En primera línea: Marco Sepúlveda, el fotógrafo que cubrió las revueltas chilenas de 2019
Por Camilo Carbonelli
La historia de Marco Sepúlveda comenzó cuando su padre cae preso por la dictadura de Chile en 1973. Luego de su liberación, junto a su familia, se exilió en Estocolmo, Suecia. Allí, Carlos se inició en la fotografía y estudió economía. En 1988, volvió a Chile por seis meses para documentar el plebiscito a favor o en contra de Pinochet. En 1996 volvió definitivamente al país vecino.
Durante las violentas represiones de 2019, surgió en Chile la “primera línea”, grupos de personas que se enfrentaban a las fuerzas policiales para proteger a la población que se manifestaban.
Marco Sepúlveda cubrió esas manifestaciones, lo cual quedó plasmado en el libro Primera línea Chile, que se presentó en 46° Feria internacional del libro de Buenos Aires.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Por qué decidiste volver a Chile y cuál fue el impulso de fotografiar las manifestaciones del 2019?
Marco Sepúlveda: Desde que llegué a Chile en 1996, siempre me llamó la atención el nivel de abuso que había con la gente. Era un problema que en los países nórdicos no se veía. A lo que me refiero es a la estratificación social de la sociedad chilena que yo lo llamo a esta altura casta. Era impresionante, por ejemplo, había una secretaria que no se podía tomar una cerveza conmigo, porque no le alcanzaba para tomar una cerveza y prefería gastarlo en comida. Entonces, los diferentes estratos sociales no se puede vincular entre sí, por un tema de recursos. Chile es un país muy estratificado socialmente en base a los recursos que se tiene y así se vive hoy en día. El que tiene un auto, el que tiene el auto más caro, la mejor marca, desde el televisor a los zapatos; todo funciona así en Chile. Siempre me pareció que eso no podía durar, que iba a explotar en algún momento, y ocurrieron las protestas de 2019. Inmediatamente me vine a Chile, entré a mi casa, saqué la cámara fotográfica y salí a documentar lo que ocurría en las calles.
APU: ¿Con qué situación te encontraste en las manifestaciones?
M.S.: Todo lo que le pasó a mi padre y familia, todo esto queda en la retina de uno. Cuando salí a la calle a sacar fotos me topé con lo que estaba ocurriendo y era algo muy potente. Me tomó tiempo a decidirme qué voy a fotografiar, porque puede pasar que uno saque muchas fotos y después las fotos quedan guardadas y uno nunca supo por qué sacó esas fotos y para qué. Entonces me di cuenta qué era lo que quería fotografiar, porque tuve un evento importante en el inicio donde he visto jóvenes en primera línea enfrentarse a la policía. Era un acto suicida, ellos no tenían armas, tenían escudos y piedras en la mano, pero la policía estaba a cincuenta metros disparando balines, gases lacrimógenos. Una asimetría total respecto a las fuerzas.
APU: ¿Qué te llamó la atención de la primera línea? ¿Eran grupos organizados?
M.S.: Surgió espontáneamente la primera línea. Al inicio hubo mucha gente herida que vi caer y muchos de ellos al principio no tenían mascarillas contra gases, no tenían antiparras para cuidarse los ojos. En ese contexto quería documentar qué era lo que pasaba en primera línea, quiénes eran estos jóvenes y por qué estaban ahí. El canal de You Tube me ayudó mucho para difundirlo, no a cualquiera dejaban sacar fotos en primera línea porque muchos jóvenes los detenían arbitrariamente y los secuestraban, entonces había muchos infiltrados de la policía.
APU: ¿Cómo te relacionaste con ellos?
M.S.: Subía en el canal las entrevistas que le hacía a los jóvenes de primera línea con respecto al movimiento social y el rol de ellos y cuando yo me acercaba al inicio me preguntaban quién era yo. Porque a los fotógrafos los echaban para que no documenten a los que estaban luchando contra la policía. Les mostraba mi canal sacando mi teléfono móvil. Muchos de ellos ya habían visto mi canal y estaban suscriptos y me conocían. Después con el pasar de los días llegaba ahí y me saludan, ahí ya todos estaban con mascarillas, antiparras, se acercaban y me felicitaban.
APU: ¿Qué edades tenían? ¿Eran estudiantes, trabajadores, desocupados?
M.S.: Eran estudiantes los que estaban en primera línea, mayormente universitarios y secundarios. Chicos de entre 12 y 13 años hasta los 40 años. Estar adelante era muy complicado porque cuando está el piquete (son grupos de policías camuflados que corren contra la gente para detenerlos) si no tenías un buen estado físico seguro caías. Por eso eran muchos jóvenes .
APU: ¿Cómo te posicionabas y te movías para tomar fotos en la represión?
M.S.: Se requiere mucha intuición. Generalmente siempre estaba en el medio pero en un costado, mirando lo que ocurría; ahí me dejaban estar y sacaba las fotos. Por supuesto no pasé desapercibido por la policía, me dispararon perdigones y lacrimógenos.
Fue muy riesgoso, necesitaba esa imágenes, ahí no podías tener miedo. Si entrabas con miedo cometías mucho errores.
