Natalia Villegas: “Nos propusimos que toda la gente que vea el documental sienta que está dentro del Parakultural”
Por Mariano Nieva
En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, Natalia Villegas, realizadora del documental Parakultural 1986-1990, reflexionó sobre lo que significó para la contracultura el espacio creado por Omar Viola y Horacio Gabin que albergó en sus maratónicas noches a artistas tan importantes como disímiles que iban desde Los Redondos, Todos Tus Muertos y Conmoción Cerebral hasta Batato Barea, Los Melli, Las Gambas al Ajillo y Pérez Céliz. “En el Parakultural se daba una conjunción tremenda de artistas de distintas expresiones y que eran realmente enriquecedoras para el público que además, podía convivir con otros/as totalmente diferentes”, sostiene.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué información previa tenían sobre el Parakultural y cómo termina germinando la idea de hacer un documental?
Natalia Villegas: Con Ruku Zárate, el otro realizador del documental, siempre tuvimos el hábito de charlar sobre la música y el teatro que a los dos nos gusta. Y siempre surgían los mismos nombres, Verónica Llinás, Carlos Belloso, Los Melli, Alejandro Urdapilleta, Batato Barea, Humberto Tortonese, etc. Y si bien en la época en que ellos/as actuaban yo era muy chica, mis padres también me ayudaron a comprender un poco todo eso. Después, ya de adolescente, empecé a consumir todas esas bandas que salieron del Parakultural como Todos Tus Muertos, que grabaron allí su primer e histórico demo “Noche agitada en el cementerio” (1986), Los Auténticos Decadentes y todas las bandas punks que pasaron por su escenario. Por otro lado, nos gusta decir que tanto Ruku como yo, somos dos freaks de la música y de la cultura en general que siempre buscamos del artista que nos atrapa cuales fueron sus influencias, de donde salió, etc. Y cuando encontrábamos las respuestas siempre terminábamos en el Parakultural.
APU: Una de las dificultades a la hora de encarar un trabajo de investigación de aquella época muchas veces es la falta de material de archivo. ¿Cómo fueron resolviendo esa situación?
N.V.: Cuando empezamos a buscar información del lugar nos dimos cuenta que no había mucho material de la época y muy poca bibliografía. Y como nos parecía que el Parakultural había sido un espacio tan importante para el arte, había una deuda cultural con ese espacio. Porque si bien existieron otros lugares emblemáticos como Café Estein y Cemento, ambos propiedad de Omar Chabán, este espacio que existió en la calle Venezuela 336 del barrio de San Telmo, había sido gigante en su significado, por más que haya durado solo cuatro años. Y sentíamos que esa mística estaba flotando en el aire. Por eso, empezamos la investigación haciendo entrevistas, que por otra parte era la única forma de conocer su historia. A los primeros que contactamos fue a Omar Viola y Horacio Gabin, los fundadores, y después a un montón más de gente para intentar completar la historia. Aunque muchos/as, y como marca de la época, no se acuerdan tanto de los ’80. (risas)
APU: ¿Cuánto tiempo duró el trabajo desde que comenzaron con las maquetas hasta tener el documental terminado?
N.V.: Si bien parece hasta poético, la verdad no fue buscado que la realización del documental durara cuatro años. El mismo tiempo que tuvo de existencia el Parakultural. Eso sí, nos llevó muchísimo trabajo el poderlo terminar. Hicimos más de 50 entrevistas cuidando que la historia quedara bien contada, para que toda la gente que lo vea, sintiera que estaba allí dentro de nuevo. Eso fue lo que realmente nos propusimos con el trabajo. Por otra parte, y como el material que pudimos conseguir fue tan gigantesco, ese fue el mayor trabajo. El de hacer una buena selección de esos contenidos para que la duración de la peli sea acorde, también. Y creo que lo logramos, así que me dejó muy contenta y conforme el resultado.
APU: Otra de las características que tenía el under de los ’80 es que en muchas ocasiones se borraba esa barrera que existía entre público y artista. Había una interacción que hacía que los espectáculos fueran únicos e impredecibles también.
