Racismo 2.0 o como se lo construye anulando las diferencias de una comunidad
Por Maga Pérez | Foto: Negumbi Celestin Sukama
Por decisión de la autora, el artículo contiene lenguaje inclusivo.
En estos últimos años observamos y vivenciamos en la Argentina cómo las políticas de identidad se hacen presentes en el escenario social, político y cultural. La visibilización de la comunidad afrodescendiente aparece como punto de partida de un escenario de lucha que poco tiene que ver con lo nuevo, sino que forma parte de una construcción que ha recorrido un largo camino .Lxs descendientes de la trata esclavista “negros criollos - afroargentinos” o también llamadxs del “primer momento historico” de la conformación de la comunidad negra en Argentina como describe el Plan Nacional contra la Discriminación (PND), han confrontado con diferentes mecanismos de negación e invisibilización de su identidad. El nacimiento de un Estado Nacional de impronta racista cumplió su objetivo y relegó al olvido y a la “desaparición” a las corporalidades negras, su historia, legado y la sangre derramada por la independencia de nuestra Nación. No obstante, tiempo después, a instancias de las organizaciones de las sociedad civil afroargentinas y del impacto que generó el movimiento de revisionismo histórico nacional, nos encontramos frente a otras miradas y a el Estado en otro rol que intenta hacer justicia reparatoria. Esa es la discusión presente.
En este sentido, la necesidad de impulsar políticas afirmativas que cambien la realidad de exclusión del colectivo afro en Argentina motoriza el diálogo y articulación entre diferentes ministerios e instituciones. Por eso, trabajar desde una perspectiva antirracista implica la modificación de prácticas violentas naturalizadas en nuestra sociedad, que tienen foco en las comunidades históricamente vulneradas en sus derechos a la educación, a la salud y el trabajo. Pero también la desnaturalización de prácticas y miradas racistas implica asumir que “lo afro” no resume las vivencias de toda una comunidad.
¿Qué es lo afro? ¿De quienes hablamos?
En tiempos donde el lenguaje está en permanente movimiento y discusión, resulta imperioso plantearnos como seremos nombradxs en la ejecución de las políticas públicas que queremos hacer valer. En este sentido, la experiencia de “lo afro” aparece como síntesis del movimiento de militancias negras en Argentina y, en apariencia, unifica el concepto desde “la raíz africana” de un grupo determinado. Visto de este modo podríamos pensar que esta significación parece recrear cultura de ese grupo, pero está totalmente lejos de terminar con las desigualdades estructurales que lo acechan. Desde este relato entendemos que “lo afro y lo negro” es asumido como un elemento homogéneo que no necesita poner atención a las diferencias, porque el racismo reza “ lxs negrxs son todos iguales”.Y ahí radican los peligros de perpetuar el racismo a través no solo de representaciones incompletas de los diferentes colectivos que lo conforman, sino de un lenguaje que sea creado para anular y re-invisibilizar procesos históricos diferentes.
Citando nuevamente al Plan Nacional contra la Discriminación elaborado por Inadi en conjunto con organizaciones de la sociedad civil, el PND destaca cabalmente que la comunidad negra en Argentina data de tres momentos históricos en su conformación. En consecuencia lxs afrodescendientes argentinxs (algunes se identifican Afroargentinxs del Tronco colonial), luego lxs afrodescendientes migrantes de Cabo Verde y Latinoamérica, y finalmente (desde el año 2000) lxs migrantes africanxs.
