde un bartelbynismo preferiría-no-hacerlo, que de alguna trasnochada militantosa manosdefillipista.
Y navegar por el Paraná y el río de la Plata. Entre platos voladores, y melodías cordiales, de emotividad aniñada, y el eterno retorno del grito ritual, primitivo, principio y fin. Pura garganta, borde vital, deshauciado. “Siempre estoy donde quiero estar… pero me persigue un nubarrón”. Libertarismo vitalista, con la tragedia acosando, inescapable, constituyendo. Fatalismo letristico y musical: a toda melodía le sigue su propia ruptura y disolución.
Rock místico, orgiástico, encantado: (los) brujos. En batería galopante, bailable y pogueable, guitarra cruda, post y pre grounge.. Seducción cariacturesca, fabulada, juguetona. Fatal. “Haceme el amor hasta pasado mañana”. De verso entrecortado, estirado, malformado. Desprejuicio vital, creador. Un indómito y hechizado ascenso a los infiernos.
“Nunca debí haberte tomado en serio”
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