Fontova con APU en 2009: música, política y drogas
Fontova Presidente (entrevista al Negro Fontova)
Por Joe Cornejo y Enrique de la Calle
Horacio Fontova no necesita presentación. Es un artista reconocido de la cultura popular argentina. Vinculado a la revista contracultural Expreso Imaginario de principios de los 70, auto exiliado en la dictadura, rockero en los 80 (es el único aparte del Indio Solari que fue voz de los míticos Redonditos de Ricota), protagonista del cinismo risueño de los 90 en Peor es nada y activista social pos- 2001. Esta primera parte de la entrevista alterna (de forma desordenada) corrección política y humor incorrecto, con la insustituible labor de su mujer Gabi, que hace las veces de ayudamemorias.
Agencia Paco Urondo: ¿De dónde viene tu compromiso político?
Horacio Fontova: Fue más o menos creciendo. En el 76 hicimos con un equipo Expreso Imaginario, yo era director de arte. Los directores eran Pipo Lernoud y Jorge Pistochi, ahí empezó una resistencia pero que estos boludos (los militares) ni siqueran consideraban peligrosa. Nos venìan a vigilar, eso. En el 78, me fui a Colombia. Yo siempre fui anarco – hippie. Con esas ideas digiovanescas, no querer obedecer, ese es el principio de los anarcos. Y cuando volví el hippismo fue desapareciendo y las cosas se fueron poniendo más densas. Había que jugar y mostrar cómo es uno. Y a partir de ahí empecé a colaborar con las cosas que me parecen dignas, cantando, mostrando la jeta, etcétera. Estuve una bocha para las fábricas recuperadas, Impa, Bruckman, Zanón, después con el Negro Walter en Domínico, con la gente del Movimiento Evita.
APU: ¿Y cuánto estuviste en Colombia?
HF: Un año, en Sivatera, a 80 km. de Bogotá. Laburaba en diseño gráfico, pero empecé a extrañar. Volví de a poquito, con mochila al hombro, el viaje tomó dos o tres meses y siempre me cruzaba con gringos, mochileros de todas partes del mundo hasta Villazón. Ahí se acabó todo. El único que entré fui yo. Fue horrible. Colombia es un lugar denso, pero las cosas están claras. Mucho más sangrientos, pero sos o no algo. Y acá era esa paranoia, si aparecías en una agenda…
APU: ¿Tuviste amigos desaparecidos?
HF: Sí, varios, yo soy egresado del Pellegrini. Una compañera, Sosa, una mina que te ayudaba, te pasaba machetes en las pruebas. Además tuve una pequeña amistad con Haroldo Conti, teníamos novias en el Colegio nocturno de Callao y Corrientes, hasta que… adiós. Volví en el 79 y me empecé a dedicar a la música. Ahí compuse Me tenés podrido, para estos hijos de puta, pero como en el Expreso no le dieron importancia. Yo me di el gusto. ¿Escucharon el tema que le hice a Bush? Bueno, ahí llegó la democracia, el destape. Se dio algo que ahora se acabó, un caudal de música, de teatro, explotó la cosa, el café concert, el lugar que más me gusta, había de miles. Ahora está la cosa de megarecitales.
APU: Después de Cromañón se puso jodido.
HF: Claro, por eso laburo mucho en las provincias. Estuve en Rosario, Córdoba, Jujuy y me fui a Montevideo. Encima ahí un papelón con el humo. Los uruguayos son divinos, son como hermanos, pero el sábado ese no se veía el río. Si fuera la cosa al revés, ya volaban misiles, era la guerra. Encima hinchando las bolas por Botnia. En cada corte pedía perdón por el humo.
APU: ¿Y el boom de las drogas a principios de los 80?
HF: Eso venía de antes, sobre todo los hippies. Pero era el porro, la pepa, cuando eran pepas, no anfetaminas. Después empezó la merca, el fumo ahora hasta se usa para paliar el dolor de los que hacen quimio. Y mirá curiosamente el apogeo de la merca, que es todo lo contrario al fumo, se da después de estos soretes.
APU: Justamente tenemos un amigo muy metido en las organizaciones guerrilleras que cuenta que el genocidio y el fin de la militancia le pegó por el lado de la merca. Casualmente ahora hace un tiempo que salió de todo eso. Fue su manera de sustituir ese vacío.
HF: Hubo muchos casos, yo nunca fui un militante activo, más bien hippie anarco, pero los que sufrieron muchos el procesos, quedaron desagarrados y se fueron para ese lado, “eh, vamos a darle”.
APU: ¿Cómo siguió lo de la música?
