“Llamen a Joe”: el documental del abogado del rock
Llamen a Joe, la ópera prima de Hernán Siseles, trae al BAFICI 2023 la historia de Albino “Joe” Stefanolo, el representante legal de varios músicos en problemas en un recorrido de anécdotas absurdas, fallos históricos y jurisprudencia. Legítima muestra de justicia, drogas y rock and roll.
Trascurría la década de los ochenta posdictadura y el auge del rock nacional se evidenciaba en la popularidad de bandas como Los Abuelos de la Nada. En aquella circunstancia, su guitarrista Gustavo Bazterrica es detenido por tenencia de drogas y condenado a la pena de un año de prisión en suspenso. Sin embargo, el abogado del vasco le propone intentar plantear la inconstitucionalidad del artículo por el cual se lo condenó. Una movida judicial sumamente quijotesca.
Finalmente, en agosto de 1986, la Corte Suprema -en un fallo ajustado- declaró la inconstitucionalidad de la persecución del delito de tenencia de estupefacientes para consumo personal aduciendo ser una "acción privada de los hombres" y, por consiguiente, no podía ser penada. Por tal motivo, el guitarrista quedó liberado de culpa y cargo y su abogado, el encargado de convertirlo en jurisprudencia. Fue allí donde el nombre de Albino “Joe” Stefanolo quedó registrado en la historia contemporánea de justicia argentina por “El fallo Bazterrica”. Caso que se estudia aún hoy en la facultad de Derecho.
Llamen a Joe es un documental que nos acerca la vida pública, privada y profesional del doctor Stefanolo, quien a través de los años se ganó el título del "abogado del rock" por su extensa lista de clientes músicos. Varios de ellos dieron testimonio con ricas anécdotas de sus problemas con la justicia como Pipo Cipolatti, Joaquín Levinton y Andy Chango, además de haber estado involucrado en otros casos menos graves como el divorcio de Charly García con María Rosa Yorio y el asesoramiento legal a la hora de realizar el festival de rock en la cárcel de Olmos en el año 1993, de donde se desprendería el disco Radio Olmos.
Además, la película se centra en otro caso paradigmático en la lucha entre la justicia contra el rock habiendo drogas de por medio como fue la intervención de Andrés Calamaro, en aquel entonces comandando a Los Rodríguez, en un festival organizado en la ciudad de La Plata en el año 1994. En medio de una multitud que ya venía caldeada y tirando objetos contundentes al escenario y con serio riesgo de suspensión, a la hora de salir a tocar, Andrés no tuvo mejor idea que tranquilizarlos manifestando algo de empatía lanzado la frase: “Me estoy poniendo tan a gusto que me fumaría un porrito”. Esa sola expresión le significó al músico un dolor de cabeza de más de diez años ya que el abogado Alejandro Granillo Fernández lo acusaría de violar el artículo 12 de la ley de drogas que castiga a quien “preconizare o difundiere públicamente el uso de estupefacientes, o indujere a otro a consumirlos”. Así, acompañado por Stefanolo, Calamaro quedó absuelto en abril de 2005 coincidentemente con una serie de conciertos que daría en el Luna Park del cual se registraría el disco El regreso.
“El rock es movilizador y es cambio. La justicia necesita de eso y ser cada día un poco mejor. Ojalá la justicia aprenda del rock”.
El film gana cuando empatiza con el personaje de pelo largo, barba y traje en su cotidianidad utilizando el recurso del reality, sea en su casa de Urquiza, en su estudio cerca de tribunales o en su constante andar por la zona del centro. Se plasma su amor por la música, especialmente la poesía de Spinetta, su juventud acompañada por discos de Almendra y un compromiso en la lucha por una justicia más justa, sobre todo en lo que a temas de drogas se refiere, muy alejado del estereotipo de abogados de trajes caros y visibilidad mediática.
Sin embargo, no es la primera aparición de Joe en la pantalla grande, había tenido su debut en el año 2002 en la película Luca vive, de Jorge Coscia interpretándose a él mismo y manteniendo una extraña conversación con Luca Prodan en su propio estudio.
Consultado por AGENCIA PACO URONDO, el abogado comentó sobre su documental: “Se siente raro, si fuera un juicio no tendría ningún problema, pero esto me genera una ansiedad que no es normal porque no es lo mío. Van a hablar de vos y hay pudor, vergüenza, alegría, todo junto pero es un lindo momento". Y agregó: "Lo importante es que lo que está ahí demuestra un montón de años de laburo. Quedé muy conforme".
Por último, manifestó: “Yo creo que la justicia necesita que el rock la movilice y la cambie. El rock es movilizador y es cambio. La justicia necesita de eso y ser cada día un poco mejor. El rock lo logró en muchos aspectos, hizo mejor a una generación. Ojalá la justicia aprenda del rock”.