"La Secretaría intentó contribuir a un debate sobre el país, sobre América Latina"
Por Boris Katunaric
APU: En primer lugar, nos gustaría que realice un balance general del rol del Ministerio de Cultura desde su creación y, en particular, desde la secretaría que usted conduce en lo que fue este año y medio de trabajo.
Ricardo Forster: La decisión de Cristina Kirchner de crear el Ministerio de Cultura dio cuenta de una demanda que venía desde hace muchísimo tiempo. Significó jerarquizar la cultura, ubicarla en el lugar fundamental que tiene que tener para un proyecto de país.
Al mes siguiente de la puesta en funcionamiento del Ministerio, se creó la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional y la Presidenta me hizo el honor de ponerme al frente.
La verdad que es muchísimo lo que hicimos en un año y medio: construimos una serie de programas que llevamos adelante con mucho impacto y dedicación.
En lo que respecta a los Foros hacia una Nueva Independencia, esto significó recorrer de norte a sur y de este a oeste el país por regiones; fueron seis foros que culminaron en un gran foro latinoamericano en Tucumán durante el 9 de Julio. Estuvimos en el noroeste, en Cuyo, en Córdoba, en la Patagonia norte.
Allí se desarrollaron diversas temáticas, cruces entre política y cultura en sus máximas formas y diversidades, con muchísimos invitados de diversos ámbitos de la vida cultural y política.
También el programa de Diálogos del Atlántico con América Latina y Europa, que tuvo como momento fundamental el Foro de emancipación e igualdad que reunió a intelectuales de más de 18 países de América y Europa, con un diálogo muy rico: entre ellos, estuvieron Noam Chomsky, Gianni Vátimo, intelectuales como García Linera y Leonardo Boff; gente vinculada al mundo intelectual pero también a la política como Iñigo Errejón de Podemos, Gabriela Riva Da Neiva, Presidenta del Senado ecuatoriano, Camila Vallejo de Chile, Cuauehtémoc Cárdenas, escritores como Ignacio Paco Taibo II.
Fue un foro de amplísima repercusión, con un streaming desde la TV Pública que significó que llegara a 63 países. Una cosa impactante.
Aparte que estos foros tuvieron una mirada federal, para nada pensada como la exportación de las ideas que se generan en Buenos Aires, sino escuchando lo que, desde cada región, había para decir. Por eso cada región tuvo núcleos temáticos propios. En el NEA, por ejemplo, fue la cuestión de la tierra, las ligas agrarias. El foro de Patagonia norte fue la soberanía hidrocarburífera. En Córdoba, el tema sobre seguridad y derechos humanos. El de Cuyo fue Sarmiento. En Mesopotami fue Artigas. En Tucumán fue el cierre que significó el debate sobre los bicentenarios.
También desarrollamos encuentros de otro tipo: literatura y política, cine y política, ciudad y política, etc.
APU: También realizaron la edición de los Manifiestos Políticos argentinos, del que acaba de salir el segundo tomo.
RF: Sí, hace muy poquito, ese tomo va del 56 al 76, Lamentablemente, el tercero está listo, pero por estas cuestiones de la especulación de las papeleras, no le entregaron papel a las imprentas y todavía no pudo salir, pero está listo para ser impreso; veremos cómo hacemos porque ese tomo es el que cierra el ciclo del 76 al 2010. Creo que es una obra extremadamente valiosa, curada por una serie de historiadores con más de 2000 páginas, divididos en estos tres tomos de alrededor de 700 páginas cada uno, y que recoge todas las tradiciones políticas e ideológicas argentinas, sin dejar ninguna afuera, de izquierdas a derechas, peronismo, radicalismo, etc.
APU: Además son hermosos objetos, tienen una edición impresionante.