Como corolario de esta configuración, en el año 1998 se creó el 1er Foro del Estado Nacional para impulsar políticas de visibilización que se llamo Foro de Afroargentinxs, Afrodescendientes y Africanxs. Esta denominacion heterogénea del movimiento negro demuestra la amplitud de lo posible en materia de definiciones y constituye una herramienta política que debemos retomar para la elaboración de políticas públicas. Es así que las diferentes necesidades merecen tener atención específica. Por ejemplo, los términos de reparación histórica y la inclusión del legado cultural, social y económico de sus ancestrxs africanxs, que reclaman hace decadas lxs afrodescendientes argentinxs, difiere de las constantes denuncias por violencia policial y apremios ilegales a los que son sometidos mayormente la población africana en el ejercicio de su derecho al trabajo. En el mismo sentido, pensando en la interseccionalidad de las mujeres negras,Ochy Curiel expresa “no es lo mismo una mujer negra latinoamericana o caribeña que tiene en su historia los efectos de la colonizacion y la esclavitud, que una mujer africana que no le toco ese proceso. Su historia es diferente y las maneras de concebir el racismo y enfrentarlo también lo será”*. Respecto a la ejecución de políticas, la creación de la Dirección Nacional Étnico Racial, Migrantes y Refugiados, un modelo exitoso en la hermana República de Uruguay replicado por la gestión actual de la Secretaría de de Derechos Humanos de la Nación, generó discrepancias en la militancia afroargentina de base. Esto sucede no solo por la representatividad sugerida sino también por la incompleta comprensión del proceso histórico nacional frente a la pretensión de que la población referente del primer grupo descendiente de la trata esclavista quiera formar parte de un espacio extranjerizante desde la concepción de su nombramiento. La frase ampliamente naturalizada “en Argentina no hay negrxs” responde a los reclamos de lxs Afroargentinxs del Tronco Colonial que exigen una Dirección Nacional propia, que con acciones concretas erradique el estigma de desaparición histórica que la Generación del 80 consolidó a través de el relato oficial de una Argentina blanca, con la población africana y afrodescendiente diezmada por las guerras, la fiebre amarilla, la Guerra del Paraguay, y no identificada deliberadamente en los censos de población.
("Chicas y chicos afro", de Maga Pérez)
Plan Nacional Afro
Asimismo la existencia de un futuro “Plan Nacional Afro” donde africanxs y descendientes afroargentinxs no forman parte aún de la mesa de diálogo no solamente configura una falta de respeto a sus trayectorias militantes sino también la ausencia real de apertura por parte del Estado Nacional hacia quienes son testimonio de la “Argentina negra” que proclaman incluir y visibilizar. También es importante aclarar que la población africana debe ser reconocida ampliamente en sus derechos ciudadanos,no son afrodescendientes ni afroargentinxs, son africanxs y políticamente quedan postergados de las consignas del Decenio Internacional declarado por la ONU. Efectivamente hay otras acciones en cuanto a legislación nacional e internacional que se deben trabajar.
En consecuencia, si “las vidas negras importan”, las categorías y las representaciones en nuestra sociedad, también.
Es por ello que a la hora de delinear la intervención política para erradicar la discriminación, el racismo, la xenofobia e incorporar futuras políticas educativas, de salud, de seguridad o bien de cupo laboral, es urgente que todos los grupos del movimiento negro estén trabajando en la promoción de los derechos humanos amparados por nuestra Constitución Nacional.
Para esto se necesita respeto por las identidades y conciencia de la importancia de la participación de todxs lxs actores .El Estado Nacional no es inocente en la manera que arbitra sus postulados y lxs referentes afroargentinxs, afrodescendientes y africanxs deben ser precisos en el camino de la igualdad que evite “nacionalismos, sectarismos e inclusive la segregación” *.
La política de la palabra está en juego, toda confusión teórica reviste la gravedad de no aportar soluciones pragmáticas. Es urgente desarticular la “matrix” del racismo 2.0 que crea ficción publicitaria para sentirnos parte de procesos que no son, que anula las diferencias, traslada experiencias valiosas de otros países pero que no sirven para esta sociedad, solo son formatos funcionales a lxs dirigentes que la llevan a cabo. Como comunidad debemos pensar el impacto que tienen estas estrategias frente a la lucha contra el racismo.Las implicancias de una política de la identidad que se elabora sin sus protagonistas está destinada a fracasar en su implementación efectiva. Que nos llamen por nuestro nombre, algo tan simple como eso, fuera de todo discusión en identidades hegemónicas, sigue representando para nuestro colectivo un bastión de lucha antirracista.
Por eso todxs lxs protagonistas podemos y debemos ser nombradxs.
Fuente: Plan Nacional contra la discriminacion - Inadi año 1995 (PND) Curiel Ochy* - Identidades esencialistas o construcción de identidades políticas (2002) Decenio Internacional de los Afrodescendientes -Reconocimiento- Justicia y Desarrollo.