Recuerdos de los años setenta en Buenos Aires (Parte 1)
Por Aura Carballido
Lois Pérez Leira, activo militante de la izquierda argentina a partir de 1967. Perteneció a la juventud comunista y fue presidente de la Confederación Argentina de Estudiantes Secundarios (CAES). Durante 1973-74 integró la dirección del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras de Buenos Aires.
Radicado en España desde 1990 fue uno de los impulsores del juicio que instruyó el Juez Baltasar Garzón por el genocidio cometido en la Argentina. Y a través del Movimiento Argentino en el Exterior del cual es su titular, solicitó la detención y extradición de Rodolfo Almirón, jefe de las Tres A. También fue detenida por unas horas la ex presidenta argentina Isabel Martínez. Su labor al frente del Movimiento Argentinos en el Exterior le ha valido múltiples reconocimientos convirtiéndolo en el referente de los argentinos de la diáspora. En el mes de octubre será recibido por el papa Francisco para hablar de la situación de las migraciones en el mundo.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo eran los cafés de la calle Corrientes en los principios de los 70?
Lois Pérez Leira: Después del Cordobazo la Argentina pasó de la resignación a la esperanza. Se multiplicaron las organizaciones políticas de izquierda, la JP se desarrollaba en todo el país, la organización Montoneros y el ERP eran la referencia clara de los que pensaban que había que tomar las armas. Se pensaba que el retorno de Perón estaba más cerca que nunca y el Partido Comunista Argentino tenía una gran influencia cultural y un importante poder de movilización. Todos estos elementos así como el triunfo de Allende en Chile habían generado una gran ilusión colectiva.
Este estado anímico se vivía en los cafés de la calle Corrientes que nucleaban en pocas cuadras los lugares de reunión de los intelectuales y muchos militantes de la izquierda. Desde El Foro en la calle Corrientes y Uruguay hasta la Confitería la Opera en la esquina de Corrientes y Callao, transcurría la vida cultural y política de Buenos Aires. Los sábados por la noche sus dos veredas eran transitadas por multitudes.
APU: ¿Vos donde parabas?
LPL: Yo empecé a parar en el Foro, primero los sábados, que era punto de encuentro para luego ir a alguna actividad de La Fede (Federación Juvenil Comunista). Luego, a partir de 1972 todas las noches entre las 20 hasta las 23 horas. A esa hora nos agarraba el hambre y nos cruzábamos al Güerrín, a comernos un par de porciones de pizza de parado. El Foro por la noche era el lugar de encuentro de los comunistas, nuestro lugar preferido eran las mesas de adelante cerca de la puerta que hacía esquina entre las dos calles. Por lo general nos sentábamos en la mesa que daba a la ventana de la calle corrientes, donde mirábamos pasar a la gente.
La mayoría estábamos estudiando en la facultad, yo había empezado historia. Cuando terminaban las clases y nuestra actividad política, nos acercábamos a tomar el café. En aquel emblemático lugar convivíamos distintos grupos. Por un lado, los que aparte de ser de la Fede éramos amigos entre sí, entre ellos estaba Eduardo Aulicino “el gato”, hoy destacado periodista de Clarín, Luis Valentino “el Tigre”, el “Negro” Padula también le decíamos Omar Sharif por el parecido con el actor, el “Negro” AdrianKochen, Gustavo Braguinski, Carlos Gabaldón, mi hermano Juan, Hernán Nuguer (desaparecido) Fito Tuñon, Huguito Massei, Eduardo Duschatzky alias “Misterio” o “el Cuervo” hoy destacado periodista de Télam.
APU: ¿Algunos dicen que fuiste uno de los impulsores del beso en la mejilla entre los hombres y que esta costumbre nació en La Paz?
LPL: Pues yo tengo la certeza de que así fue aunque me da cierto pudor decirlo. Se produjeron varios acontecimientos para que se iniciara este nuevo rito, que hoy es deporte nacional. (ríe)
Al regresar mi hermano Juan y yo de nuestro largo viaje a España, en distintos momentos los dos, llegamos con muchas ideas que estaban sucediendo en la transición española. El destape, la aceptación de la homosexualidad, la actividad política en los partidos comunistas. Las nuevas músicas de moda como la Nueva Trova Cubana, introdujimos los primeros discos de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, que luego se fueron copiando y reproduciendo.
Por defender algunas de aquellas cosas el PC argentino me expulsó, con múltiples argumentos: por defender el derecho de los gay de ser militantes comunistas, por defender al Che y sus teorías. Especialmente por no estar de acuerdo con la línea de apoyo indirecto al gobierno de Videla.
Por aquellos años éramos muy pocos los clientes de La Paz y nosotros éramos uno de los grupos más numerosos. Los mozos eran ya amigos nuestros, todos gallegos, como correspondía por aquellos años. Cada vez que me encontraba con mi hermano le daba un beso en la mejilla como era nuestra costumbre. La mayoría de los amigos eran de familias italianas, gallegas y judías, donde se acostumbra a besarse entre hombres o familiares del mismo sexo. Con el “Negro” Padula teníamos una gran amistad y era un autentico “provocador” en el buen sentido. Para llamar la atención comenzamos a jugar y nos decía dame un beso en público. Luego se sumó Carlos Gabaldon a esta forma de saludarnos, también “El Negro” Kochen, que era un “besuqueiro” muy afectivo, “El Tigre” Luis Valentino, Víctor Malamud y otros. Y lo que nació de una broma y el deseo de romper con los prejuicios machistas de la época, se convirtió en una costumbre en un sector reducido, pero de amplia repercusión política y social, ya que todos éramos personas conocidas, por distintos motivos, en el ambiente cultural relacionado con la izquierda. Esta forma de saludarnos se trasladó a otros lugares donde frecuentábamos, reuniones en casas, alguna que otra peña o acto literario. Poco a poco se sumaron compañeros que militaban en los derechos humanos. Por aquellos años reencontrase con un compañero que aun estaba con vida, era motivo para abrazarse o darse un beso.
Antes del 1977 esta forma de saludo entre hombres no existía. No recuerdo en el 73 que entre dos hombres se saludaran con un beso. Tuvo que ser en un lugar emblemático como La Paz, con gente que trascendía culturalmente por distintos motivos, los que sin quererlo instalaran esta nueva forma de saludo. Como sucede en todas las modas o costumbres, el entorno más cercano copia de los referentes sociales o grupales este tipo de expresiones. Ahora que vos me lo preguntas, yo me animo a contarlo. No es fácil decir esto públicamente, nosotros inventamos el beso entre hombres. Pueden pensar que estoy loco o con ansias de notoriedad. Pero bueno todos hablan de la costumbre generalizada de esta práctica de saludo, pero nadie hasta ahora le ha podido dar una explicación lógica o histórica. Nada nace de la nada. Todo tiene un porqué y un inicio. Seguramente otros puedan tener otra versión. Quizás esta hipótesis que expongo abra algún debate, no estaría mal. Lo que sí está claro es que es una linda forma de querernos como seres humanos.