APU: ¿Te sorprendió alguna foto de las que sacaste?
M.S.: Usaba tres cámaras, un casco con cámara GoPro en la cabeza y con un control de remoto que se usa en la muñeca donde la prendo o la apago. Entonces me movía por todos lados con la cámara encendida cuando estaba dentro y cuando salía apagaba la cámara. Entonces con la GoPro me encontré con muchas sorpresas. Además de sacar fotos, donde grabo cosas que la verdad yo no las tenía en mente y en cuanto revisaba los videos me encontraba con sorpresas. Hay varias fotos así, por ejemplo, hay una foto de un joven que tiene una molotov y estaba al lado mío. Después me di cuenta que el joven sale del lado izquierdo con la molotov corriendo para tirarle a los carabineros. Esa foto está en el libro. Por supuesto puse al joven de modo que no se lo pueda identificar, porque en Chile tirarle una molotov a un policía son tres años y un día preso.
APU: ¿Cuántos muertos y detenidos hubo?
M.S.: En todo Chile hubo alrededor de 35 muertos y en el sector donde yo estaba hubo 10 muertos. Siguen habiendo detenidos hoy en día, el gobierno actual se está peleando con Amnistía por estos jóvenes que todavía están detenidos y lo peor es que están detenidos sin pruebas. En Chile se podían detener a los jóvenes, encerrarlos, a la espera de un juicio. Ya llevan más de dos años a la espera de un juicio.
APU: En las fotos resaltan los escudos con símbolos que utilizaba primera línea.
M.S.: En el tema de los escudos había mucho simbolismo y eso me tomó mucho tiempo investigar. En el libro está explicados todos los símbolos. Hay un escudo que me costó muchísimo encontrar qué significaba, porque tenía unas rayas que parecía mucho el símbolo mapuche, pero no era mapuche. Luego lo encontré y era un símbolo Vikingo, que en aquellos tiempos se lo dibujaban en la frente. No tenían miedo porque morir en batalla era un honor para los vikingos.
La vida en Chile
APU: ¿Qué se logró en Chile con esas protestas?
M.S.: La lucha de estos jóvenes fue a través de todo chile desde Karika hasta Punta Arenas. En todas la ciudades existía una primera línea. Se fueron ganando batallas. Por ejemplo, se produjo un plebiscito para que la gente decida si quería una nueva constitución, y se ganó con casi el 80%. Se va a reemplazar la constitución de Pinochet, del año 1980. Eso fue una batalla. Ahora se está escribiendo la constitución y el 4 de julio debe estar lista para aprobarse o no. La derecha están en contra con el apoyo de los grandes medios.
APU: ¿El aumento del consumo es el gran impulsor de la economía chilena?
M.S.: El neoliberalismo en Chile hizo que mucha gente tenga un crédito. Hoy en día cualquier persona mayor de 18 años, aunque no tenga un trabajo o un ingreso, tiene una tarjeta para poder pagar a crédito. Y la gente compra de esa forma. A medida que el tiempo fue transcurriendo, y especialmente ahora cuando fue la pandemia, muchos chilenos se dieron cuenta de que el tema era serio. El neoliberalismo no soluciona los problemas sociales. Se necesita del Estado y de las políticas públicas.
APU: En las últimas décadas Chile creció económicamente, así como redujo su pobreza. ¿Por qué creció el descontento social?
M.S.: En los 90 teníamos un PBI per cápita de 9 mil dólares y ahora está en 21 mil dólares. Pero ese crecimiento se lo lleva la oligarquía de los más ricos. El uno por ciento más rico se lleva el 30 por ciento de los recursos. Entonces qué es lo que pasaba. Los trabajadores cobran una miseria pero la gente suprimía eso que les faltaba con la tarjeta de crédito, que era gratis. Entonces la gente vivía y vive endeudada. Cuando se habla de crecimiento, se necesita que se reparta socialmente. El pueblo chileno se dio cuenta de que eso no va más. El mercado no le resolvió los problemas a la gente.
APU: ¿Cómo ves el panorama actual de un presidente de izquierda como Boric?
M.S.: Boric es la consecuencia de las luchas sociales en las calles. Yo voté por Boric, tengo muchas expectativas de que el programa que se planteó lo lleve a cabo o por lo menos que veamos que efectivamente trata de hacerlo. Porque la derecha va a querer sabotear todo. Esperemos que no pase como otros líderes que asumen de izquierda y terminan cooptados por el gran capital.
APU: ¿Boric es una izquierda diferente a los que se puede decir de Ortega en Nicaragua o de Maduro en Venezuela?
M.S.: El programa de Boric, en lo básico, es un programa socialdemócrata que pretende “cosas básicas”: que la gente cuando envejece tenga una pensión digna para vivir, que sus hijos puedan estudiar sin que les cueste una fortuna. Que en Chile la salud pública sea digna. Son los temas fundamentales que estamos trabajando y que queremos. Se puede llevar a cabo sin radicalizar nada, pero se necesitan recursos. Se está presentando una reforma tributaria para que los más ricos paguen más o que la minería pague más impuestos. Esperemos que se pueda hacer.