“Paso de dos”, de Eduardo Pavlovsky: la complejidad del vínculo entre el represor y su víctima
Carolina Pavlovsky dirigirá Paso de dos de Eduardo Pavlovsky, una de las obras teatrales más poéticas y políticas del dramaturgo. Allí vuelve a hablar sobre la complejidad del vínculo entre el represor y su víctima.
AGENCIA PACO URONDO: Paso de dos es una obra que lleva el nombre de uno de los duetos de ballet más conocidos en el mundo de la danza clásica, el hombre camina en torno a la mujer girándola sobre su eje... ¿Cómo fue traducir el lenguaje de la danza a esta historia?
Carolina Pavlovsky: Hay un punto de vista dramático que tiene que ver con este concepto que proviene de la danza clásica y es el personaje de alguna manera vuelve a la mujer sobre sí por la dominación, estamos hablando del vínculo de un torturador con su víctima, ella queda de alguna manera entrelazada con esa territorialidad por eso es que el eje sobre el que gira es de él. Son los círculos complejos que definen estos vínculos, de los que tanto deberíamos ocuparnos de revisar.
APU: Pavlovsky por Pavlovsky, se viene fuerte la cosa... ¿Qué aportes
corporales reconocés del psicodrama en el trabajo de la escena teatral?
C.P.: Muchísimos aportes, no sólo corporales, de lectura, de investigación de “estados” por los que lxs actorsx experimentan con el texto. Creo que pudimos entender y disfrutar el juego, eso también me ayudó mucho en ponerme en el lugar de los personajes. Coordinar o dirigir a veces es un acto de empatía con lxs otrxs.
APU: De todas maneras jugar con ese texto no es nada fácil …
C.P.: Claro, es un texto para nada literal, nada representativo, es poesía, es un texto muy difícil de encarnar. Si mirás el texto orignial no tiene ninguna marcación en cuanto a las acciones de los personajes, no hay didascalias. Es decir que en la dirección no hay guía es el puro devenir de la escena lo que va marcando el territorio. Si bien es un riesgo, me permitió cierta libertad para crear imágenes.
APU: Tus procesos creativos nacen de experiencias muy sensibles y agenciadas con lo grupal. ¿Cómo gestaste esta idea? ¿Cómo fue el acompañamiento grupal?
C.P.: La idea de hacer esta obra, siempre estuvo como desafío en mí. Quise probar como actriz, y con un actor nos juntamos a ensayar un par de veces, pero era evidente que faltaba la dirección. El año pasado me propusieron dirigirla pero ante la complejidad del texto y a medida que avanzaban los ensayos, la pareja de actores decidió abandonar el proyecto… Afortunadamente quien era asistente en ese momento termino siendo la actriz , Andrea Martínez, y Alejandro Robles el actor. Sin duda mi experiencia con grupos me permitió percibir en seguida que dirigir una obra es una performance, una creación en constante devenir colectivo, un juego entre varixs. Puro fluir de las imágenes como si se tratase de una coreografía.
APU : Claro, el deseo va encarnando …
C.P.: De entrada tuvimos mucho deseo del elenco que se formó y en hacer esta obra con puesta que creé junto a ellxs. El deseo se contagia, viste cómo es esto … arma redes afectivas también, no estamos hablando solamente en el plano de lo estético. Hay mucha entrega de parte de lxs actores y yo estoy sumamente abierta a las propuestas de todo el equipo.
APU: Te escucho y pienso en que tu punto de vista es muy cinematográfico. ¿Qué imágenes te convocan para poder asumir esta síntesis?
C.P.: Es tal cual, hay algo de lo cinematográfico que se puede ver en la estructura del texto, por eso es que traté de imaginar los cuerpos en acciones con sus propias identidades. Reconozco que a mí, el cine me atrae mucho, por las acciones físicas e interpretativas de grandes intérpretes. El cine me permite pensar siempre en cómo se construyen las imágenes , o bien qué luz tienen para dar tal o cual efecto … Siempre estoy pensando en ese universo. Quizá a veces tenemos la impresión de un texto que parece fragmentado y no lo es en absoluto. Son dinámicas del mismo orden.
APU: La crueldad, el deterioro y la poesía visual son los ejes fundamentales de tu trabajo. Pienso que no podría haber mejor momento histórico que éste para dejar huella, testimonio de nuestra realidad, hoy ...
C.P.: Sí, es un texto tan bello como cruel. En ese sentido es muy pavlovskiano (risas). Logra poner en palabras el tema de la memoria y el olvido, y al mismo tiempo, habla de la dignidad a la que puede aferrarse en los extremos de terror, una prisionera. Se puede contextuar en cualquier momento histórico, pero sin duda no se puede dejar de evocar los horrores de la dictadura militar durante siete años. El texto los trae a un presente (que es al mismo tiempo pasado que no deja de repetirse), e intenté que las acciones físicas plasmaran tanto la violencia como las pasiones q unieron y unen a ambos, el torturador y su víctima.
APU: Cuando estás en soledad y pensás que dirigiste una obra de Eduardo (el autor), de Pavlovsky (el psicodramatista que trabajó con vos) y de Tato (tu papá), ¿qué imágenes experimentás?
C.P.: Sólo lo tengo en cuenta porque la impronta de su visión estético-política, está presente en esta obra, como en su momento El Señor Galíndez.
APU: Un día te dije, parafraseando a Mallarmé, cuando el alma no sabe qué decir, sólo puede bailar…
C.P.: ¡Sí, lo recuerdo! ¡Qué bella frase! ¿Y sabés qué creo? Que de eso se trata. De bailar. De narrar con los cuerpos, una historia . En este momento. Donde las almas no sabemos cómo decir lo que sentimos, hay algo de lo inasible que solo el cuerpo puede contar. Estamos atravesados por nuestra dimensión corporal.
APU: Hay una fibra muy sensible entre la danza, el psicodrama y lo performático. Hay un universo “caroliniano” que recorre la obra desde siempre…
C.P.: Quizá lo sepamos en el estreno, hoy hablábamos de lo performático. Allí es donde sucede lo inesperado. Y claro que allí estaré …
Ficha técnico artística
Actúan: Andrea Martínez, Alejandro Robles
Iluminación: Víctor Chacón
Musicalización: Manuel Bardano
Diseño: Víctor Chacón
Fotografía: Nacho Lunadei
Asistencia de dirección: Mariel Edith Cuevas
Dirección: María Carolina Pavlovsky
Duración: 60 minutos
La obra se presentará los jueves a las 21 h, hasta el 28 de marzo en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA.
*Por decisión de la autora, la nota contiene lenguaje inclusivo.