Con B de Borges
Por Gabriela Canteros | Foto cuadro: Norah Borges, “El diván amarillo”, 1961, óleo sobre cartón, 73,5 x 104 cm. Colección Museo Rosa Galisteo de Rodríguez.
Los hermanos Jorge Luis Borges y Leonor Fanny Borges, más conocida como Norah Borges, guardaban una íntima y entrañable relación llena de complicidades. Cuando eran niños, fue ella la primera en escribir poemas y textos que ahora sólo conservan los grandes coleccionistas, son reliquias valiosas para el mercado de bibliófilos.
Y era Jorge Luis el que dibujaba célebres tigres. En algún momento de esa infancia, dice Sergio Baur, uno de sus biógrafos, "sus caminos se bifurcan", y Norah eligió el dibujo y las bellas artes, mientras que el destino de su hermano ya lo conocemos todos.
En 1912 partieron a Europa, en un viaje que realizó toda la familia Borges para salvar la visión del padre de familia, sin resultados positivos. Norah estudió en la academia de Bellas Artes de Suiza; refugiados de la Primera Guerra Mundial, tuvo la primera impronta vanguardista bajo la influencia de los expresionistas alemanes. Una de las obras que se destaca de ese periodo es Tres músicos ciegos, ahora en perspectiva parece una presagio de la posterior ceguera que sufriría su hermano, luego su esposo y de la que también fue víctima su padre. Tan alta sensibilidad, a veces en el arte, se permite escenas premonitorias.
De regreso a la Argentina los hermanos Borges protagonizaron varias manifestaciones vanguardistas juntos, como fue el periódico mural Prisma, que al decir de un Borges más adulto y crítico, no lo leían ni los muros en los que estaban colgados, y el periódico cultural Martín Fierro que marcó la escena vanguardista en los años 20, confluyendo figuras literarias de renombre, ilustrados casi por completo por Norah.
En ese escenario es donde su actividad fue trascendente, ilustró la tapa de Fervor de Buenos Aires, el cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar, Platero y yo del español Juan Ramon Jiménez, libros de Silvina Ocampo y casi un centenar de libros de autores desconocidos y reconocidos. También tapas de horóscopos y calendarios, no era selectiva, lo ilustraba todo.
A fines de la década del 20 y después de un romance de casi 10 años contrajo matrimonio con el escritor español Guillermo de Torre, hecho que de alguna manera generó una distancia entre los hermanos. Sobre esta relación en una entrevista Borges relataba: “Me llevo magníficamente bien con mi cuñado, él no me escucha, y yo no lo veo", haciendo alusión a la sordera del escritor y a su propia ceguera, respondiendo con sarcasmo ante ese vínculo.
Norah se dedicó a acompañar la carrera de su esposo, y pronto fue madre de dos niños, en ese momento escribió para el periódico cultural los anales, con el seudónimo de Manuel Pinedo, sobre crítica artística, aludiendo que no deseaba ser comparada con su hermano.
Sus críticas son duras, como pocas en la historia del arte argentino, arremete contra Raquel Forner, Ramón Gómez Cornet, premio nacional de pintura de ese año, incluso crítica al Museo Nacional de Bellas Artes, por presentar una antología de pintores españoles donde no participa ninguna obra de Picasso. Esa era Norah, silenciosa y condescendiente; ácida y crítica al mismo tiempo.
Por su temperamento dulce le decían “cándida”, solía hacer preguntas y comentarios en las tertulias literarias entre Borges, las Ocampo y Guillermo de Torre que rompían y descontracturaban todo el ambiente y la pose intelectual de los presentes. Se relata que en Villa Ocampo solía decirle a Victoria, “señora usted siempre está pensando cosas profundas"; era casi como decir hoy en la mesa de Mirtha Legrand, “señora usted siempre hace preguntas tan gorilas”.
Norah murió a los 98 años, vivió una intensa amistad con Federico García Lorca, Silvina Ocampo y Xul Solar. Fue rechazada por la vanguardia formalista, se dedicó a su familia y a su esposo, fue retratada por Grete Stern, militó el feminismo, su historia merece contarse una y otra vez. Fue la Borges que nació en 1902 y falleció en 1999, cumpliendo casi un siglo de vida, ocupando con su arte todo el siglo XX, y que "extrañamente" para la mayoría de los argentinos, sigue siendo una total desconocida.