Francisco Serra Cruz: “Frente a las fuerzas incontenibles de la destrucción, yo canto”
Francisco "Paco" Serra Cruz presentó el lanzamiento de su nuevo disco, Canción Guardada, y habló con AGENCIA PACO URONDO de todo el proceso que significó hacerlo.
Agencia Paco Urondo: Primero vamos a ir a lo más obvio, elemental y evidente que es saber de dónde venís y cómo arrancaste en la música. Todas preguntas obvias para después ir a algo más sofisticado y orientado a tu obra, influencias y elecciones de sonido. Contanos cómo arrancas a tocar, cuáles fueron tus bandas o qué es lo que te llevó a la música por primera vez.
Francisco Serra Cruz: Mi nombre es Francisco Serra Cruz, tengo 27 años. Vamos por partes, primero por cómo empecé a tocar. Qué bueno recordar esto porque hay muchas cosas para rescatar de la música que empecé a tocar, también. Empecé a tocar la guitarra a los 13 años. A esa edad había visto un DVD de Woodstock donde tocaba Jimmy Hendrix. Lo había comprado mi hermano en la feria y lo vimos entero muchas veces, pero me acuerdo patente que la primera vez que lo vi, Hendrix me pareció alguien a quien seguir o como ser. Pensaba que tocar la guitarra era re fácil, él arrastraba la mano y lo hacía sonar increíble. Pensé que eso era tocar la guitarra, pasarla re joya. En ese recital, él toca para 2500 personas, medio que se estaban todos yendo, pero todos sabían quién era él. Empecé a tocar la guitarra pensando en él, pero después me di cuenta que él no era como yo. Está buenísimo, la música es ese viaje de autoconocimiento. A mí me ayuda a bajar un montón y conectar una banda con el cuerpo porque no es algo que las demás cosas logren hacer, más si laburás todo el día. Después empecé a tocar la viola y los temas del Pity. Justo lo estoy volviendo a escuchar, qué buenos temas tenía, medio tanguito, esa idea de hacer canciones. También escuchaba los Beatles y Almendra. Medio fan de ambos. Cuando sos adolescente, sos un fascista. Te apasionás.
APU: Cada generación tuvo sus Beatles. Para algunas generaciones fueron los Beatles, para otras Joy Division, para otros Nirvana o Rodrigo. Son etapas que están buenas atravesar, uno hace pie en algo y después si quiere descubre otras músicas. Después de ese primer acercamiento a la música, ¿qué te llevó a tener ganas de tocar un instrumento?
F.S.C.: Sí, lo loco y absurdo es que uno piensa que eso es normal. Digo, en nuestro plano es normal porque está buenísimo y lo podemos hacer. A esa edad uno es bastante obtuso y piensa que todos viven en la misma dimensión. Ahí uno se enoja y se hace rockero, ¿viste? Yo pretendía que el mundo sea distinto, sigo pretendiendo eso, pero ahora estoy más grande y sé que para poder decir ciertas cosas tenés que construir. No alcanza con que yo desde Padua me ponga a gritar, si no parezco el papá de Homero en el recorte de diario: “Un hombre le grita a una nube”. Tenés que generar un aparato para poder decir las cosas. Para mí, el desarrollo artístico pasa por ese lugar, por desarrollar un aparato para decir lo que pensás o tu perspectiva de mundo, del futuro y del pasado.
APU: ¿Qué sería desarrollar un aparato? ¿Tener una plataforma desde la cual pararte (digo, cantidad de gente que te escucha o referencias a un tipo de música)?
F.S.C.: Principalmente, la semilla de todo eso es hacer. Digo, las cosas son consecuencia “de” y no de otra manera. Hacer buenos temas y buenas canciones, eso es principalmente para mí un aparato. En realidad, volviendo a lo que te decía antes de por qué empecé a hacer música, yo quería decir lo que pensaba. Uno es adolescente y al principio se enoja y después empezás a aprender. Seguir pensando que en ese momento eras re genial, tiene un toque de ignorancia ¿viste? Cuando miro a los pibes pienso que se tienen que equivocar, sino no va a pasar lo que tiene que pasar. Y estoy re contento de haber pasado por todas esas cosas porque son parte.
APU: ¿Y en esa línea no están también los proyectos anteriores que son una intermediación para llegar a este momento?
F.S.C.: Sí, yo empecé tocando con mi hermano en un dueto de guitarras eléctricas que se llamaba Amado Boudou. Hay dos canciones de ese proyecto que suenan en el disco: “Libélula” e “Hijo Luna”. “Libélula” cambió su estructura y a “Hijo Luna” le agregamos una estrofa. Fue idea de Javi Sánchez, productor del disco, que es un gran cantante y compositor.
