Pilar Guglielminetti: “La literatura llegó a mi vida cuando más necesitaba del arte”

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    Pilar Francisca Guglielminetti
LITERATURA JUVENIL

Pilar Guglielminetti: “La literatura llegó a mi vida cuando más necesitaba del arte”

01 Junio 2025

“Finalmente, había logrado relajarse. Se había quedado dormida en su cama y ahora despertaba de una especie de siesta espiritual. Ya era de noche. En el recuadro de la ventana vio pasar, justo en ese instante, una estrella fugaz y pidió que Spirit se recuperara pronto. Pero después de ese momento hermoso quedó sensible y decidió ir al establo.Allí, en medio de las pilas de fardo, su querido caballo estaba de pie. Pilu gritó, conmovida”, escribe la narradora en Spirit & Pilu, primera novela de una joven escritora que, podemos afirmar, dará mucho que hablar en los próximos años. 

Memento. No recordamos años sino momentos, es cierto. Y así como envejecer no es ninguna virtud, puesto que nos sucede más allá de nuestra voluntad, como diría el poeta, por qué no admitir de una vez por todas la etiqueta, por no decir la estigmatización ideológica cultural al servicio del capitalismo que recae en términos generales sobre la palabra adolescencia. Una palabra que se ha deliberadamente degenerado a tal punto que ya tiene toda la fuerza de una imagen retórica. Vincular la noción de adolescente con adolecer no es en modo alguno inocente. Las palabras y su realidad, pensaría Foucault. Tampoco la insistencia de ligarla a la rebeldía, la/el adolescente que se enfrenta a ciertos adultos –familia, autoridades, etcétera– sufriendo el discurso de otros adultos en forma de isologos, logos, ropa, galerías de espejos como lapas montadas a expresiones artísticas como el rock-. Tan cínico todo, por lo demás. 

La palabra adolescente no proviene de adolecer, su etimología proviene de una planta cuya raíz externa se encendía como una mecha para darle corporeidad como todo lo que sucede bajo el sol y así configurar su verdadero significado a partir del verbo adolesco: humear, arder, crecer. La ausencia de una “s” en adolecer nos da un guiño socarrón y a muchos nos recordará un aula y un pizarrón donde se nos pretendió enseñar los términos raíz y desinencia; pero éramos adolescentes sin adolecer, enamorándonos como cretinas y cretinos, escuchando música a destajo, intentando crecer, repito, hacia el lado correcto y no el equivocado, acaso como esas personitas que estudian derecho para ejercer torcidos. Confío en el humor de quienes estén leyendo esta nota que no pretende otra cosa más que afirmar que. Como diría Ike, en la literatura, como en el arte en general, no se entra, se irrumpe, y eso es precisamente lo que hizo Pilar Francisca Guglielminetti con su primera novela Spirit & Pilu. 

Reparar en que la escritora tiene veinte años es innecesario y hasta agotador. Hay cierta clase de seres que no pertenecen a este mundo, o mejor: vienen al mundo con la literatura encima, algo así como una tragedia griega galopando en la sangre, un caballo desbocado buscando a ciegas su galope: conocerse a sí mismo. ¿Qué otro sentido puede tener sino escribir? El arte. Querida lectora y lector, ¿a qué edad te fascinó la literatura de Hesse? Pienso en Demian y en El Lobo Estepario, pienso, sobre todo, que ese hombre tenía más de cincuenta años cuando escribió esas obras. Tiene que significar algo ese puente tendido.

“La idea de este libro podría decir que surgió cuando yo era muy niña, a partir de haber visto Spirit, el corcel indomable. Y me parece un hecho a destacar pensar cómo una ficción de lo que suele denominarse dibujo animado puede llegar a influir en una zona de sensibilidad que años más tarde hará despertar una vocación artística, quiero decir si bien leo desde muy chica y como toda niña jugué con juguetes e inventé historias, el cine o en este caso un dibujo animado, no merece ser subestimado”, dice Pilar Francisca Guglielminetti, durante la entrevista para la Agencia Paco Urondo. “En el caso de mi novela, la historia está centrada en una adolescente que se encuentra con un caballo en el medio del campo y tienen una conexión muy profunda que surge al instante”.

AGENCIA PACO URONDO: Entre la realidad y la ficción hay un puente tendido que es tu relación con los caballos.

Pilar Guglielminetti: Sí, desde muy chica. Es difícil resumir todo lo maravilloso que hay en el ser de los caballos, podría hablarte de su compañerismo, por ejemplo. Podría hacer distinciones también en relación al caballo de carrera o para saltar o para adiestramiento, sucede que la equitación es un mundo muy grande y dentro de sus distintas disciplinas hay particularidades. En mi caso, lentamente me fui inclinando hacia la disciplina del salto. Pero volviendo a tu pregunta, con los caballos me sucede algo que no me sucedió nunca con ningún otro animal, una conexión muy difícil de expresar con palabras, tienen cosas tan fascinantes. Los caballos tienen que ser domados desde potros porque sino tienden a tener varias dificultades cuando son adultos, pero te vuelvo a repetir, hay ciertas cosas que son generales y otras muy particulares o específicas de cada disciplina o relación que se establezca con el caballo.