HF: Armamos un grupo llamado Fontova y la Foca, que era Edy Rodríguez, también de Expreso imaginario. Luego fue el Fontova Trío con Carlos Mazzanti (bajo y coros), y Fena Della Maggiora (percusión y coros), después se sumó Daniel Melingo (vientos), el cuarto del trío. Un divino. Habrá durado tres o cuatro años. Después arrancó Fontova y sus sobrinos que duró trece años.
APU: De ahí es el disco Fontova Presidente.
HF: Claro, el vivo de Obras. Fue en el 89, justo en el medio de la campaña proselitista, hicimos coincidir el Obras ahí. Invadimos toda la ciudad de un afiche mío en la posición del Tío Sam, mezclado con los otros con la leyenda “Fontova presidente”.
APU: Un delirio. ¿Y el menemismo?
HF: Y fuimos cagados, teníamos mucha esperanza. Pero somos un Pueblo muy engañable, sobre todo acá en la Capital. Acordate que acá nunca ganó Perón, compramos espejitos.
APU: Vos eras hippie, pero tenías una simpatía con el peronismo.
HF: Sí, mis viejos eran re peronistas y yo siempre estuve ahí. En casa estaba la foto del Pocho en el caballo pinto, en un cuadro así. Uno viene de ahí, nunca milité, siempre colaboré en lo que pude. En la medaida ques e iban dadno, pero con el correr del tiempo se agudizó, con Madres, con las dos líneas, con Abuelas.
APU: ¿No te preocupa que te asocien al kirchnerismo?
HF: Nunca me dijeron nada, siempre anduve por ahí, trato de que se me catalogue por una cuestión básica.
APU: Pero ¿a qué le decís que sí y a qué no?
HF: Siempre dije que a Canal 9 y a Radio 10 no iba. Me han llamado de Mariano Grondona, pero si voy es a inmolarme como un iraní (risas). A esas cosas dije que no. Pero esos límites… ahora el PCR no sé, porque desde que estuvieron en la Plaza con las cacerolas… El Perro Santillán que fue uno de los impulsores de la Corriente Clasista y Combativa (organización territorial del PCR) me dice, “sacame de ahí”.El Perro fue uno de los fundadores y se fue a la mierda. Ahora es el director de la Comisión de Derechos Humanos de la Municipalidad. (Fontova mira a sus gatos:) Son medios putos estos dos… hoy se pelean pero vienen durmiendo juntos.
APU: Están franeleros. ¿Durante los 90? ¿Peor es nada?
HF: Fue una idea del petiso Guinzburg, porque ya me habían invitado varias veces a la Noticia Rebelde, y siempre se armaba bolonqui. Y me hinchaba, me decía hagamos algo en la tele. Como nos cagábamos de risa, era alucinante.
APU: ¿Cómo viste el menemismo?
HF: Cuando empecé a ver la mescolanza de los 90 con Méndez (expresa: ¡Pugliese!, el antimufa de los músicos), María Julia, no me acuerdo en cuál de las elecciones, dije voto a Martínez Raimonda, un viejo paquete, teñido, pituco. Los votamos tres más. Al petiso, un par de veces lo apretaron, no me acuerdo bien, la memoria se me calcificó por el L. Casei Defensis. Una vez fui a apoyar una protesta frente a Economía y se me acerca una especie de Astiz y me dice “vos, no jodás”. Al petiso, que estaba más de responsable en la cosa, le dijeron que aflojara el acelerador. Lo que queda del menemismo es el humor tinelesco, la burla, mostrar minas como objetos. El buen humor queda en Capusotto, el único que vale la pena. El humor político no existe hoy. Por ahí alguna cosa muy alocada de Capusotto. No existe, pero debería.
APU: ¿Por qué te parece que no hay humor político?
HF: No tengo la más puta idea, pero me parece que la gente está muy confundida. Sobre todo con lo del cacerolazo, la gente está muy engañada. El campo siempre fue la oligarquía, ¡los malos!, desde el 55, el campo, la Sociedad Rural, los gorilas. Esa es clarito, los viejos gorilas, dicen “no, no digas golpistas”. Sí, hermano, el germen de la mierda. Y acá, Capital es el centro del gorilismo. Esas señoras (actúa) golpenado el wok. Y de repente entre medio de eso alguien dice (falsea la voz) “Muera Chávez”. La gente debería estar un poquito más informada, ¿viste? En algunos lugares acusan a los medios de oficialistas, y todo lo contrario. Un berenjenal, quieren confundir y lo logran. Me gusta meterme en los correos de lectores de La Nación, uy, Crítica ahora, es para mojar el pancito. Cada pelotudez. Es complicado saber bien qué pasa, pero a grandes rasgos tenemos a los gorilas y tenemos a los compañeros. Después derivemos las cosas parte por parte. (Agencia Paco Urondo)