Cristina Piña: “Todo el mundo se quiso apropiar de la imagen de Alejandra Pizarnik”
Por Gabriela Lucatelli | Foto: Germán García Adrasti
Cristina Piña es poeta, docente, traductora y una de las críticas literarias más renombradas del país. A lo largo de su trayectoria ha escrito cientos de ensayos literarios y realizado más de 150 traducciones. Ganadora de dos Premios Konex, se encuentra promocionando su último libro Alejandra Pizarnik: biografía de un mito, escrito junto a Patricia Venti, publicado este año por editorial Lumen, una versión ampliada y mejorada de la primera biografía que escribió sobre la autora. Conversamos con ella acerca de sus primeras publicaciones y todo el recorrido atravesado en más de 40 años de carrera literaria que la acompañan.
AGENCIA PACO URONDO: Con una vida dedicada a la literatura, ¿recordás cómo fueron tus comienzos?
Cristina Piña: Cuando terminé la escuela secundaria comencé a estudiar periodismo. Carrera en la que duré tan sólo dos meses, ya que si bien me gustaba la idea de pensar al periodismo como profesión, lo mío era la literatura. Años más tarde teniendo 26 años me enteré de un concurso de poesía exclusivo para mujeres, el Isidoro Steinberg. Esta fue una convocatoria a la que me animé a presentarme gracias a quien era mi pareja en ese entonces, porque recuerdo que en un ataque de inseguridad y de sentir que lo que había escrito no servía para nada rompí las hojas que ya tenía pasadas a máquina y él se encargó de reconstruir las partes, transcribirlo nuevamente y enviarlo.
Al tiempo recibí en mi casa una carta avisándome que había obtenido el primer lugar, premio que consistía en una suma de dinero y la publicación del libro. En mi experiencia, hasta que no te animás a publicar no tomás el compromiso de ser escritor. Así que podría decir que cuando gané ese premio y me publicaron Oficios de máscaras, comenzó mi carrera literaria.
APU: Y desde ahí no paraste, entre tus traducciones, libros de crítica y poesía.
C.P.: Exactamente. La traducción es algo que me fascina desde siempre y durante mucho tiempo traduje muchísimas cosas además de literatura. Desde autoayuda y filosofía hasta economía y ciencia política. Por ese entonces ya era docente en la Universidad Nacional de Mar del Plata pero la realidad es que no me alcanzaba para vivir por lo que aceptaba traducir de todo. Afortunadamente llegó un punto de inflexión en mi carrera en el que ya no tuve la obligación de aceptar todo lo que me ofrecieran y pude empezar a elegir qué traducir. Eso sucedió cuando traduje la primera pieza de Shakespeare para el Teatro San Martín. A partir de ese momento, comenzaron a lloverme las ofertas para traducir obras literarias. Actualmente llevo realizadas en total más de 150 traducciones.
APU: Con más de 40 años siendo docente universitaria, ¿Cuáles fueron las experiencias más lindas que te llevaste de la docencia?
C.P.: Fui docente de varias universidades, como la de Lomas de Zamora y la del Salvador, pero más que nada mi carrera docente pasó por la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde fui incluso decana. Viviendo en Capital Federal viajaba todas las semanas hasta allá a dar clases y me encantaba. La experiencia más linda que viví fue hace unos años cuando por medio de encuestas anónimas me eligieron Profesora memorable de la UNMDP y escribieron un libro sobre mí. Mirá que he ganado premios importantes a lo largo de mi carrera literaria pero este sin dudas fue el más importante que tuve en toda mi vida. Más que recibir reconocimiento de parte de colegas, siento más especial tener reconocimiento de parte de los estudiantes. Fue un premio mucho más especial teniendo en cuenta que yo nunca viví en Mar del Plata y que muchas veces fui criticada por eso.
APU: Pasando a tus libros de crítica, la autora sobre la que más escribiste es Alejandra Pizarnik. ¿Cómo fue el proceso de escribir su biografía en una época en la que aún había poca información sobre ella?
C.P.: A Pizarnik la había leído de adolescente quedando completamente fascinada con su poesía. Era tanta la admiración que le tenía que aún pudiendo conocerla –porque teníamos conocidas en común dentro del ambiente literario- nunca me animé a hacerlo. Varias veces me dijeron “¿No querés venir a conocerla?”, en los años setenta, cuando leerla era de culto. Incluso unos meses antes de que falleciera me volvieron a invitar. Pero yo era una chica de 22 años y no me animé.
Años después hice un seminario para la facultad sobre literatura argentina donde trabajé por primera vez su poesía. No había nada de bibliografía sobre ella hasta el momento. Luego, cuando a finales de la dictadura se realiza un Congreso literario en Tucumán participé presentando una ponencia sobre este mismo trabajo. Al finalizar se me acercó la editora de Botella al mar y me propuso publicar un libro con toda la investigación que había realizado. Este fue mi primer libro de crítica, se publicó en 1980 y se llamó La palabra como destino. Una década más tarde en 1991, edité la primera biografía sobre Alejandra.
APU: Tu último libro que se acaba de publicar por Lumen, Alejandra Pizarnik: biografía de un mito, se trata de una versión ampliada de esta biografía de 1991. ¿Cuánta información nueva salió a la luz durante estos 30 años?
