"Crónicas extraordinarias": Ray Bradbury para pensar la pandemia y ¿la pospandemia?
Por Juan Cruz Guido
Todos los sábados a las 20 horas en el Sportivo Teatral se está presentando una relectura de la novela Crónicas marcianas del gran escritor de ciencia ficción estadounidense, Ray Bradbury.
La puesta en escena realizada por el elenco de La Ponedora, el último milagro, propone un recorrido ecléctico a través de un simulador de viajes temporales, con distintas escenas de la histórica obra de Bradbury.
El resultado es una composición coral donde cada uno de los intérpretes profundiza en el aislamiento, la soledad y la distopía de un mundo donde el futuro llegó hace rato y todo un palo, ya lo ves.
Alguna vez otro de los grandes escritores de la ciencia ficción del siglo XX, Phillip K. Dick, planteó que en realidad sus relatos no imaginaban mundos o futuros lejanos, la base que movía sus historias era la actualidad y el presente que lo asediaba. Así los personajes y sus interacciones eran una ilustración de lo que él percibía en la cotidianidad.
En ese sentido, Crónicas extraordinarias trabaja la inoxidable actualidad de los postulados de Bradbury. Uno de los personajes está desesperado por alejarse de la tierra y viajar a Marte, con los demás “humanos de bien”. En un contexto histórico donde los billonarios estadounidenses promocionan viajes turísticos al espacio, y la consecuente privatización del mismo, el monólogo comienza a tomar una profundidad perturbadora.
Una pandemia que nos aisló de nuestro alrededor, que nos expuso a un déficit de lo real, se ve reflejado en otro personaje que duda de si lo que está viendo y viviendo, su vida en Marte, es real.
El proyecto que conduce Ana Lucía Rodríguez nació como un trabajo audiovisual, que se estrenó en capítulos durante la pandemia, y ahora desembarcó en el Sportivo Teatral.
“La experiencia del año pasado para mí estuvo muy marcada por ser el inicio de la pandemia, en donde todo fue hecho de manera remota”, destaca la directora. “Ensayábamos con los actores por Zoom o por Skype, no los podía ver y todo estaba tercerizado, era indirecto. Pero cuando tuvimos el resultado de ese trabajo nos dimos cuenta de que teníamos una obra que hacía mucho eco con lo que estaba ocurriendo y con lo que sigue ocurriendo”.
La obra propone una recorrida no solo mental y ficcional, sino que los cuerpos se mueven por todo el espacio teatral, guiados por una asistente del futuro. “Para mí este es otro lenguaje con respecto a la versión audiovisual”, señala Rodríguez. “Pasamos de la perspectiva plana que genera la pantalla a la idea tridimensional”, apunta. “Justamente en la puesta yo quise enfatizar eso: la idea del recorrido, tratar de hacerlo lo más presente posible en vez de estar enfrascado, en contraste a la experiencia del año pasado”.
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