Cuando era una niña me sorprendía de lo que podían asustarse. Por ejemplo, si se les cruza una bolsa con algo en su interior reaccionan de un modo particular que debemos aprender como una situación amenazante. Su mirada llega hasta ciento ochenta grados y es el mamífero que tiene el tamaño más grande de los ojos. También suelen distraerse y asustarse mucho, de ahí el uso de cabecera a sus costados para focalizarles la vista al frente. Hay que educarlos bien y con mucho amor, yo sufrí varios accidentes de caídas por el modo brusco en que se separan de ciertas cosas. 

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tapa libro spirit y pilu

APU: Cuándo se paran, por así decirlo, en dos patas, ¿es consecuencia de un susto?

P.G.: No todas las reacciones merecen una misma lectura por parte nuestra, puede ser por susto, o por defensa, incluso que hay algo que les molesta mucho, también hacen esto último cuando ponen un freno en el camino. Nunca nos olvidemos de que domar no está relacionado con el castigo, muchas personas suelen hacer esta relación, pero no es así. La violencia nunca lleva a nada.

APU: ¿Cuáles son los signos más elementales que manifiestan en este sentido?

P.G.: Buenos, desde ya con patadas o mordiscos. Cuando colocan las dos orejas hacia atrás, ahí ya tenés que ponerte vos en situación de alerta porque te están dando una señal clara. Luego vas a notar una mirada fija y la dentadura tensa. O cuando se ponen en alerta por otras cuestiones paran las orejas pero no ya hacia atrás y el cuello se les tensa con la mirada en un punto fijo, muy atentos a su alrededor. Los caballos son muy expresivos por eso es necesario poder decodificar las distintas señales que manifiestan, su lenguaje corporal. Ojo que eso de la risa en los caballos es una ficción, no existe. Pero pueden mostrar los dientes por distintas cuestiones, por ejemplo si huelen a una yegua en celo, esto es debido a la sensibilidad del olfato, vas a notar que levantan los labios superiores. Todo esto de lo que hablamos se logra, por supuesto, con el paso de los años, generando el vínculo, amándolos, disfrutando de momentos juntos en un corral de piquete, por ejemplo.

APU: En este sentido, ¿hay muchas diferencias entre el macho y la yegua?

P.G.: Hay diferencias, sí, pero estamos generalizando, ¿no? Cada animal tiene su personalidad, por supuesto. Están los mansos y los que no lo son tanto. El macho es más duro, rígido, y ahí entra otra vez la cuestión de la manada, porque si bien hay excepciones el macho en términos generales es el líder de la manada. Y pueden pelearse entre ellos, también, por la disputa de ese lugar. Recuerdo un caso en el que una yegua que dio a luz a su potrillo y los de la misma manada querían matar al potrillo porque no lo aceptaban, el motivo era que el padre del potrillo pertenecía a otra manada. Pero esta yegua defendió a su potrillo a las patadas. Las yeguas son más sensibles, y si bien tienen su carácter se las observa más tranquilas.

APU: ¿De qué manera manifiestan el cariño con las personas?

P.G. :Tienen muchas maneras de demostrarlo, podría hablarte de cómo se van acercando a vos, o cuando se quedan parados al lado tuyo y te ofrecen la cabeza para que se la acaricies. Hace un momento te decía que la sonrisa del caballo es una ficción, una imagen retórica, pero hay algo que aparece en las películas que sí es cierto, el llamado con un silbido, por ejemplo, lo que sucede es que tenés que estimular al animal, hacérselo entender con mucha paciencia y amor. Por supuesto que hay que recompensarlos, también. Y como son muy dulceros, viene bien tener a mano unos terrones de azúcar sin generarles un desequilibrio nutricional.

APU: ¿Cuánto de todo esto está presente en la novela?

P.G.: De un modo u otro está todo esto que venimos hablando. La motivación principal era poder plasmar el amor hacia los animales, y en especial a los caballos. Te diría que hay algo muy sanador en la relación que se puede establecer con ellos. Si uno está pasando por un mal momento, o está atravesando por alguna clase de ansiedad o estrés, el caballo, por ser un animal que percibe mucho, se te acerca a vos, tal vez te parezca que exagero, pero estoy segura de que hay un montón de personas que pasaron por esa situación. Hay una magia en ellos increíble, magia en el mejor sentido del término. Siempre recomiendo una experiencia fascinante que se denomina Constelación Familiar, pero no voy a decir nada al respecto para no restarle sorpresa. En cuanto a lo que está en la novela, pienso ahora en la posibilidad que da la escritura de repetir esas emociones y sensaciones. Se escribe con el cuerpo.

APU: Si bien se suele creer que la escritura es una actividad individual, no hay escritora o escritor que no tenga una lectora o lector privilegiado, ¿en tu caso tuviste alguna ayuda? ¿participás o participaste de algún taller literario?

P.G.: Desde hace varios años realizo un taller con la escritora Fernanda García Curten, ella me ayudó durante todo el proceso creativo y de corrección. Fernanda es toda una referencia para mí, una de las mejores escritoras argentinas contemporánea.

APU: Las etiquetas son odiosas, siempre, pero tu novela está enmarcada en literatura juvenil, ¿qué clase de lectora o lector tenías en mente al momento de escribir la novela?

P.G.: Más que lectoras o lectores, a esos seres que están pasando por una edad complicada, la adolescencia sobre todo. Pero no es el tema principal de la novela, en el sentido de que no está toda la cuestión del sufrimiento que pude vivir yo, por ejemplo, o casi todos y todas. No es una tragedia, eso quiero decir. Incluso hay una historia de amor entre adolescentes. Siempre pienso que la literatura llegó a mi vida cuando más necesita del arte.