Nuevo libro sobre el músico Alejandro Sokol, el encantador de serpientes
Por Mariano Nieva
Isaac Castro es licenciado en letras y docente, en una larga entrevista con AGENCIA PACO URONDO conversó sobre su nuevo libro El Cazador (2020) que cuenta la vida por momentos tormentosa y la obra magnífica de Alejandro Sokol. Un artista tan extremo y salvaje como único y especialmente sensible. “Fue muy curioso descubrir cómo el Bocha a mayor grado de exposición, éxito y bonanza económica peor se sentía”, reflexionó el autor.
Muchos mitos existen acá
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es tu vinculo con la escritura y cómo aparece la idea de hacer un libro sobre Alejandro Sokol?
Isaac Castro: Soy licenciado en Letras y docente. Hace bastante tiempo que hago periodismo cultural y trabajé durante 12 años en Direcciones de Cultura de distintos municipios de la provincia de Buenos Aires. A menudo colaboro para diferentes medios y en paralelo me dedico a la literatura escribiendo libros y poesía. En 2017 me animé a lanzar por intermedio de la editorial independiente Milena Cacerola, mi primer trabajo periodístico con una especie de biografía de Los Caballeros de la Quema que se llama Música de manos vacías. Postales del rock en la Argentina de los ’90 y su salida coincidió con la reunión de la banda en junio de ese año en el Estadio Único de La Plata. Así que a partir de esa experiencia me quedaron las ganas de escribir sobre otras bandas de rock y como Las Pelotas fue la que más seguí, se me ocurrió ir por ahí para luego terminar enfocándome particularmente en Alejandro Sokol.
APU: ¿Cómo y cuándo decidís centrarte en la figura del Bocha para encarar el trabajo?
I.C.: Cuando Alejandro murió el 12 de enero de 2009 un medio de noticias me pidió en esa oportunidad que hiciera un perfil suyo. Lo escribí y como tuvo bastante repercusión me surgió el deseo de seguir trabajando sobre el cantante por ser una figura tan atractiva. Comencé a pensar la posibilidad de hacer un libro aunque sabía que para Las Pelotas es un tema que no les gusta tocar y que no dan notas al respecto. Y también que tal vez la familia no estuviera muy a favor de que se hicieran cosas con el Bocha. Sin embargo, decidí empezar el trabajo igual y ver cómo ir planteándolo.
APU: Dijiste que sabías que para Las Pelotas siempre fue esquivo hablar sobre Alejandro. ¿Lograste de todos modos tener testimonio de algún integrante?
I.C.: Del que sí pude obtener testimonio para el libro es de Timmy McKern (mánager de Sumo y Las Pelotas), no de Daffunchio quien me dio sus razones de por qué no quiso hablar conmigo de Alejandro, las que por supuesto respeté. De todos modos, pude publicar su palabra a través de unas notas de archivo que le había hecho unos años atrás. Después me comuniqué con el resto de la banda, Tomas Sussman (guitarra), Gabriela Martínez (bajo), Gustavo Jove (batería) y Alejandro Gómez (trompeta y percusión) y salvo de Sebastián Schachtel (teclados y acordeón) obtuve respuestas negativas.
APU: ¿Cómo fue el proceso de investigación y acopio de información que fue a parar a las páginas de El cazador?
I.C.: Lo primero que hice fue buscar gente que conoció al Bocha verdaderamente y sobre todo que nunca antes hubieran hablado con algún otro medio o periodista. Porque de Sokol ya existe por ejemplo un documental, Solo (2015) de Bruno Larocca y Edgardo Kevorkián y especiales que andan dando vuelta por las redes. Así que gracias a la ayuda de muchos/as vecinos/as de Hurlingham y de algunos/as periodistas locales pude dar con personas muy valiosas que tuvieron la gentileza de hablar conmigo. Hombres y mujeres que viven en la misma cuadra donde el Bocha vivió, plomos históricos y exintegrantes de Las Pelotas como por ejemplo el bajista Beno Guelbert y Superman Troglio, el primer baterista que además fue parte de Sumo. Después, cuando fui armando el mapa de trabajo empezó a aparecer mucha gente del rock que tuvo algún vínculo con Alejandro como Andrea Prodan, Tete Iglesias (La Renga), Pity Fernández (ex Los Piojos y hoy al frente de La Franela), Juan Subirá (Bersuit Vergarabat), Pety (Riddim) y Pablo Guerra (Caballeros de la Quema) entre otros. Y los ingenieros de sonido y productores Mario Breuer y Álvaro Villagra. Sinceramente, son muchos los testimonios que recogí entre las 70 entrevistas que realicé dónde no faltan incluso seguidores/as de Las Pelotas de los tempranos ‘90 hasta ahora.
