"La geometría de una flor": libro de Gito Minore sobre la obra de Gustavo Cerati
Por Victoria Palacios | Foto: retrato por Viviana Gulo
Gito Minore nació en abril de 1976 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Se graduó en la carrera de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Publicó varios libros de poesía, narrativa y literatura infantil, entre ellos: Doble fila, Veniales y mortales, El día que mi padre lloró, Queriendo ser y Mínimamente. Desde el año 2013, junto a María Inés Martínez, organiza la Feria del libro heavy, tanto en Capital Federal como en el interior de Argentina. Ha recibido la Beca de Letras del Fondo Nacional de las Artes, por su investigación “La literatura social infantil en Latinoamérica”, en el año 2015. Fue invitado a participar a diversas Ferias del libro y encuentros de literatura, tanto en Argentina como en Ecuador, Paraguay, Guatemala y Cuba. Su libro Mínimamente fue traducido y publicado en Italia por el sello Edizioni Il Papavero. Desde hace unos años dirige la editorial Clara Beter y dicta talleres literarios.
APU: Quienes conocemos tu trabajo sabemos de la impronta del heavy metal en el campo popular gracias a tu mirada de editor, periodista y gestor cultural, ¿cómo influye esto en la lectura que proponés en La geometría de una Flor sobre la obra de Gustavo Cerati?
Gito Minore: Mi relación con la escritura de libros de música empieza hace un poco más de diez años con Tren Loco 20 años, pogo en el andén. Ese fue mi primer libro de música, anteriormente había escrito poesía, y tiene que ver con un posicionamiento o reivindicación del Heavy metal argentino dentro de la cultura popular. Después del libro de Tren loco, casi como un hijo de eso, unos años después salió la feria del libro Heavy en donde, no solamente yo sino a partir del trabajo de muchos otros autores que venían a la feria, se fueron compilando los libros Cultura metálica -que en la actualidad estamos por el séptimo- con diversos artículos de muchísimos autores tanto nacionales como internacionales, latinoamericanos sobre todo, que hacen su aporte desde distintas miradas y lugares al heavy metal que es la música que en estos últimos doce años estoy sumido. Además con el grupo de investigación de Heavy metal argentino, con el cual tenemos tres libros, hemos trabajado el Heavy Metal desde el lugar del aporte a la música popular. La idea de sacar un libro sobre la figura de Gustavo Cerati, sobre su pensamiento, viene ya desde hace un tiempo, quería hacer algo sobre él porque fue mi puerta de entrada a la música, cuando tenía once años fue el grupo que yo fui a ver en vivo y a partir del cual me enamoré de la música y, a partir de ahí, me enamoré del arte. Es como una suerte de deuda, que si bien no la tenía, quería saldar con ese músico que tanto me inspiró. Primero, lo pensé como algo ficcional o enfocado en el análisis de las letras. Pero, y acá es cuando viene la respuesta a la pregunta, me incliné por su relación con la música electrónica porque fue lo que más me cautivó en cuanto a esa mirada que él puso y el vínculo que tuvo y cómo se relacionó con eso.
Era un tema que yo no conocía y me llamaba la atención investigar cómo él se fue metiendo en la música electrónica y como la fue incorporando en su carrera musical y compositiva. Hay algunos aspectos de esa relación que me interesaron, en particular uno fue, y acá veo un vínculo más fuerte con la música que yo estudié que es el heavy metal, que es la impronta independiente que tiene. Es decir, Gustavo Cerati era y es, una figura del mainstream, que llenaba estadios, que vendía millones de discos y que era una figura pública. Cuando él se inclina por la música electrónica salen discos y proyectos por sellos chicos, independientes, recitales donde iba muy poca gente. Hace un corrimiento de la figura central que era Gustavo Cerati para dedicarse a componer este otro tipo de música que es diferente a su proyecto anterior. Digamos que la música pop que él hacía podría ser un negocio pero estos proyectos distaban de serlo, estaba más vinculado a este gusto por hacer. También rescato, que es algo que me cautivó para hacer este libro, la impronta punk que tiene esto del Hazlo tu mismo y que tiene que ver con el uso de las máquinas, él como músico con su instrumento y con la música que hacía. Cuando empieza con la música electrónica hay una cuestión más experimental, en donde es legítimo jugar y hasta tocar sin saber. En ese corrimiento están estas dos cosas que para mí me motivaron a escribir el libro y que yo lo veo relacionado al heavy metal, la independencia y el corrimiento del mainstream por un lado, y por el otro, este legado post punk.
