Gabriela Parodi, pionera del rock argentino: “Amo tanto este libro porque en él puse toda mi alma y humanidad”
Gabriela Parodi es cantante, compositora y quien marcó el camino entre las mujeres del rock nacional. En conversación telefónica con AGENCIA PACO URONDO reflexionó sobre Las mil vidas de Gabriela. Memorias de la pionera del rock argentino (2022) un libro biográfico editado por Marea Editorial que repasa su vida y obra y que fue presentado oficialmente en el mes de septiembre en la Biblioteca Nacional, en un evento lleno de emoción y reencuentros. Además, recordó su paso por París donde asistió a las revueltas que produjo el Mayo Francés, su amistad con el padre Carlos Mugica, el retorno a la Argentina para ser parte de la avanzada de música progresiva que la va a llevar a actuar al Festival BA Rock III y el Acusticazo, ambos realizados en 1972. Y también se refirió a su vasta discografía gestada mayormente en EEUU, país donde residió por muchos años, entre muchos temas más.
Agencia Paco Urondo: Tu niñez estuvo marcada por los constantes viajes que la familia tenía que hacer debido a que tu padre era diplomático ¿Qué recordás de esos años?
Gabriela Parodi: Que todo fue muy difícil. Ya que el estar permanentemente viajando, para mí significaba no poder echar raíces en ninguna parte, porque me hacía de amigos y luego los tenía que dejar yendo de un colegio a otro. Pasaron los años y estando en Irlanda decidí irme de casa e independizarme. Y el lugar elegido fue Francia aunque lo único seguro que quería para mi vida era el arte porque me gustaba escribir, actuar y la música. Entonces creo que fue bueno atender y otorgarle el tiempo a lo que mi alma me estaba pidiendo.
APU: Una vez en Francia, te empezás a desarrollar como artista pero también pudiste ser testigo en primera persona de uno de los acontecimientos contraculturales más importantes del siglo XX que fue el Mayo Francés en 1968. ¿Cómo fue esa experiencia?
G.P.: Llegué a Paris y después de un breve paso por el teatro comencé a escribir mis primeras canciones y a sacar los acordes en guitarra de temas de Bob Dylan, Leonard Cohen y de mi mentora Joni Mitchell, a quien desde siempre admiré su voz, su poesía y seguí sus pasos. Y como bien decís me tocó estar en el Mayo Francés, por supuesto compartiendo el mismo entusiasmo con que lo vivió mi generación. Pero también con el miedo que me daban las multitudes y la violencia de la represión en las calles. Por eso mis recuerdos tienen que ver más como el de una observadora desde adentro de aquel hecho histórico y de cambio brutal y fantástico que estaba ocurriendo.
“Tuve una relación de amistad muy linda e importante con el padre Carlos Mugica. Un rayo de luz y una mente brillante que me enseñó mucho en lo referente a la justicia social”.
APU: ¿Es verdad que en ese contexto conociste al padre Carlos Mugica?
G.P.: Claro, y tuve una relación de amistad muy linda e importante con el padre Carlos Mugica. Un rayo de luz y una mente brillante que me enseñó mucho en lo referente a la justicia social cuando él estuvo de visita en Francia. Después, el enterarme de su muerte en 1974 me confirmó lo que realmente siento y por qué estoy en contra de la violencia. No te olvides que vengo de los ‘60 con todos esos postulados de paz y amor. Es más, cuando me llegaban las noticias sobre los desaparecidos en Argentina no podía entender que la humanidad no pueda evolucionar. Por eso fue muy revelador conocer al padre Carlos, quien además en aquella oportunidad me invitó a viajar a Cuba con él y otras personas pero elegí quedarme en París.
APU: ¿Cómo fue que te insertaste en la escena del rock local cuando se dio tu regreso a la Argentina?
G.P.: Esa época que fue muy linda en mi vida y la recuerdo con mucho amor teniendo en cuenta que estuve solo cuatro años en el país, de 1970 a 1974 . Porque a pesar de la oscuridad que se vivía en la Argentina todo este grupo de gente del rock progresivo al que yo pertenecía lográbamos tocar y actuar. Haciendo recitales para que toda la gente que vivía la represión a diario pudiera ir a vernos y pueda desahogarse de alguna manera. Por eso es que además de la música siempre me gustó rescatar el vínculo que se generaba entre nosotros los artistas y el público. Ya que nos sentíamos uno en una auténtica comunión.
APU: ¿Cómo te llevabas con eso de ser la única mujer que cantaba rock en un ambiente dominado por hombres?