APU: ¿Cuánto tiempo tardaste en terminar el trabajo y qué fue lo que te propusiste contar?
I.C.: Me llevó terminar El Cazador tres años enteros. Empecé a pensarlo y diagramarlo a mediados de 2017 y a realizar las entrevistas a principios del año siguiente. No quería que el libro fuera una biografía tradicional, es decir mi deseo fue desde un primer momento que la historia de Alejandro sea contada por mí y que los testimonios que fui recogiendo enriquecieran la narración. Por otro lado, no quería privilegiar un relato subjetivo sino más bien lograr un texto ordenado, cronológico y que se enfocara sobre todo en la parte artística del Bocha. En las páginas, cuento entre otras cosas, donde vivía y qué le pasaba a Alejandro en relación al momento que le tocaba atravesar sin convertirme por eso en un vigilante al estilo programa televisivo como Intrusos .Me parecía que estaba bueno narrar esas cosas. Es muy curioso descubrir por ejemplo como el tipo a mayor grado de exposición, éxito y ganancia económica peor se sentía. Que el desembarco, por primera vez y que de alguna manera significó la consagración de Las Pelotas en junio de 1994 en el estadio Obras Sanitarias para la presentación de su segunda placa Máscaras de Sal editada ese mismo año, coincida con el exilio de Sokol en la provincia de Córdoba.
APU: Bautizaste el libro con el título de una de las canciones más emblemáticas y conmovedoras que interpretó Alejandro, ¿cómo se dio esa elección?
I.C.: Cuando empecé no tenía en mente cuál iba a ser el título del libro. Sí en cambio me gustaba la idea de que cada que capítulo llevara una frase de una canción compuesta o cantada por Alejandro. Por eso empecé a pensar el sentido de las letras en relación a lo que iba escribiendo. Y cuando terminé el primer capítulo se me ocurrió una frase de El Cazador, el tema que cierra “Amor seco”, tercer disco de Las Pelotas. Luego y al ir avanzado con la escritura, me fui dando cuenta que a todos les quedaba bien un fragmento de esa canción tan personal del Bocha. Entonces, llegué a la conclusión que éste debía ser el título para mi libro.
APU: ¿De la foto de tapa que nos podés contar? Es maravillosa.
I.C.: La foto de la tapa además de ser inédita es un verdadero hallazgo. La sacó en 2003 el fotógrafo Sergio Goya que trabajaba en la agencia Télam y el diario Clarín para una nota que le hicieron a Sokol para el Suplemento Si! en Chivilcoy provincia de Buenos Aires. Me comuniqué con él porque en una oportunidad el reportero gráfico me había contado que tenía imágenes del cantante que nunca había mostrado y cuando las vi me volví loco. Elegí una y por suerte Sergio tuvo la gentileza de ceder los derechos y de esta manera fue a parar a la portada del libro.
APU: Sos oriundo de Hurlingham, esa zona del oeste bonaerense que además fue siempre una especie de patria chica para Las Pelotas, y fanático del grupo. Dos cosas que seguramente jugaron su papel y aportaron emoción al desarrollo del libro.
I.C.: Claro, imaginate que me crié en Hurlingham y mi primer recital fue justamente de Las Pelotas a los 16 años escapándome de mi vieja para poder verlos en el Marquee cuando todavía el local estaba en el barrio de Palermo. Por eso es que siento un vínculo muy emocional con la banda. Además, siempre estuvo el interés de escribir sobre ellos. Después gracias al periodismo y la cercanía de compartir esa “patria chica” que vos decías, pude entrevistar al grupo algunas veces.