APU: ¿Cómo aparece Javier en tu vida? ¿Cómo empezás a vincularte con él?
F.S.C.: Por eso hablaba del aparato que uno va construyendo. No, con una carga negativa o peyorativa. Me refiero al hecho de ir construyendo un escenario, no de ir midiendo sino de ir viviendo. Uno va pasando porque va buscando.
APU: ¿Relaciones musicales, relaciones artísticas?
F.S.C.: Andan todos buscando. Yo militaba en Músicos con Cristina y él militaba. Bah, tanto no militaba, sino que iba a tocar ahí. Igual, la palabra militancia está un poco falseada.
APU: Bueno, uno puede militar de diferentes maneras y no necesariamente de la forma clásica u ortodoxa.
F.S.C.: A veces confunden la caridad con militar.
APU: Trabajo no pago con militancia, ¿a eso te referís?
F.S.C.: No, me refiero a la caridad de Juliana Awada o de la Revista Caras cuando hacen una cena y juntan plata para un comedor. Eso no es militarla. Muchos piensan que militar es eso. Militar cualquier cosa. Todo es caritativo porque el ser humano se posa por encima de otro que está peor y hace una gala con eso y así en todo lo que hace. Ayer estaba escuchando a Leonard Cohen después de ensayar con Dani, él no lo conocía, tiene 21 él, es re chico. Lo escuchamos y quedó impactado. No sé si te gusta la primera vez que lo escuchás, pero quedás flasheado. Cohen decía: “La forma en que hacés la cosa es la forma en que lo hacés todo”. No como juzgándolo sino diciendo fijate, capaz que si lo pensás seguramente se escuche o se sienta. Ojalá que la música que hago se sienta como yo la siento.
APU: Estamos en una época en que la música está en una determinada velocidad y este disco te pone en otra temporalidad, como si te propusiera un remanso, una especie de paremos y vayamos a otra velocidad.
F.S.C.: Me parece que es algo que estaba guardado y que de pronto viene a proponer es… hablando de un libro de Byung-Chul Han que se llama El aroma del tiempo que dice que uno tiene que aprender a demorarse en el saborear de los momentos. El aroma, el sabor es lo que te obliga a reflexionar. Parece que es un fragmento de belleza que te invita a reposar en un momento del tiempo. Viste que, recién te decía en chiste que 120bpm quedo anacrónico. Más allá de eso, que es un poco chiste y a la vez no es un chiste, lo que esta rápida es la vida, la vida es la que está yendo a un pulso. El trap no es rápido, no es Los Ramones o Dream Theather, tocando a una velocidad de negras porque les gusta desafiarse, ni a palos. Son canciones re lentas, medio reggaetón.
“El desarrollo artístico pasa por ese lugar, por desarrollar un aparato para decir lo que pensás o tu perspectiva de mundo, del futuro y del pasado”.
APU: Bueno, muy del porro ¿no?
F.S.C.: Justo estaba bajoneando la comida como un loco y vos me decías Byung-Chul Han y pensé que loco, ¿no? porque para mí fue como una luz, una lamparita. Ahora está de moda el porro. Digamos la verdad. El sistema, como de tantas cosas preciosas, las agarró y la está pijeando en la cara. El porro está buenísimo, pero ahora lo que están haciendo es una manoseada, como manosean todo. Todo es al extremo, ahora te tenés que fumar un cañazo. Estaba comiendo sin disfrutar y era porque estaba de bajón. Y eso era la excusa para romperte todo comiendo. Y todo así, todo lo que te dan es para que te atraques. El disco o los temas no son para atracones porque no sería la forma, ojo que a mí me gustaría que se escuchen los temas. Y más allá de mi deseo propio, para mí fue terapéutico y fue frenar. Cuando antes decía lo de tener aparato… yo vivo inmerso y soy consciente del nivel de alienación que manejo y de golpe tener que grabar y tomarte el tiempo de descubrir la canción y de que las cosas van apareciendo. También empecé terapia y estoy justo con el tema del tiempo y lo que tardan las cosas.
APU: Decía uno medio newtoniano que el tiempo es distancia en un punto ¿no? Es lo que te separa un momento de otro y, básicamente, la vida tiene que ver con el transcurrir del tiempo y qué hacemos en ese lapso.
F. S.C.: Hoy le mandé un mensaje a Javi para juntarnos y me dice: “El arte del músico al final no era combinar los sonidos sino poder ordenar el tiempo”. Zarpado. Lo digo como una expresión de admiración y locura total, a la vez. Empezamos a vivir como los celulares. Bah, pretendemos. Ni a palos podemos vivir a esa velocidad. Hago música para poder decir eso y frenar un toque. A mí el disco me da sueño, ojalá a todos les pase eso. ¿Cuántas cosas te hacen dormir? Parece que hoy dormir está prohibido. La gente no duerme, sogea. No se va a dormir diciendo qué bueno sino porque no dan más y quieren que se termine el día y dormir está buenísimo.
