Breves apuntes sobre el manga japonés
Por Gabriela Canteros | Ilustración: Gabriela Canteros
Por decisión de la autora, el artículo contiene lenguaje inclusivo.
En los años 30 se destaca el trabajo en manga de Suiho Tagawa, fue autor de Norakuro, una serie popular que se editó hasta 1981, y tuvo influencia en los posteriores artistas del manga. Su personaje principal estaba inspirado en Félix el gato, este manga fue parte de la propaganda del ejército imperial japonés en la época de Katsuji Matsumoto.
Matsumoto fue un famoso artista del shojo manga, siendo su historia más famosa la de una chica joven que protege a las personas de bajos recursos de los ricos y terratenientes.
En la década del 30 también cabe mencionar el trabajo de Gajo Sakamoto, quien incluyó robots que se transformaban, algo que en la década del 80 sería muy popular en Argentina y en el mundo. Su obra principal fue Tanku Tankuro.
En los años 40 se destaca Machiko Hasegawa, una de las primeras artistas femeninas del manga, sus historias eran sencillas se dividían en cuatro viñetas, conocida por Sazae San que narra la historia de una familia numerosa en Japón.
Osamu Tezuka es el creador en los años 40 de Astro Boy, un personaje que precisa poca presentación y que sigue fascinando en nuestros tiempos.
Durante los años 50 se incorpora Yoshiko Nishitani (mujer) a quien le debemos la aparición de historias con adolescentes, historias de amor con jóvenes de ojos grandes y rostro risueño, temática ampliamente explotada hasta el día de hoy.
Entrando a los años 60, Ikki Kajiwara y Asao Takamori incluyen historias de artes marciales y deportes, no porque fueran un tema nuevo sino porque se centran en este perfil de personajes, Tiger Mask será una de sus más reconocidos trabajos.
Miyako Maki fue pionera en el Shojo Manga, muy popular. Desarrolló además Gekiga y Redikomi (mangas para adultxs) Junto con su esposo, Leiji Matsumoto crearon mangas con temas sobre el ballet, el afecto familiar y la búsqueda de los sueños personales. La primera mujer en crear manga para adultxs. Sobresale su obra Shojo Sannin.
Ryoko Ikeda se concentra en temas históricos y con personajes andróginos, las historias que relata ocurren en el extranjero.
En los 80 llega la gran serie boom para los amantes del fútbol de Yoichi Takahashi, conocida en hispanoamérica como Los Supercampeones, la historia de un niño estrella del fútbol japonés que se va convirtiendo en una especie de Messi o Maradona, con escenas larguísimas y una cancha de futbol interminable. Donde también se destaca el espíritu de equipo, la amistad y la competencia. Esta serie llevó el nombre de Captain Tsubasa en Japón.
Tsukasa Hojo de estilo realista se destaca por sus historias de detectives, la más famosa City Hunter.
Cerramos los 80 con la obra de Kazuo Umezu autor de manga de terror, entre sus obras está The Drifting Classroom (aula a la deriva). En esta década comienza a observarse la influencia de personajes y de música estadounidense
En los años 90 nace la serie Sailor Moon, su popularidad es rescatada numerosas veces en Argentina por el movimiento feminista, las guerreras de la luna llena atacan, hacen justicia, son valientes y no temen a ningún hombre, cada capítulo es un emocionante empoderamiento para quienes vivimos el boom de esta trama. Naoko Takeuchi es la autora estrella de Sailor Moon.
Neón Génesis Evangelion, de Yoshiyuki Sadamoto, Dragon Ball, de Akira Toriyama, Los supercampeones, de Yoichi Takahashi, Ranma 1 ½, Detective Conan, son algunos de los mangas más conocidos en Latinoamérica. Mazinger Z del dibujante y guionista japonés Gō Nagai, y que más repercusión han tenido en Argentina, trayéndonos las historias, la cultura y también los vicios de otra forma de ver el mundo.
El manga es una forma de arte japonés que se inserta en nuestro mundo occidental bien entendido y bien diferenciado para qué tipo de público se presenta, genera un gran disfrute cultural, un numeroso caudal de dibujantes y artistas argentinos de las nuevas generaciones inspirados por esta cultura; aun así los propios autores de estas producciones gráficas están repensando los roles de sus personajes a la luz de las nuevas tendencias, algunos con conciencia sobre los colectivos feministas y el avance de sus derechos, otros simplemente por corrección política. Lo que está claro es que ningún espacio de creación es indiferente a las transformaciones sociales y el manga y el animé del cual muchos somos consumidores no es la excepción, ninguna forma de arte puede ser indiferente a su tiempo histórico.