Lucy Patané, chica superpoderosa y tarada
Por Jorge Hardmeier/Foto: Javier López Uriburu
La cita es en el Bar Río, Sarmiento y Aníbal Troilo, a escasos metros del Parque Centenario. Lucy Patané es generadora de una diversidad de proyectos. Nos sentamos a una mesa ubicada en la vereda. Habiendo repasado la trayectoria de Lucy, previamente a la entrevista, no entiendo cómo es que tiene tiempo para realizar la nota y disponerse a degustar ese café con leche acompañado por un tostado de jamón y queso que acaba de pedirle al mozo.
Patané comparte el proyecto "El tronador" con la cantante y compositora Marina Fages; en 2009 editaron, con otros músicos, un EP en el cual Lucy toca banjos y guitarra de doce cuerdas. En 2012, a su vez, le produjo el disco “Madera Metal” a Fages. Pero siguen las bandas y las producciones: La Cosa Mostra es una banda que Lucy comparte, entre otros, con Santiago Mazzanti – bajista de los Rusos Hijos de Puta – y Paula Maffia, su compañera en Las Taradas. Con La Cosa Mostra ha grabado dos discos: “Grandes éxitos” (2010) y “La Cosa Mostra interpreta y reversiona a la Cosa Mostra” (2012). Pero el rizoma, aparentemente inacabable, no termina allí. Santiago Mazzanti, miembro, como se ha dicho, de La Cosa Mostra, es, también uno de los integrantes de los bellos Rusos Hijos de Puta. ¿Quién le produce los discos a la banda rusa más hija de puta del mundo? Acertaron: Lucy Patané. Tranquilos, la lista no termina, la señorita Lucy ha grabado bandas de sonido para una serie de documentales filmados por Mathieu Orcel: "Salida de emergencia" (2011), "Para los pobres piedras" (2013) y "El último pasajero" (2015). Esto sigue: con Marina Fages editó el disco “El poder oculto”. Produjo a otros muchos músicos y la frutilla del postre, claro: Lucy Patané es una de las integrantes de Las Taradas. Este bello dream team está conformado por Nati Gavazzo (percusión y voz), Paula Maffía (voz, ukelele, cuatro venezolano y acordeón), Lu Martínez (contrabajo, bajo y voz), la mismísima Lucy Patané (guitarra y voz), Rosario Baeza (violín y voz) y Marcela Galván Alberti (clarinete, saxo soprano y voz). Editaron dos discos hasta la fecha: “Son y se hacen” (2012) y “Sirenas de la jungla” (2015).
Lucy, la promiscua
Ante esta andanada de datos y producciones, le comento a Lucy - que degusta su tostado en ese bar cercano al Parque Centenario - que anoté en mi cuadernito la palabra rizoma. Lucy menea la cabeza. “Como que son rizomáticas todas las bandas”, agrego y le vuelvo a mostrar mi cuaderno a modo de documento: “Nosotras le decimos promiscuidad musical…” Se ríe cuando le comento que en la mayoría de las entrevista que hago la nombran: “Figurettti… No sé cuántos proyectos tengo, hoy pensaba en eso. Porque hay proyectos que no tienen una constante continuidad, como El Tronador, ponele, que es uno de los proyectos que tengo con Marina Fages, y a veces aparece y grabamos, tocamos, sí… en el círculo le decimos promiscuidad musical. Con Paula Maffia tenemos La Cosa Mostra, está Santi Mazzanti que toca con Los Rusos Hijos de Puta… yo trabajé en el disco de los Rusos, dentro de Las Taradas hay un montón de bandas, también. Con Marina tengo la disquería Mercurio” – una bellísima disquería ubicada en la Galería El Patio del Liceo, Santa Fe 2729, agrego como dato – “… tengo El Tronador… y así. Es una red, que se conecta entre sí, entre productores, músicos…”
La miro y Lucy agrega, ante mi asombro: “¡Ah! Y podemos agregar mi nuevo dúo que se llama Ohdiosa junto a Sofía Malagrino que es la percusionista de Jazmín Esquivel y los Alces que a su vez le estamos produciendo el disco a Los alces con Paula Maffia.”
