Gilda: la cumbia que no podrá faltarnos cuando falte todo a nuestro alrededor
Por Josefina Figueroa
Myriam Alejandra Bianchi Scioli, “Gilda”, pasó a la inmortalidad el 7 de septiembre de 1996, hace exactamente 25 años. La muerte la sorprendió cuando estaba en la cúspide de su carrera, transformándola en mucho más que una estrella.
Todos los años, en el kilómetro 129 de la ruta 9, en la provincia de Entre Ríos, cientos de fanáticos y devotos de la cantante se reúnen para recordarla en el santuario montado en el mismo lugar del accidente fatal. Gilda se transformó así en una santita popular, como el Gauchito Gil y tantos otros santos elegidos por el pueblo en Latinoamérica.
Desde ahí en adelante, es un mito popular que trasciende generaciones con sus letras, sacudiéndonos y brindándonos felicidad como campo nacional y popular. ¿Qué sería de nuestros encuentros, de lucha, festejo o duelo, si no sonara su música de fondo en algún momento?
En una entrevista realizada por AGENCIA PACO URONDO, la escritora y periodista Nadia Fink, autora del libro Gilda para chicas y chicos, de la Colección Antiprincesas (editorial Chirimbote), manifestó sobre la cantante: “Era una intérprete sublime, porque tenía raíces en el bolero y una manera muy histriónica de cantar. En un ambiente donde las mujeres eran voluptuosas, mostraban mucho su cuerpo y hablaban en doble sentido, ella tenía otra actitud, no de vidriera, sino de compartir con el público. Esto se notó mucho cuando cantó en la cárcel, la relación con los presos era sincera y cercana. Y en las entrevistas decía cosas muy avanzadas para su tiempo”.
Con una carrera tan corta como expansiva, nos dejó una obra que se metió de lleno en nuestro entramado cultural, recordándonos en cada baile, que no nos arrepentimos del amor porque tenemos el corazón valiente.
Gilda vive en nuestros corazones y es la cumbia que queremos gozar juntos y juntas después de esta pausa triste que tuvo nuestra vida durante la pandemia.
Video "Corazón valiente", de Gilda