"El marido de mi madrastra”, relatos de Aurora Venturini
Por Gito Minore | Ilustración: Brenda Greco
Desde hace unos años a esta parte, el nombre de Aurora Venturini se ha instalado en la literatura argentina y a medida que pasa el tiempo, adquiere cada vez más fuerza. La presente reedición de El marido de mi madrastra (Tusquets editores), así lo ratifica.
Los dieciséis cuentos que conforman el volumen están poblados por una serie de personajes siniestros, monstruosos y desopilantes, propios de una imaginación exaltada y prodigiosa como la de Aurora. Desde una maestra jubilada que se enamora de un ventrílocuo, hasta un matrimonio que se dedica a infringirle castigos de toda índole a la hija, puede pasar lo impensable. Incluso el gozo sexual de una mujer con el contacto de una tortuga.
El espanto y la angustia conviven bajo el mismo techo, donde también tiene lugar la humorada. Así, lo grotesco se convierte en el gran motor de una narración capaz de llegar a lugares que, por inverosímiles que parezcan, no son por ello menos disfrutables. Más bien todo lo contrario: invitan a querer ver que hay más allá. La autora no teme a los límites sino que se burla de ellos con una escritura que no ofrece respiros. El placer que se saborea en estos cuentos es justamente aquel que le abre la puerta a nuestro lado más oscuro.
La obra de Aurora Venturini para muchos resultó una revelación, una rara avis dentro de la constelación las letras nacionales, aunque distó diametralmente de serlo. La escritora, quien alcanzó fama y reconocimiento recién a los 85 años, al recibir el “Premio Nueva Novela Página/12-Banco Provincia” en el año 2007, por Las primas, ya había construido una sólida carrera literaria sostenida por más de treinta libros poesía, narrativa y ensayos, publicados, en Argentina y Francia.
El marido de mi madrastra, editado originalmente en 2012, a su vez recoge en sus páginas un volumen menor que había salido en 1997 llamado Hadas, brujas y señoritas.
Una excelente oportunidad para quienes ya venimos leyéndola y a su vez, una gran opción para quienes aún no la conocen.