APU: ¿Qué significó Alejandro para vos como artista siendo que también pudiste conocerlo en persona?
I.C.: Yo lo conocí como todos/as acá en Hurlingham. Pero sí puedo decir que tuve la suerte de haber presenciado un show que dio en vivo él solo con una guitarra una noche de invierno de 2001 en El Dorado, el boliche que quedaba en la calle Bernardo de Yrigoyen en el centro de la Ciudad de Buenos Aires donde tocaban siempre bandas como Mimí Maura y Dancing Mood por ejemplo. Esa vez viendo al Bocha éramos no más de 16 personas. Y cuando Sokol cantaba sentía que me temblaban las piernas. Por eso para mí el que mejor lo describió en el libro fue Sebastián Schachtel actual tecladista de Las Pelotas cuando me dijo algo con lo que coincido totalmente: “Alejandro con la voz tenía un acelerador de partículas con lo cual cualquier cosa que cantara era más profunda y emotiva”. Además, el tipo te miraba a los ojos y era como un encantador de serpientes y siempre me fascinó esta idea que tiene que ver más con el espíritu punk que tenía Sokol de no haber estudiado canto, carecer de cualidades técnicas y sin embargo ser increíblemente talentoso llegando además a lo más alto del rock argentino. El Bocha cantó en una banda como Las Pelotas que fue telonera diez veces de los Rolling Stones. Una locura.
Como se curan las heridas
APU: Nunca quedaron muy claros los motivos del alejamiento del Bocha de Las Pelotas aunque se puede especular y mucho, ¿qué nos podés decir al respecto?
I.C.: En el libro cuento con detalles por qué el Bocha se alejó de Las Pelotas. Por otra parte, personalmente creo que la banda lo aguantó hasta donde pudo. No soy de los/as que atacan al grupo y fundamentalmente a Germán Daffunchio. Siento que el guitarrista fue su gran amigo y que también había algo dentro de Alejandro que no le permitía disfrutar y que hacía que siempre se sintiera solo. Y si bien no quiero hacer psicología barata todos sabemos que cuando alguien se enrosca demasiado en una adicción es a causa de un montón de otras cosas. Además, tengo la sensación que esa autodestrucción en la que caía no era consecuencia de su malestar con el grupo. Sino con su relación con las drogas que siempre estuvo presente. Sokol tenía una especial debilidad por la noche y cuando arrancaba no paraba más.
APU: Por otra parte y siguiendo con la salida de Sokol, era evidente que se fue dando de a poco. Por ejemplo componiendo y cantando cada vez menos. Algo que se advertía claramente a medida que iban saliendo los álbumes de la banda.
I.C.: Totalmente, él tuvo un alejamiento progresivo de la banda que quedó de manifiesto en los discos y también en los últimos shows. Y que parte de la gente que los seguía en su prejuicio, lo tomó como una especie de avance de Germán sobre su figura. Cuando en realidad lo que ocurrió fue que hubo un retroceso del Bocha que determinó que fuera dejando su lugar y entonces alguien tenía que llenarlo. Y Daffunchio lo hizo. Con el correr del tiempo Germán empezó a componer y a cantar más y esto que digo me lo confirmó el propio Gabriel Dhabar cantante de Cayacanaya y habitual invitado a los recitales de Las Pelotas sobre todo luego de que Alejandro abandonó la banda.
APU: Con respecto al dinero, ¿cómo se manejaba Alejandro con lo que iba ganando sobre todo en el momento en que Las Pelotas explota masiva y comercialmente?