APU: ¿Qué características creés que tiene la composición electrónica que pudo haber generado la exploración lúdica y experiencial con las demás personas que mencionás?
G.M.: Creo que lo central, que es casi post punk,en agarrar el instrumento, en este caso la computadora y explorar. En una computadora vos tenés millones de sonidos, y de todo ese océano de sonidos hay que sacar belleza, que cautive, ahí está la sensibilidad del artista. Pudo haber sido otro género, no sé si Cerati hubiese volcado esta exploración en el folclore, o en el jazz. Creo que la buscó en la electrónica porque era su música contemporánea, la música que se estaba desarrollando en ese momento, y eso le dio un montón de herramientas al rock pop que hacía, le dio una nueva dimensión a su música.
APU: ¿Qué proyectos musicales son parte del corpus que seleccionaste para la conformación del libro? ¿Por qué considerás que Colores Santos es la puerta de entrada a este recorrido musical que es la columna vertebral de tu investigación?
G.M.: El libro está ordenado en base a los proyectos de música electrónica que tuvo Gustavo, en principio con Colores santos que no es un disco de música electrónica, ellos mismos se encargaron de decirlo, tanto él como Daniel Melero, tiene una base compositiva de la música elecrónica, el uso de samplers y sintetizadores, y la utilización del estudio como un instrumento de composición, eso junto al MP60 que era el sampler que usaba para componer. Según dicen ellos es un disco que mama de todas las vertientes del rock, es un disco actual, no es adelantado, es un disco anclado en el 92 de la movida mundial.
Después en el segundo capítulo me meto en Plan B, que es un grupo que armó cuando se casó y se fue a vivir a Chile, sacaron dos discos: Hábitat individual y Plan Black V Dog. El tercer grupo que tiene es Ocio, un duo con Flavio Etcheto, histórico de la música electrónica, grabando bajo la producción de Melero, incluso participa de Colores santos, de Dynamo de Soda. Este disco se toca con Bocanada que sale con diferencia de días. El siguiente proyecto que tiene es Rocken, con Flavio Etcheto y Leandro Fresco que va a estar trabajando con Cerati en todo, en Rocken, en Cerati y en Soda. Rocken es un grupo que tenía intención de grabar un disco pero no se llegó a dar, lo que sí hacen es una serie de recitales por latinoamerica.
Después me meto en su música para películas, hizo dos bandas sonoras, una para la película Más bien y Sólo por hoy. Y Cierro el libro con reversiones, que son los remixes de Siempre es hoy, en donde hay todo un panorama no sólo de reversiones sino de remixar Soda Stereo hasta ese último trabajo.
APU: ¿Podrías contarnos cómo se vincula el disco Reversiones 2003 con su exploración electrónica anterior?
G.M.: Reversiones es el último disco que llegó a grabar. Los remixes no los hace él. Por un lado hay un concurso donde participa un montón de gente, y por otro lado, es una selección que él hace de los grandes de música electrónica en ese momento de Argentina como pueden ser Adicta, Miranda, Leo García, Gustavo Lamas, y de otros países, Chile y Alemania. Y esto tiene que ver con Soda, porque tenían este costado electrónico de remixar los temas que no era algo habitual en los grupos argentinos. Había una intención de llegar a todos lados, en esos momentos Soda estaba tocando en muchas discotecas y clubes de barrio, si uno ve las giras del 85 y del 86, llegaban a todo el conurbano. Por otro lado, estos remixes sonaban en las pistas de baile de las discotecas. Tuvieron estos dos costados, el rockero de salir a tocar y el costado de la discoteca. Es como un gran cierre de ese período, un disco reversionado, que no es solamente remixado sino que hay como un revés de la canción, una nueva compositiva a partir de los elementos que hay en las canciones y ahí está la genialidad de cada uno de los músicos talentososo que participaron e hicieron un discazo.
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