G.P.: Efectivamente fui la primera. Después de mí vino Carola Cutaia, quien también pudo hacer su camino en la música, tocando y grabando discos. Pero eso se dio justo cuando yo me estaba yendo a vivir a Los Ángeles (EEUU) lamentando que no hayamos sido contemporáneas para hacernos compañía como mujeres del rock. De todos modos, siempre me llevé bien con toda la monada. Nunca me trataron mal ni se me faltó el respeto, si dijera lo contrario estaría mintiendo. Por ejemplo, a los chicos de Orion’s Beethoven con quienes compartí varios escenarios, los recuerdo con mucho cariño. Eran tiempos donde no se usaban las drogas pesadas, a lo sumo se fumaba un porro y eso era todo. Y también de mucha inocencia, y si bien podíamos terminar alguna noche en el calabozo por tener las chicas una minifalda o los varones el pelo largo no sentíamos miedo, tal vez porque intuíamos que lo peor estaba por llegar.
APU: Participaste en dos festivales fundacionales del rock argentino. La tercera edición de BA Rock y el Acusticazo, ambos realizados en 1972 ¿Cómo fue vivir esos momentos?
G.P.: Yo era una inconsciente total porque eran muchas mis ganas de expresarme y dar a conocer mis canciones. La diferencia entre los eventos fue que en ese tercer BA Rock organizado en el predio del club Argentinos Juniors me mandé como si fuera uno más de los monos (risas). No me importó nada porque me sentía segura y respaldada por mi banda sonando a todo volumen. En cambio en el Acusticazo me pasó otra cosa. Recuerdo que mientras esperábamos detrás del telón nuestro turno para actuar le pregunté a León Gieco, a quien acababa de conocer, si tenía miedo. Y él me respondió que no, que estaba muy sereno y tranquilo. Entonces, de inmediato me di cuenta que yo era la que estaba asustada y que hice esa pregunta como queriendo transferir mis nervios. Tal vez porque en esa oportunidad no estaban mis músicos para acompañarme. De todos modos, el set que hicimos con Edelmiro Molinari y David Lebón estuvo bárbaro.
Debut discográfico
APU: En 1972 lanzás tu primer disco de estudio, que por estos días tendrá su reedición en vinilo. ¿Qué nos podrías contar acerca de su grabación?
G.P.: Que fue una grabación maravillosa porque además lo hicimos en vivo y en cuatro canales. Por aquellos años no existían todos los chiches que hay ahora en los estudios. Y tal vez por eso y porque teníamos menos tiempo para el registro todos pusimos lo mejor de nosotros. Furia cuando se necesitaba o dulzura si las canciones lo pedían. En síntesis, todos estábamos muy inspirados y creo que en el disco eso se nota.
APU: En ese primer álbum está incluido “Voy a dejar esta casa papá”. Un manifiesto hecho canción que por su contenido hoy se convirtió en un mensaje muy significativo.
G.P.: Fue muy fuerte escribir esa canción y yo lo cuento en el libro. Fue como hacer mi propia versión de “When I Get Home” de The Beatles. De todos modos, cuando miro para atrás siento que no lo volvería a hacer de la manera en que lo hice porque mi madre sufrió mucho. Vos pensá que le dejé un cartelito pegado en el espejo del baño diciéndole: “Me voy”. Motivo por el cual ella no quería verme más porque había hecho exactamente todo lo contrario a lo que se esperaba de mí, casarme y tener una carrera universitaria por ejemplo. En cambio mi padre creo que nunca se dio por aludido a pesar de lo explícito de la canción. Lo cual es bastante alucinante porque me hizo pensar lo desconectado que podría estar de la situación, es más a él le gustaba mucho el tema. Y como bien decís, con los años y los nuevos tiempos que corren para las mujeres la letra se volvió muy significativa.
Con destino a EEUU
APU: ¿Cuánto influyó el clima político y social tan complejo que se vivía para que en 1974 decidas irte del país?
G.P.: Mirá, yo me fui de acá no porque estuviera amenazada ni mucho menos perseguida, porque si dijera eso estaría faltando a la verdad. Aunque no niego que era un momento muy raro del país, en esa época vivíamos con Edelmiro Molinari en Vicente López y cada vez que pasábamos de capital a provincia por las noches, para ir o volver de actuar, nos paraban y hacían bajar del auto. Nos ponían contra la pared y nos apoyaban las ametralladoras en las costillas con el solo hecho de asustarnos. Te cuento más, como yo era asmática tenía mi aparatito inhalador que cuando me lo veían me lo sacaban pensando que tenía morfina o alguna otra droga. Hasta que una vez con Perón ya de regreso al país, se desató una represión en los alrededores de la quinta de Olivos en que los gases lacrimógenos se nos metieron en el departamento. Entonces nos miramos con Edelmiro y dijimos llegó el momento de partir, esto no da para más. Y viajamos a Estados Unidos en una época en la que todos los músicos que más admirábamos estaban en California, Crosby, Stills, Nash & Young, Joni Mitchell, Neil Young y tantos otros. A los que tuvimos la fortuna de poder ver en pequeños boliches y no lo podíamos creer. Por eso, más allá de escapar de ese clima tan difícil que se respiraba en Argentina los dos teníamos ganas de curtir toda esa música que estaba sonando en Norteamérica.