I.C.: Cuando con Las Pelotas hacen sus primeros shows con los Rolling Stones en el estadio de River Plate en 1995 con el dinero que ganan, Daffunchio y Tomás Sussman por ejemplo se compran una casa cada uno en Córdoba. El único que no invirtió fue Alejandro que siempre tuvo una conducta demasiado despojada también en lo material. Siempre le faltaba plata porque en verdad nunca le importaba. Era muy generoso y si la tenía la gastaba. Explico en un apartado del libro sobre su situación económica algunas historias realmente increíbles como cobrar una suma millonaria y olvidársela en un taxi o recibir un muy buen cachet en efectivo de una presentación en un festival en el interior del país y regalárselo completo a un tipo en silla de ruedas que había ido a pedirle ayuda para una operación en sus piernas. O también y con Las Pelotas llenando Obras en varias oportunidades en 2004, el Bocha cobraba su parte y cuando se daba vuelta tenía a todos los plomos atrás pidiéndole que les devuelva la plata que ellos le habían prestado y que les debía.
APU: A causa de la investigación y de los testimonios que recogiste para el libro. ¿Pudiste encontrar algún momento de plenitud en la vida artística y personal del Bocha?
I.C.: Mirá, todos coinciden en algo y es que el momento de mayor plenitud y felicidad de Alejandro fue entre los años 1995 y 1998 que coincidieron con las salidas de los álbumes Amor seco (1996) y ¿Para qué? (1998). Período en donde el Bocha estuvo más alejado de las drogas. Lo cual para muchas personas que lo querían significó algo muy esperanzador. Había una gran confianza que con el cantante viviendo en Córdoba se rescatara, aunque finalmente eso nunca ocurrió del todo. Sin embargo, los años pasados en las sierras fueron los mejores que vivió junto a Las Pelotas. Y en términos personales nos tendríamos que remontar a los años 1984 y 1988 época en que abandonó las filas de Sumo y se hizo mormón experiencia que Sokol recordaba como la más enriquecedora y espiritual de su vida.
APU: De tantas anécdotas e historias que fueron apareciendo en las entrevistas ¿Nos podés compartir algunas que te parezcan destacadas?
I.C.: Me emocionó mucho el testimonio del director cinematográfico Rodrigo Espina a quien siempre admiré por ser el realizador de la película Luca (2007) y porque además vivió 10 años en Córdoba estando todo ese tiempo muy cerca de Las Pelotas. Y como él los conoce muy bien me contó una serie de historias que sucedieron allí en las sierras que me impactaron y que pintaban de cuerpo y alma lo que fue Alejandro. Recordando con tanto amor y cariño su manera de ser, su sencillez y también claro su locura. Cuando Rodrigo me dijo todo lo que él sentía que el Bocha había heredado de Luca Prodan fue muy fuerte para mí. Por otra parte, Espina en esa época les hizo todos los videos a la banda y me habló mucho también de la intimidad de las grabaciones del disco ¿Para qué? que salió cuando yo tenía tan solo 15 años y que fue además el primer álbum que viví como seguidor de Las Pelotas lo cual hacia que significara tanto en mi vida. En un momento me cuenta que junto a su socio Roberto Bonomo, se pusieron a elegir el tema de corte de difusión para poder filmar el video clip. Entonces, ellos reúnen a los músicos y les dicen que el single tenía que ser pegadizo y que se pudiera digerir fácilmente. Y proponen como posibilidad que sean “El peor” o “Para con la papa, papá” que si bien tenía una letra medio insulsa a la vez en una parte tenía un sonido parecido a unas gaitas que lo acercaba como un guiño a “Crua Chan” el tema de Sumo incluido en el último disco After chabon (1987). Sin embargo, el grupo no solo no aceptó las sugerencias de los realizadores visuales sino que les plantearon que ellos querían como primer corte el tema “¿Para qué?” que además le daba titulo a la placa. Una canción hermosa pero que a la vez es un bajón en términos comerciales (risas). Por eso Rodrigo y Roberto les insisten a que lo piensen bien y les dicen: “Nosotros vamos a comprar facturas. Volvemos en una hora para darles tiempo de debatir y charlamos de nuevo”.
APU: ¿Y qué pasó cuando regresaron Espina y Bonomo?