Rememoro: Paula Maffia es parte de Las Taradas, Sofía Malagrino y Jazmín Esquivel son parte, claro, de Jazmin Esquivel y los Alces, y alguna vez, en alguna nota, me recibieron en la disquería Mercurio, esa suerte de aleph de la música actual. Son tantas conexiones que, sin dudas, me pierdo en el rizoma.
De como transformarse en una tarada
Lucy da otro mordisco a su tostado, da un sorbo a su café con leche y narra los inicios de la banda y la elección del tan particular repertorio de Las Taradas: “Vino todo medio de la mano, la banda comienza con un chiste, con el nombre, porque estábamos mirando estos videos de las cantantes de los años treinta… nosotras decimos siempre que no es que hacemos un género sino que hacemos una época. Entonces empezamos, a partir de esos videos, a investigar un poco más de lo que estaba pasando con esas orquestas de los años treinta, cuarenta, cincuenta. Todo fue de manera muy genuina. Lo que empezamos a hacer fue, justamente, a no elegir clásicos sino, de alguna manera, Lados B. Santa Marta es una canción popular de Colombia pero no es un clásico, y mucha gente la conoce igual. Está en el imaginario popular. La consigna, primero, jugando, fue investigar estilos en esa época, qué estuvieron haciendo esas orquestas y que no sean clásicos, sino lados B. Y se empezó: che, esta canción la escuchaba mi abuela o la cantaba mi abuela, o yo escuché esta canción en Youtube, es pura investigación y van apareciendo canciones que se escuchan y se preparan.”
Insistente, le muestro a Lucy mi cuaderno en el que hice una serie de anotaciones, una de ellas: arqueología musical. La señorita Patané lee, da un sorbo a su café y prosigue: “Todo fue un juego, después se fue un poco de las manos, en sí. Estábamos mirando esos videos, escuchando a las Andrew Sisters y fue tipo un desafío de: che, ninguna de nosotras está haciendo esto, por qué no probamos, primero dijimos: una banda de laburo, tocamos en casamientos, sacamos unos pesos, después lo pensamos, como decimos, más dream team, la idea de convocar músicas que nos gustaran, pero la semilla inicial fueron esos videos y es como que nunca nos corrimos de ese lugar. Y después fue como la consigna, siempre la música de esa época. Estaban las orquestas típicas como las de Oscar Alemán que, justamente, no hacían un estilo sino varios estilos. No fue muy pensado, pero nos pareció interesante para investigar y abordar.”
De como transformarse en tarada youtuber
Es esta una época, en la escena musical, de mixturas, de cruce de géneros. Se lo comento a Lucy. Me ofrece una porción de tostado, le digo que no, que está bien, que no quiero, duda ante mi afirmación. Lo tengo anotado en el cuaderno de tapas azules, sigue dudando, da un sorbo a su café con leche. Le pregunto si detecta cuándo se inició esta tendencia: “A ver… igual sigue un poco la cosa cerrada de lo que se está escuchando hoy en día. No sé cuándo empezó, como nosotras hay un montón de bandas, La Orquesta Inestable, las Kumbia Queers. Hay como una necesidad de romper con los propios esquemas. Las Taradas veníamos todas del palo del rock y fue: che, yo nunca toqué un bolero, a ver cómo se toca un bolero, nunca toqué una cumbia. Fue todo mucho a modo de investigación musical. Así surgió la idea, y en paralelo, fueron sucediendo un montón de bandas, también. Creo que hay un interés musical más allá de lo que pueda estar de moda o pueda sonar bien e investigar para atrás, de dónde viene toda la música. E Internet, Youtube: de hecho así buscamos los repertorios. Buscamos versiones, es todo Youtube, no es que alguna de nosotras desempolva un vinilo y dice: che… este vinilo… Es todo Internet. Te hace conocer estilos que fueron hechos mucho tiempo atrás, y le permite a la gente investigar. También es muy doble filo.”