N.V.: Si, eso es algo que está también reflejado en el documental porque no era muy común, como decís vos, que la línea entre público y artista quedara como desdibujada. Donde muchas veces la gente subía al escenario o los actores o músicos/as se mezclaban abajo con los/as asistentes. Además, existían códigos donde los/as espectadores/as adivinaban los guiños que bajaban de las tablas y sabían en qué momento tenían que actuar también. Entonces eso lo hacía mágico porque todos/as estaban dispuestos/as a participar de lo que podía pasar durante la obra o el recital.
APU: Y la mezcla de distintos tipos de espectáculos también. Los asistentes a una obra teatral quizás se enteraban en ese momento que en un segundo turno tocaba una banda de rock y entonces muchas veces se quedaban a verla.
N.V.: Efectivamente, eso es lo que lo hacía rico, también. En un fragmento del documental, el actor Carlos Belloso lo dice bien claro. Que el intercambio cultural que existía en el Parakultural era muy grande porque, por ejemplo, la gente que iba a ver teatro se enteraba ahí mismo que luego, y en segundo turno, tocaban Los Redondos, entonces se quedaban a ver el concierto. Y terminaban compartiendo la noche junto a rockeros/as o punks si la banda que actuaba era Conmoción Cerebral, por ejemplo. Y al mismo tiempo que eso sucedía, en un costado lo podías tener al maestro Pérez Céliz pintando un cuadro. Era una conjunción tremenda de artistas de distintas expresiones que eran realmente enriquecedoras para el público que, además, podía convivir con otros/as que eran totalmente distintos/as.
APU: Otra de las cosas que suceden con muchos espacios que significaron tanto para la cultura es que, con el paso del tiempo, dejaron de funcionar y en su lugar se levantaron todo tipo de construcciones que no dejaron rastro alguno de ese pasado tan rico. Una tragedia cultural que lamentablemente se sigue repitiendo, en este caso donde existió el Parakultural .
N.V.: Es verdad. Por eso, esperamos que algo se pueda hacer en el lugar donde funcionó el Parakultural y que ahora es propiedad del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh). Y si bien luego de su cierre tan abrupto en 1990, Omar y Horacio volvieron a abrirlo a pocas cuadras de allí, en la calle Chacabuco, lo que significó el local de Venezuela fue irrepetible por el contexto histórico y por esa generación que participó y que venía de la etapa de la dictadura, donde no se podían expresar de la manera que querían. Por eso también, nosotros decidimos hacer el documental sobre esos primeros cuatro años de ese sótano que fue fundacional.
APU: Si pudieras definir un concepto o un sentimiento común que atravesó a todos los/as consultados/as para la peli sobre el Parakultural. ¿Qué dirías?
N.V.: Que el sentimiento común que atravesó a todos/as aquellos/as que participaron del Parakultural fue el de libertad para crear y experimentar sin importar el resultado. Eso es algo que todos/as a los/as que entrevistamos resaltaron. Que cualquiera que tuviera una necesidad artística, Omar y Horacio los/as escuchaban y hacían todo lo posible para llevar esa propuesta al escenario, ya sea consiguiendo luces, vestuarios o escenografías. Nunca había un no como respuesta y eso lo reconocen desde los/as artistas más consagrados/as como Verónica Llinás o Carlos Belloso hasta los/as que quizás no llegaron a trascender en el tiempo. Así que en definitiva, lo único que importaba era intentar mostrar las inquietudes artísticas que se tenían sin importar demasiado si se ganaba dinero o no.
APU: Si tuvieras que elegir quedarte con algo de todo lo que se dijo en los testimonios que fueron recogiendo en las entrevistas acerca de las experiencias vividas por los/as que habitaron el Parakultural. ¿Con qué te quedarías?