I.C.: Pasó el tiempo estipulado y cuando regresaron los documentalistas, Germán y el Bocha insisten de nuevo con “¿Para qué?” , video que finalmente termina siendo filmado en Uruguay en invierno y con partes en blanco y negro lo que le agrega aún más un condimento de densidad y tristeza a la canción. Lo que refleja también que a Las Pelotas les importaba poco y nada la posibilidad del éxito comercial inmediato. Ellos hacían la suya y a su manera defendían su obra, lo cual me pareció siempre muy significativo. Por eso Rodrigo me remarcaba como estas actitudes mostraban cual era la idea de la industria que tenía la banda.
APU: ¿Cómo se da el vínculo con Sudestada, la editorial por la que va a salir a la venta el libro sobre el Bocha?
I.C.: Conocía por mi trabajo en gestión cultural en ferias de libros a Walter Marini uno de los responsables de Sudestada. Una vez conversando con él le conté que tenía escrita una biografía de Alejandro pero que por el momento no tenía donde editarla. Entonces, Walter me propuso que le pase el texto a Ignacio Portela otro de los directores de la editorial quien además escribió junto a Hugo Montero el libro Polo. Vida y obra del periodista Fabián Polosecki (2005) que yo había leído. Así que lo contacté y me pidió que le envíe el material para poder leerlo y ver de qué se trataba. A los dos días me llamó loco de contento y me dijo en broma que en los primeros momentos de lectura sintió bronca porque le hubiera gustado mucho a él escribir sobre el Bocha (risas).Así que nos juntamos a charlar, me ofreció un arreglo de edición que me convenía y que tenía que ver con mis intereses sabiendo muy bien que el mercado editorial no deja demasiado dinero. En estos tiempos sacar un libro en papel es una cuestión más romántica que otra cosa pero de todos modos quería que el texto sea apoyado, y se distribuyera llegando a la mayor cantidad de lugares posibles. Sudestada garantizaba esto, así que lo armamos y ya anunciamos que El cazador va a estar disponible en las librerías a partir de la segunda quincena de diciembre.
APU: ¿Con respecto a la presentación, pensaron en algo teniendo en cuenta este contexto de restricciones por culpa de la pandemia?
I.C.: Creo que vamos a esperar porque tal vez si tenemos un poquito más de paciencia se levanten los protocolos y podamos hacer algo presencial. Me imagino muchas cosas y porque soy muy fantasioso me gustaría que por ejemplo puedan participar en el evento músicos que conocieron o tocaron con Sokol. De todos modos, lo importante es que el libro se va a poder conseguir a un precio bastante accesible por lo cual esperamos que circule, aporte un poco mas de información y sobre todo le guste a los/as seguidores/as de Alejandro y Las Pelotas.
APU: Si pudieras elegir con qué te gustaría que nos quedáramos una vez leído El cazador. ¿Con qué sería?
I.C.: Lo más importante y mi principal objetivo es que la gente conozca a fondo a Alejandro Sokol y comprenda que fue y es un ídolo por su música, sencillez y calidad humana. Y que cuando en los recitales cantábamos “Que salga el Bocha y todo el año es carnaval” era porque nos pasaba algo cuando lo veías en un escenario por lo que transmitía. Que fue grande no por los excesos ni por su vida por momentos tan turbulenta porque a consecuencia de eso lamentablemente hoy no lo tenemos. A todos/as nos gustaría que Alejandro estuviera vivo porque murió a los 49 años siendo muy joven. Terminar definitivamente con esto que por suerte está cambiando en el rock de celebrar la autodestrucción y de romantizar el reviente. Que se pueda observar la historia de un ser humano como cualquiera con sus deslices pero extraordinario por lo que hacía en escena y también por eso que lo distinguía de mirar a la gente en términos simétricos. Algo que lastimosamente no es habitual en muchos/as artistas porque a menudo sucede que como periodista escribís un mensaje a un/a músico/a y no te contesta. Y en cambio si invitabas a Sokol a tu casa a comer el aceptaba siempre sin problema aun siendo la voz líder una banda tan grande como Las Pelotas. En resumen, me gustaría con el libro poder desterrar un poco esa imagen asociada al bardo y de celebrar al rockero/a que muere joven y valorar más al artista extraordinario que sin dudas fue Alejandro.