Paisajes Insumisos: el arte como campo de batalla
Diana Dowek nació en Buenos Aires el 1 de enero de 1942. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano” y en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”. Activista por los derechos civiles, su obra aborda el tema de los derechos humanos en la Argentina y la represión ilegal durante la última la dictadura militar.
Artista comprometida con su tiempo histórico, preocupada por lo que sucede en Argentina y en el mundo respecto a la violencia, La tercera de cuatro hermanos, creció con timidez, refugiada en el dibujo. Sus padres Sirios hablaban en árabe, su madre le marcó un camino de la mujer empoderada. Desde niña, su docente de dibujo le aconsejo estudiar Bellas Artes. De joven comienza a involucrarse con organizaciones de lucha social. Se preocupa por la representación de la historia del país. Viaja a Italia donde estudia cine con su esposo, el cine italiano en ese momento- década del 70- ejerce una gran influencia en ellos.
Las obras de los 70, paisajes y alambrados rotos, cuadros con roturas de vidrios, los bultos en las casas, los paisajes, las muertes y asesinatos a través de los retrovisores, adelante a veces está un paisaje bucólico, en el retrovisor la muerte de alguien metido en los pastizales, situaciones dialécticas. Expone durante la dictadura en el 77, tuvo cierto rechazos, pero se fue instalando con su obra que hablaba de lo que estaba pasando. Las vallas, los alambrados, los muros, son los obstáculos que no permiten desarrollarse. Su obra singular, con la potencia de lo simbólico, con sutilezas, dirige la mirada a momentos muy complejos de la realidad social, esa construcción a su vez se sostiene una exquisita y virtuosa técnica de la pintura.
En la década del 70 realiza una serie en la que hace hincapié en los levantamientos obreros gremiales de la Ciudad de Córdoba, del Cordobazo y el Viborazo, dos eventos fundamentales, hace alusión en su obra a la Masacre de Ezeiza, encontrándose ella misma en esa movilización, considerándose testigo y parte de las manifestaciones y movilizaciones sociales.
Para poder representar estos eventos fundamentales en la historia del movimiento obrero, realiza la técnica del transfer, del stencil, partiendo de documentos fotográficos como registro, como base para construir su obra. Como estrategia pictórica utiliza plantillas de fotografía, como base, un registro histórico; también filmaciones de la época, en blanco y negro, las cuales transfiere a las obras aportándoles cierto movimiento que nos permite ver a las figuras de forma borrosa, lo que ella define como el movimiento de las masas, para no darle lugar al sujeto individual, sino para pensar en un levantamiento colectivo.
Como temática le interesa la violencia que ejerce el poder del estado en diferentes momentos de la historia argentina. La violencia que genera la discriminación, la exclusión y la marginación. Trabaja siempre con principios estéticos que generan un filtro -un distanciamiento- con lo que sucede en la realidad; a partir de documentos históricos, fotográficos, fílmicos, tomando una distancia, que le permite construir una imagen provocadora e impactante, posicionando al observador desde otro lugar.
Se preocupa por la función social del arte, en su capacidad para criticar los sucesos históricos, involucrar a los sujetos, interpretar situaciones complejas y reaccionar ante esas situaciones. Elige el arte como un campo de batalla, por ello escribe su libro La pintura es un campo de batalla.
Paisajes Insumisos
Hasta el 2 de junio de 2019 en el Museo Nacional de Bellas Artes
Av. del Libertador 1473, Buenos Aires
Horarios: de martes a viernes, de 11 a 20, y sábados y domingos, de 10 a 20