N.V.: Entre las millones de cosas que pasaron allí adentro, me quedo con una imagen de algo que me contaron y que, de hecho, está en el documental. La libertad de expresión que se respiraba en el Parakultural, en donde te podías subir al escenario y nadie juzgaba lo que hacías, cualquiera sea la expresión artística que se eligiera. Eso es lo que a mí me quedó. Porque hoy en día es muy difícil conseguir eso, ya que lo que quieras expresar con tu arte tiene que dar algún tipo de rédito económico, por ejemplo, al lugar donde se monta el espectáculo. Claro que esto tiene que ver con que se profesionalizó todo y hay que pagarle al sonidista, iluminador, asistentes y todo el personal del teatro o boliche. Cosa que por otro lado no veo mal. Pero que alguien te apoye cuando empezás es lo mejor que te puede pasar y en el Parakultural sucedió eso para un montón de artistas que hoy son muy conocidos o no tanto pero que siguen haciendo arte.
APU: Dijimos mucho hasta aquí sobre la importancia del Parakultural para la escena artística de los márgenes en aquellos años. ¿Y qué crees que significa Omar Viola para la cultura?
N.V.: Omar Viola fue una persona muy importante para todos/as los/as artistas en aquel momento. Y no sé si él es muy consciente de eso. Y sigue siendo igual, porque de hecho a Ruku y a mí sin conocernos nos abrió la puerta, también sabiendo que íbamos a hacer nuestra opera prima, en este caso desde el cine. Por eso estoy segura que Omar es una persona importantísima para la cultura de Buenos Aires y creo, además, que quizás debería ser un poco más valorizado.
APU: Lo interesante también es que en estos lugares como el Parakultural o el mismo Cemento, espacios que estaban separados apenas por un par de cuadras, tenias contacto directo con los responsables, sabias quienes eran los dueños, quienes estaban detrás de todo lo que allí podía suceder. Algo muy distinto a lo que ocurre hoy en los circuitos de bares y boliches.
N.V.: Exactamente, Omar y Horacio además actuaban allí mismo porque eran actores, también. Entonces el público que asistía al Parakultural los veía siempre en el lugar. Por otra parte, eran dos tipos que tenían una muy linda relación con los/as artistas y con la gente que concurría a ese sótano maravilloso. Y como bien decís, a pocas cuadras estaba Cemento donde Chabán repetía la misma lógica, por lo cual se armaba un circuito para que todos/as que estaban ávidos/as de encontrar novedades y contracultura lo encontraran en esos dos lugares que ya son todo un mito.
APU: ¿Tuvieron en cuenta que con el trabajo quizás podrían acercar esta experiencia tan clave para la contracultura como el Parakultural a generaciones que no pudieron conocerlo, ni escucharon jamás hablar de este local donde todo era posible?
N.V.: No mientras lo hacíamos. Pero una vez que se pudo estrenar en el marco del festival Bafici con tres funciones a sala llena en Belgrano Multiplex, Casa Brandon y en el Museo Fernández, si fuimos tomando conciencia de ello. Y me pone contenta por ese lado porque tengo una hija de 12 años que vivió todo el proceso de la película y le encantaron un montón de cosas que vio mientras iba tomando forma. Entonces, poder transmitir el espíritu del Parakultural, más allá de los/as artistas que dejaron su huella, a otras generaciones para que además sepan que se pudo y se puede hacer arte de otra forma, es muy importante para nosotros/as, los/as realizadores/as. Y que si bien hoy no existe un lugar como el Parakultural, estaría bueno que pueda aparecer alguno lo más cercano posible a aquella experiencia donde se podía experimentar, crear y ser uno/a mismo/a.
APU: Después del éxito que tuvieron con las primeras exhibiciones ¿Cómo sigue el recorrido de la peli? ¿Ya tienen en mente nuevos espacios donde poder mostrarla?
N.V.: Lo que sabemos por ahora es que se viene un circuito de festivales por el interior de nuestro país y también de España para poder seguir proyectando el documental. Y si bien estamos muy contentos y expectantes con estas posibilidades, todavía no hay nada confirmado.