APU: Lo que me pasaba cuando escuchaba tu disco es que me hacía acordar al folk y a Bob Dylan, pero, al mismo tiempo, al western y a la electrónica. Hay muchos géneros que conviven ahí. Podría ser un disco folk alternativo.
F.S.C.: Re. Yo soy alternativo. Lo venía diciendo en joda. El disco fue cerrar una etapa. Pero, en esto de autoreconocimiento, el disco fue un viaje a mi identidad. La vida es un viaje a saber quién soy y ese viaje es más piola si vas con buena música en el estéreo. Es mi forma de ver la vida. El disco es alternativo, totalmente. Alternativo, también palabra manoseada hasta el hartazgo. MTV 1991. Esa era la música que escucha cuando tenía 12, que me entraba por algún lugar. No soy fan de los Smushing Pumpkins pero me gusta mucho Cerati y hay mucho de eso acá. Él es muy alternativo, aunque pudo llevarlo a nivel mainstream. "Amor amarillo" o "Bocanada", por ejemplo. No puede evitar hacer canciones pegajosas. Es muy melódico.
APU: Sus melodías no eran tradicionales sino complejas…
F.S.C.: Que sobreestimada está la complejidad, igual.
APU: Él era un militante de la complejidad.
F.S.C.: Vengo diciendo “y toda la vaina” y me quedé pensando cómo linkeo. Pero me sirve para conectar con… volviendo a esto de la música que se escucha, no me quiero ir de ahí. Abordo lo alternativo, abordo la música que hago ya sea cualquier color que use… me interesa mucho la particularidad, la particularidad del sonido. Que sea particular, pero con una impronta propia. Y en eso, quizás, no se parece a mucha música. Ahora me doy cuenta de que tengo que salir a tocar y el sello dice que soy folklore, pero voy a una peña y no hago bailar a nadie, corta la bocha.
APU: No se ajusta estrictamente a las demandas del género…
F.S.C.: Claro, pero tampoco soy un indie. De hecho, casi todos los temas son 3/4, ya desde el vamos estoy divorciado con el indie. Y ojo que no es que no me guste, me gustan ciertas bandas. Yo antes pensaba que eso era ser independiente. Me re gusta el pop, me gusta la melo. En fin, soy alternativo.
APU: Alt folk, cuando salió Wilco y Arcade Fire se usaba mucho ese término.
F.S.C.: Me re gustan. Soy re alterno.
APU: Lo audiovisual atraviesa tu vida, más allá de la música. Siempre que grabás eso tiene una lógica. Y lo visual está presente en tus canciones también. Un western psicodélico que termina siendo una historia. Me gustaría saber cómo nacen esas narrativas donde parece que el cine está muy presente.
F.S.C.: Trabajo en cine, pero no consumo mucho cine. Pero vi mucha televisión y estoy muy cargado por las imágenes. Cualquier pibe que nació de los 90 en adelante y no está estimulado por las imágenes, no sé dónde nació. Me gustan las canciones que cuentan una historia y me parece un método interesante para pintar, si te digo cómo empiezo a dibujar pienso en el paisaje, cuando escribo pienso siempre en un escenario como en “Reina de Cochabamba”, donde planteo un personaje y un problema. Un escenario de ensueño y fantástico porque la historia es de una princesa que se enamora de un bandido del Perú. Yo trabajé filmando fiestas de la comunidad. El enemigo favorito siempre es el vecino.
APU: Cuando vos presentas los escenarios… uno podría hacer tranquilamente un escenario narrativo inserto en un flash metal. No es la situación. Vos estás haciendo una especie de western psicodélico y la música que le ponés tiene una cruza, también. Es audiovisual.
F.S.C.: Me empecé a dar cuenta, ahora que veo más pelis que televisión, que lo que más me gusta de las pelis es la música. Inconscientemente no me daba cuenta, es ver la música, las películas, cuando está bien hecha. Alguien dijo que “las palabras vienen a contaminar la música porque la música está ahí viva en todos lados y el ser humano es un medio más, cómo todo lo que habita en la tierra”. Le metimos letra, pero la música podría existir tranquilamente sin palabras. Me gustaba más la música y ahí fue medio como obvio, es un tema clásico, pero es re aspen también. Javi le hizo un arreglo divino con unos hicus, es Soda a los 80. Es muy ochentero.
APU: ¿Cómo pensás los videos? ¿Cuál es el sentido? El último está muy laburado, sin dudas, hay un crecimiento en la parte audiovisual. Hay elenco, hay una historia presentada, no sos sólo vos tocando la guitarra.