“En esa época (1974) vivíamos con Edelmiro Molinari en Vicente López y cada vez que pasábamos de Capital a provincia por las noches, nos paraban y hacían bajar del auto. Nos ponían contra la pared y nos apoyaban las ametralladoras en las costillas con el solo hecho de asustarnos”.
APU: Ya radicada en EEUU tuviste la posibilidad de grabar varios discos de estudio de los cuales me gustaría que nos hables en particular de dos de ellos, Ubalé (1982) y Detrás del sol (1997) ya que fueron muy elogiados y premiados.
G.P.: Detrás del sol es un disco muy luminoso y amable que me hace sentir muy bien y con el que gané premios importantísimos. Fue un trabajo que contó con luz propia desde que empezó la grabación hasta que salió a la venta. Y Ubalé también es muy importante por lo emotivo donde pude fusionar a los músicos de la costa oeste norteamericana con los argentinos que estaban residiendo allí. Y esa mezcla creo funcionó muy bien porque se unieron distintas sensibilidades musicales que se encontraron y terminaron conformando un gran álbum.
APU: Durante el tiempo que estuviste viviendo en el exterior. ¿Tenías algún registro o sabias que estaba pasando con el rock en Argentina?
G.P.: Es una muy buena pregunta. A mí me pasó algo que no fue muy lindo y que no tuvo nada que ver con Buenos Aires ni con la escena rockera local sino con algo más interno. Cuestiones ligadas a mi familia que no había podido solucionar y que me llevó a sentir un doloroso rechazo con la Argentina durante varios años. No obstante, ese corte con mi país me hizo muy bien porque pude ver quién era yo de verdad encontrando partes de mi vida que de otra forma tal vez nunca hubiera podida hallar.
APU: Luego y ya de vuelta al país, fueron muchos los años en que no supimos nada de vos. ¿Por qué decidiste volver a hacerte pública y visible?
G.P.: Cuando volví al país, fue muy decepcionante para mí llegar con esa trilogía de discos que hice con Bill Frissel y que nadie lo quiera editar. Un material maravilloso que se podría disfrutar en cualquier parte del mundo. Y la verdad, como me sentí rechazada actué como esos animales salvajes que se meten en las cuevas para ocultarse y salir de la vista de todos. Hasta que hace unos meses y gracias a Gabriel Patrono quise salir un poco a la luz cuando me sedujo con la idea de volver a los reportajes y a todo lo referente a la exposición. Y me hizo comprender cosas que yo nunca había advertido, lo cual me dio ganas nuevamente de participar en algo. Ahora que tengo Instagram por ejemplo, me pasan cosas muy lindas producto del contacto con los fans, el amor que me demuestran y las hermosas palabras que me regalan sobre la salida del libro.
APU: Además de esto que me contás ¿Estás al tanto de la cantidad de artistas mujeres que cantan tus canciones y te tienen como referente?
G.P.: Si, sé que hay un montón de chicas muy talentosas que con muy buena onda se comunican conmigo. Lo cual me pone muy feliz porque yo no creo que lo pasado fue mejor, ya que cada generación se expresa con lo que tiene. Y este contacto con la gente joven me hace muy bien porque me llena de energía.
APU: Para cerrar, ¿qué sentiste un vez que apareció el libro Las mil vidas de Gabriela. Memorias de la pionera del rock argentino (2022) que tuvo una emotiva presentación en la Biblioteca Nacional, y de qué manera te vinculaste con los recuerdos?
G.P.: Fue fascinante lo que me pasó con el libro porque la memoria es algo muy delicado. Hubo cosas que recordaba y hasta podía tocar, y otras que eran muy difusas y lejanas. Es decir, fue un trabajo muy reflexivo y analítico también que tuve que hacer. Por eso amo tanto este texto, porque en él puse toda mi alma y humanidad. Donde no escondí las situaciones malas que me tocaron vivir y eso me pone muy orgullosa. Además, siento que encontré a la gente justa para trabajar que son los chicos de Marea Editorial que me supieron entender en todo.