RF: Sí, es un laburo de mucha calidad en todos los sentidos. Cuando decidimos sacar el segundo tomo hicimos un convenio con el Ministerio de Educación de la Nación y se reimprimió el tomo uno y ambos se distribuyeron en todos los profesorados del país. Eso implica que en todos los lugares donde se están formando los docentes en ciencias sociales, tienen allí un material riquísimo porque reúne manifiestos, proclamas, grandes debates de la historia contemporánea argentina. Y sirve para enriquecer la enseñanza tanto en secundarios como en terciarios y universidades.
En el mismo estado que el tomo dos se encuentra el tomo de Manifiestos estéticos, el recorrido sobre las grandes intervenciones en la vida cultual argentina. Tiene miradas vinculadas a la tradición de los manifiestos de las vanguardias estéticas, sobre todo recorriendo el final de la década del 50, toda la del 60, 70 y 80.
APU: ¿Cómo fue la coordinación de tantos eventos en este tiempo?
RF: Lo hicimos sabiendo que teníamos muy poco tiempo, que teníamos que remar contracorriente, contra un montón de críticas que surgieron por el nombre de la Secretaría, algunas interesantes, otras del tono de la injuria. Tuvimos que poner en evidencia que había un proyecto en la decisión de crear esta Secretaría y que tenía que ver con valorizar el debate de ideas, rescatar las grandes tradiciones ideológicas, políticas, culturales argentinas.
La Secretaría intentó contribuir a un debate sobre el país, sobre América Latina, siempre sobre una perspectiva amplia, plural, con la intención de que el debate de ideas requiere una concepción donde la diversidad sea importante, pero sin creer que se trata solo de mezclar lo diferente para decir: “miren qué democráticos que somos”, sino tratando de defender un proyecto, una concepción, una serie de convicciones y habilitar líneas de debate con todos los que tienen otra mirada de sociedad, de país.
APU: Actualmente, todos los ministerios están en un proceso de recambio total, no solo en lo que respecta a los funcionarios, sino también a sus perfiles ideológicos. Pablo Avelluto, que va a estar a cargo del de cultura, se refirió a la Secretaría que usted dirige diciendo que habría que cambiarle el nombre o reformularla ¿qué opina al respecto?
RF: A Avelluto lo conozco desde hace tiempo, entre otras cosas fue alumno mío -y de Nicolás Casullo- cuando empezó la carrera de Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Como editor de Sudamericana Random House, me propuso la edición de un libro que finalmente se convirtió en La anomalía argentina. Hemos conversado en muchas ocasiones. Lo que creo es que Avelluto no se informó de lo que hizo la Secretaría porque, de haberse informado, hubiera visto las tareas, los programas, que tienen un valor intrínseco, una concepción no sesgada, no dogmática, no unidimensional de lo que es el debate de ideas.
La enumeración que acabamos de hacer me parece que testimonia todo esto. Podrían ser palabras simplemente pero cualquiera que quiera ver la memoria de la Secretaría y la lista de invitados que hemos tenido es impresionante también en términos de amplitud. Por ejemplo, nos dimos el lujo, en una de las mesas del Foro de emancipación e igualdad, de que estuvieran en una mesa: Leonardo Boff, probablemente el teólogo más importante de América Latina, uno de los padres de la Teología para la liberación, junto con monseñor Marcelo Sánchez Orondo que es el rector de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, junto con Horacio González y Gianni Vátimo, uno de los filósofos más prestigiosos a nivel internacional. Una mesa de una diversidad impresionante. Y así podríamos seguir. Yo le diría a Avelluto que se corra de cualquier prejuicio, que si quiere cambiarle el nombre a la Secretaría se lo cambie, que le ponga Secretaría sobre pensamiento argentino y latinoamericano, aunque latinoamericano no sé si le pondrían.
APU: No tiene mucha onda para ellos.
RF: Es porque están pensando una geopolítica mirando al pacífico y mirando al norte, por eso en cada nombre hay una concepción, no está porque sí. Creo que se abre una etapa de la política argentina que no tiene nada que ver con la que se acaba de cerrar, entonces cada Ministerio tendrá un sesgo completamente diferente a lo que ha sido la cosa pública y la gobernabilidad bajo un determinado proyecto, como lo fue hasta ahora.