F.S.C.: Sirve para pensar como viene toda la música del disco porque el disco ya viene grabado. A mí me sirvió eso para esta búsqueda de la identidad y encontrarme en este momento. Un disco te permite darte un panorama de eso y uno puede seguir desarrollando un discurso, no como cuando sacás un single como cuando saqué “Mañas”. Esa experiencia estuvo buenísima, pero con el disco la intención es desarrollar una idea. Seguramente hagamos otro video y, si se puede, tres. Eso depende de seguir construyendo aparato, de un colectivo, de mi hermano que fue el director y de amigos que laburaron. Todo eso requiere un compromiso muy grande.
APU: Me parecería interesante que cuentes algunas cuestiones técnicas del proceso.
F.S.C.: Se grabó en Flores, en la casa-estudio de Javi Sánchez. Está esa teoría de que el hombre a través de la tecnología ha logrado avanzar tanto resolviendo cosas gigantes en lugares pequeños. Javier lo hizo de puro artista, de confiar en alguien y decir: “che, esto es valioso”. Y linkeo con lo que dije antes del tiempo, lo más valioso que tenés y Javi me lo dio. Produjo el disco y me cobró algo simbólico porque fue un acto increíble. Eso es la vida y te da… y ahí es cuando decís hay que hacer aparato. Aparato en ese sentido, de linkear. Lo que pasa es que está re manoseada la frase “hacer red”. Entré con mis prejuicios de la mano. Todo va muy rápido. Hay que aflojar la máquina. Uno no lo dice, pero después es difícil sostenerlo. El mundo es muy caótico. Hacer red es decir eso: “El mundo es muy caótico, pero hago red, hago algo”. Si estás estático, sos un lastre. El sistema nos fuerza para que no podamos, de eso se trata. Pero ese no podés te lo dicen con un “ahora podés”, viste que los evangélicos lo repiten todo el tiempo. Todo parece que tiene que pasar en tiempo presente y es incontenible. Frente a las fuerzas incontenibles de la destrucción, yo canto.
APU: Contanos cuáles creés que son las influencias del disco y las tuyas personales para crear.
F.S.C.: Los magos son de cierta forma, hay una carga de magia. Últimamente, lo tenía a Borges muy presente. Más allá de las diferencias ideológicas que puedo animarme a tener con él, cuando lo leía pensaba en cómo lograba transportarme. Esos magos que hicieron algo y nos convirtieron, aunque sea un segundo, como la música que tiene muchos hechizos, la tele transportación, el conectar con las emociones, el erizarte. Algo pasa ahí, la música te mueve. Y los que me movieron… me gustaría nombrarlos para que los escuchen otras personas. En el disco son de folk como Beck, Steve Nash, hay ganas de ir hacia esa dirección, esos colores y paisajes. Cada vez más pienso la música como una imagen. Estamos en una era que necesita expresionistas. Necesita armar de esa manera y está bien. Son colores, también. El Flaco, también, el folklore. Hay intenciones del folklore, del Chango Faria Gómez, de León Gieco. También es un lugar que me gusta mucho, el folklore. Lo tengo en un pedestal. Es un lugar divino, musical y emocionalmente. No pasa de moda, en el barrio donde yo nací escuchan mucho folklore. Hay modas como en una época fue Walter Olmos, pero la fija es el folklore, un domingo a la mañana escuchan “Eterno Amor”, de los Chalchaleros.
APU: Podríamos decir que hay un sincretismo cultural en los extremos.
F.S.C.: Sincretismo nada. Si nos ponemos a hilar fino, sincretismo es colonialismo. Tuvimos que disfrazar en lo que creíamos para poder sobrevivir. Fue una forma de colonialismo. Creo en Dios, pero tampoco me como esa. Asumo, pero también discuto. El folklore está adentro mío, cuando empecé a escucharlo fue cuando empecé a estudiar en la EMPI. Ahí me encontré con el folklore y lo empecé a tocar y me di cuenta que era mi casa. El folklore es la casa de todos. Tocamos más rock cuando agarramos la guitarra, pero el folklore está ahí. Si tengo ganas de poder lograr algo, me gustaría el folklore, chacarera, zamba. Atrás de eso, hay identidad. Una música que es riquísima. Argentina tiene una identidad que es la que yo conozco y defiendo inconscientemente. Argentina en su masa es peronista.
APU: ¿Te quedó algo por decir del disco?
F.S.C.: Hay una propuesta, el disco tiene que ser escuchado con todo lo que ello conlleva. Requiere o pretende de una escucha noble que no tiene que ver con el escenario sino de la disposición emocional que uno tenga con otro, porque soy otro que está buscando encontrarse en otros. Y para eso, voy haciendo sonido como una alarma. Así que eso, escuchen.