Los ecos del legado: un libro sobre el eterno retorno peronista
Por Rubén Alberto Alimonta
Al asomarse a este libro el lector se hallará involucrado en el ‘nosotros’. Deliberadamente he apostado desde el pie, por una interpretación de los de abajo, anónimos, miles de militantes de base con aciertos y errores que dan lucha interpelando el sentido común dominante en sus familias, barrios y espacios de trabajo.
En general, esa militancia, no necesariamente orgánica, participa desde las barricadas, simpatizantes sin contactos, incluso, en un movimiento abierto como el kirchnerismo.
Tal vez, sin darme cuenta, estas páginas se gestaron desde las mazmorras de la marina, en la base naval de Mar del Plata, durante la dictadura. Atados, golpeados, encapuchados, torturados, nos colocan en una ronda interminable, a la espera del turno aciago de los interrogatorios.
Fue justamente en esos tormentos donde sobresalían los gritos de un cuadro de la derecha sindical peronista, quién a viva voz invocaba la injusticia de su secuestro, cantando el Himno Nacional con emoción violenta y aludiendo que había colaborado incansablemente, combatiendo a los ‘subversivos’ con las armas en la mano.
Me explico así el nacimiento de mi desconfianza al ‘peronómetro’, incubada en aquella súplica del “compañero” a los oficiales de la armada, o, incluso, en la más perturbadora para el alma de un militante del peronismo de base: La pertenencia al mismo movimiento que ese personaje alimenta cualquier ironía… en un instante aprendí la aprensión a ser totalizado.
Aun admitiendo el carácter insondable y heterogéneo del peronismo, tal como la simbiosis entre la identidad gorila y el neofascismo, en aquellos crudos momentos no fue suficiente la ironía del general: “Peronistas somos todos”.
La reivindicación política a nuestra generación diezmada llegó treinta años más tarde, de la mano de Néstor y Cristina, como un revuelo enaltecedor que le devolvió el sentido y la mística a la insistencia de tanta lucha, sangre derramada, exilios y derrotas.
En las investigaciones históricas está demasiado trillado buscarle sustancias y categorías al proyecto popular a partir del análisis de la violencia política de los setenta, en estas líneas intento escaparme de quedar atrapado en esa racionalidad. Sin desprenderme de su trascendencia, pongo el acento en la interpretación compleja del peronismo revolucionario, basándome en el propio desarrollo de las prácticas de la clase trabajadora argentina durante las resistencias, acumulando identidad, conciencia y organización.
Dentro de la pluralidad de la izquierda peronista, pido permiso, reivindico la resistencia de la clase obrera de los años sesenta y setenta, como la fuente inconmensurable de la fortaleza del pueblo organizado en la disputa con la oligarquía y el imperialismo.
Sin negar la importancia de los errores y aciertos de las organizaciones político militares en aquel contexto de luchas anti dictatoriales, como los aportes desde la izquierda marxista, opto por hacer hincapié en las experiencias políticas, sindicales e insurreccionales conducidas por el pueblo peronista: La primera resistencia, con las tomas de fábricas, como la del frigorífico Lisandro de la Torre; la segunda resistencia con las puebladas y la conformación de la C.G.T de los Argentinos, prototipos de la sinergia fundamental en esas épocas.
Los avances y retrocesos del campo popular fueron y son alimentados por múltiples sectores, un conglomerado que explotó en la anomalía kirchnerista, quien rescató al peronismo de la noche neoliberal menemista, volviéndolo a su naturaleza compleja. Cuando analizamos los años sesenta y setenta, el riesgo del anacronismo y el pensamiento binario están presentes, por eso trato de plasmar en estas páginas una lectura dialéctica complementaria, en base a una interpretación del peronismo y kirchnerismo, sin olvidar la contradicción principal: Entre el imperio y los intereses del pueblo, entre los ‘dueños del país’ y los trabajadores, entre la grieta del modelo neo colonial y el proyecto nacional y popular.
Otro origen de este libro se gestó bajo la amenaza: Hay que bajar a la yegua, promulgada por las corporaciones económicas en su revanchismo de clase.
La tarea resistente no se mide por el éxito o derrotas electorales, las entrañas del neoliberalismo con su eficacia, son un monstruo poderoso, por eso Los Ecos del Legado, resignifica la experiencia ganada por el pueblo argentino, heredada de las luchas obreras de la resistencia peronista y hoy encarnada en la solidez e inteligencia estratégica del liderazgo de Cristina, quién garantizó un carácter abierto en las respuestas a las nuevas etapas del capitalismo neoliberal, sin olvidar las banderas del legado resistente, apostó por los ecos de aquella resistencia desde la opción por la liberación, simultáneamente a su alejamiento de cualquier intento metafísico y totalizador.
Los Ecos no implican desvanecerse en el aire, no todo se compra y se vende. Pertenecemos a un proyecto popular y latinoamericano heterogéneo, sedimentado en la memoria, capaz de nuevos horizontes de buena vida, metamorfoseado y con riesgo de poder ser fagocitado en cada proceso de transformación, igualmente, vale la pena intentarlo.
El neoliberalismo constituye un monstruoso enemigo, nos remite al entramado de las fuerzas sociales desiguales desde el subsuelo de los condenados de la tierra. Los Ecos del eterno retorno, en una resonancia abrigada por la premisa la patria es el otro, nos lleva a volver a soñar.