C.P.: Muchísima. Escribí la primera biografía con lo que había hasta ese momento que era muy poco. Me aferré a lo más importante que fueron los testimonios de quienes la habían conocido. Entrevisté a 36 personas en total. Ni siquiera estaba su obra completa o más o menos armada. Sólo tenía los testimonios, sus cosas publicadas y algunas cartas que gentilmente sus conocidos me habían permitido fotocopiar. Lo más importante de su obra recién fue accesible a partir de los años 2000. Me refiero a sus diarios, sus cuadernos, su correspondencia, poemas inéditos, dibujos, todo. Se trataba de siete carpetas enormes que fui hasta Princeton, New Jersey a ver. Cuando ibas a ver el material no te dejaban fotocopiarlo, por lo que había que transcribir todo a mano. Esta nueva biografía por lo tanto, es una recopilación exhaustiva de toda la avalancha de cosas que no llegué a incluir en la primera.
APU: Esta nueva biografía la escribiste en conjunto con Patricia Venti, ¿Quién le propuso la idea a quién?
C.P.: Con Patricia somos amigas desde hace muchos años. Nos conocimos cuando ella hizo su tesis doctoral sobre Alejandra y me vino a ver. Hacía tiempo que venía haciendo una exhaustiva recopilación y me pidió si podíamos hacer un libro juntas. Entre las dos teníamos muchísima información. Imaginate que nosotras dos somos las únicas que fuimos hasta París a entrevistar a la familia. Fue así cómo nació Biografía de un mito, que es claramente una versión ampliada de la biografía que escribí hace treinta años. La biografía definitiva de Pizarnik nunca se va a conseguir, pero sí es verdad que cada vez se van obteniendo más piezas. Siendo sincera si no hubiera sido por la insistencia de Patricia y la gran amistad que nos une, no hubiera aceptado hacerla. Escribir sobre Alejandra es algo que muchas veces me trajo dolores de cabeza. No es un secreto que todo el mundo se quiso apropiar de ella.
APU: ¿En qué sentido creés que hubo un intento de apropiación de su imagen?
C.P.: Desde antes de salir la biografía, cuando me encontraba en plena investigación, ya se sentía ese fenómeno de apropiación alrededor de su imagen. Cada persona que entrevistaba me decía “yo tuve algo con Alejandra”. No había nadie que no me dijera que había tenido algo sentimental con ella y cuando salió mi biografía se intensificó, porque la hicieron bandera de causas que no tenían nada que ver con ella, como intentar asegurar que era de izquierda o lesbiana. Pero aunque les pese, Alejandra no era bandera de nadie. No había cosa que le importara menos que la política, y cualquier persona que haya leído sus Diarios lo sabe. Lo mismo con su sexualidad, ya que ella era definidamente bisexual.
APU: A la hora de escribir una biografía ¿cómo se logra discernir qué cosas son parte del mito y qué cosas son parte de la realidad?
C.P.: Te vas dando cuenta. Al hablar con tanta gente vas atando cabos y más cuando entrevistás a personas como a su amiga Olga Orozco que sabía perfectamente cómo eran las cosas. A la hora de escribir una biografía hay que ser muy cuidadoso. No podés escribir chismes sólo porque alguien te lo dijo en privado. Menos con cosas serias y graves. Puedo darte el ejemplo del tema de su aborto en París, algo que mencionamos en la biografía porque ella misma lo menciona en sus Diarios. Pero de ahí a decidir hacer amarillismo contando de quién fue el embarazo no lo pienso hacer nunca. Por una simple razón: ella no nombra a esta persona en ninguna entrada del diario, ni siquiera colocando sus iniciales.
APU: ¿Por qué creés que sus Diarios aún no fueron publicados de manera completa?
C.P.: Cuando se publicó la primera versión de los Diarios sucedió que la familia de Alejandra pidió que por favor no se mencionaran cosas sobre gente que estuviera viva. La familia marcó el punto hasta dónde se podía hablar. Es por eso que la primera edición de los Diarios es tan corta si la comparamos con la edición del 2013. También es verdad que la primera versión estuvo bastante mal editada. Porque sucedió entre otras cosas que Alejandra había realizado una reescritura de muchas de las entradas para publicarlas algún día y la editora, que fue Ana Becciú, mezcló el diario en bruto con estas reescrituras.
En la edición de 2013 sí se encargó de ordenar todo pero aún así hay muchísimas cosas que no están. Es un debate eterno el preguntarse qué se publica y qué no de un diario íntimo cuando ya ha muerto su autor. Es la gran ironía de la escritura, los autores nunca escriben más que después de muertos. Hay ideas muy diferentes respecto a esto. En mi caso cuando me tocó encargarme de editar la poesía completa para Corregidor decidí no incluir su primer libro La tierra más ajena porque la propia Alejandra en una carta abjuraba de ese libro. La realidad es que hasta el momento ni la poesía, ni la prosa ni los diarios fueron publicados completos. Hay muchos inéditos que nunca se han publicado hasta ahora.
APU: ¿Entoncés podríamos decir que todavía hay mucho por descubrir del universo Pizarnik?
C.P.: Absolutamente. Yo ya estoy mayor y ahora es el turno de que las generaciones más jóvenes sean las que se encarguen de continuar con la investigación. Dentro de la cantidad de inéditos hay textos que considero muy importantes y que me gustaría que se publicaran algún día, como lo son sus autoficciones. Son textos muy lindos e interesantes. Sin dudas todavía queda Pizarnik para rato.