Ni tan rockera ni tan tarada
A pesar de realizar versiones de aquella época, Las Taradas abordan esas canciones de un modo muy particular, entonces le pregunto a Lucy Patané por esa impronta tarada que transforma a la orquesta, al escucharla, en inconfundible: “Es la ejecución, porque nosotros somos rockeras. Se da que estos estilos son muy viejos y están interpretados por nuestra sangre, que es actual y que todas venimos, entre comillas, del palo del rock. Ninguna viene de tocar en orquestas de tango, qué sé yo… todo está interpretado con una sangre, por decirlo de algún modo, más rockera, que le da cierto tinte. Y nosotras, en los ensayos y a la hora de arreglar, nos súper autodamos licencias, nos autolicenciamos para hacer arreglos que a veces son fuera del estilo. Si no seríamos una orquesta interpretando perfectamente… Por ejemplo: nosotras ahora hacemos un cuarteto, yo qué sé si alguien que escucha cuarteto lo va a escuchar, ¿se entiende? Tocamos una guarania y no sé una persona que se dedique al folklore qué va a pensar de nuestra interpretación… Pero a nosotras nos gusta un montón. Nos divierte. En la conjunción se da la originalidad, sino seríamos una banda de covers. Nunca en los arreglos nos ponemos trabas, cuanto más podamos flashear y que aparezcan arreglos propios mejor, para nosotras. Nunca se da que alguna diga: che, pero eso nada que ver, eso no es del estilo.”
En “Son y se hacen” Las taradas versionan temas ajenos. En “Sirenas de la jungla” la mitad de las canciones son composiciones propias de la banda de señoritas. “Claro, en el segundo disco es medio mitad y mitad, hay cinco composiciones nuestras. Otra vez: apareció como un desafío, en una charla, dijimos: che, qué pasa si en el próximo disco metemos temas nuestros, se nos hacía muy difícil la idea de que las versiones se conviertan en hits porque las canciones son muy buenas, entonces nos parecía un poco desafiante llevar nuestras composiciones y que cuajaran con las canciones. Obviamente, necesitamos de mucho más tiempo de arreglo y de apropiación, por más que eran nuestros, que las versiones, eso fue muy loco, como que necesitábamos mucho más tiempo que cualquier otro tema que lo escuchábamos y lo versionábamos. A estos había que darles el corazón, había que generarles toda la estructura para luego arreglarlo. Y quedamos muy contentas, somos como muy fans de nuestros propios temas. Para mí eso es re lindo, que eso pase. El trabajo fue re colectivo, como siempre, una trae una idea, la otra aporta, y otra trae otra idea… así fue, más o menos, el proceso. Y ahora estamos siguiendo esa línea, también.”
Taradas y asesinas
Y regresamos al tema de la promiscuidad musical, con el tostado y el café con leche ya devorados por la multifacética Lucy Patané. “Las Taradas no se suponía que iba a tomar la dimensión que tomó. Y medio que estamos todas con los proyectos de cada una y haciéndole lugar pero la banda crece y hay que atajarla, de alguna manera. Va más rápido que nosotras y eso genera una suerte de strees y tropezón pero, bueno, los resultados están buenísimos, nos permite viajar, generar contactos, tocar en lugares…” Es que la banda para casamientos y cumpleaños, por méritos propios, se transformó en una verdadera big band: “Empezó a funcionar y estuvo bueno y es muy divertido pero no apostábamos a todo esto. Y siempre decimos con Paula Maffia que tuvimos la suerte de la verdadera red social que para nosotras es el boca en boca. Porque podés pagar un anuncio de Facebook, abrirte un bandcamp, subir a spotify, pero vienen cuatro personas a tu show. No hay una fórmula concreta. Sin embargo, el boca en boca no va a morir nunca, ese medio… es gigante. Es una red. A nosotras todavía nos sorprende lo que pasa. De hecho hay un chiste con Paula: un poco odiamos a Las Taradas porque mató a La Cosa Mostra. No es así, pero de repente el proyecto creció y La Cosa Mostra se fue desarmando y quedó ese proyecto, el principal nuestro, de nosotras dos, al margen de lo cada una hace, ¿no? Es para cada una de nosotras, un fenómeno personal. No sé para afuera. Todas hacemos muchas cosas, si ves el calendario compartido, es un infierno para coordinar fechas. “
La entrevista termina. Nos despedimos. Quedan, sobre la mesa, los restos del tostado y del café con leche que ha consumido Lucy. Patané es una chica superpoderosa, pienso y miro al cielo. Llego al Parque Centenario, enrejado. No me gusta para nada. De hecho, me pierdo en ese parque desde que está enrejado. Le propondría a Lucy Patané otro proyecto: quitar las rejas de todos los parques. Me prendo un cigarrillo. Anochece.
Video: Lucy Patané & Marina Fages | La Sangre en la Boca del Lobo
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