Reflexiones sobre la criminalización de las intervenciones artísticas callejeras
Por Santiago Asorey
Pertenecemos a una tradición en la cual los murales y las pintadas políticas, como formas de intervención del espacio público, resultan una extensión natural de las herramientas de la comunicación popular. Desde las JP con el "Luche y Vuelve" del regreso de Perón del 73 hasta las pintadas exigiendo la aparición de Santiago Maldonado y el juicio y castigo a los culpables de su secuestro, se construye en esa continuidad el hilo de resistencia del pueblo argentino.
En este sentido, estamos afectados doblemente por esta discusión: como militantes y como comunicadores. Si la comunicación popular es uno de los lugares desde el cual resistir, las paredes del barrio articulan su célula primaria. Cuando la oligarquía y la derecha neoliberal silencian, es allí donde la comunicación popular y barrial resiste. Entendemos que las paredes de nuestros barrios son el amplificador de aquello que los grandes medios comerciales callan, ya sean las disputas por el presente brutal de ajuste económico o el recuerdo de la memoria de nuestras banderas o nuestros compañeros y compañeras asesinados/as por la Policía o la dictadura.
Uno de los ejemplos más claros para nosotros se vio cuando las brigadas antivandálicas de Larreta borraron las pintadas que homenajeaban a Nehuén Rodríguez en el barrio de La Boca. Borrar a Nehuén era borrar las huellas del crimen cometido por la Policía, y ante la censura en el espacio público, fueron los medios populares los que lo denunciaron.
Detrás de la disputa por el espacio público que Cambiemos realiza desde hace años se encuentra la batalla por la visibilidad, la memoria popular, y es ahí surge el rol de las organizaciones de comunicación popular.
Desde la Agencia Paco Urondo nos toca defender los elementos que configuran el entramado de las expresiones populares callejeras; esto puede significar la discusión por la estigmatización y etiquetamiento que construyen los medios sobre los artistas callejeros o defender la metodología de la intervención artística del campo popular sobre nuestros barrios.
Esto nos lleva a una tarea que es compleja porque no radica solamente en la defensa de casos concretos, de casos de compañeros/as que caen detenidos por pintar un mural, como sucedió con los compañeros y compañeras de La Cámpora en el mural en la Plaza Velasco Ibarra, en el 2016, o músicos a los que se les saca sus instrumentos, algo muy común en estos días.
La tarea nos obliga a ir más allá y contrarrestar la falta de visibilidad que el periodismo comercial ofrece sobre determinados temas. O, a veces, directamente contrarrestar la estigmatización que se construye sobre toda forma de intervención del espacio público que provenga de los integrantes del campo popular. Hay una continuidad allí, entre la identidad de un militante piquetero y un artista callejero, ambos criminalizados. Todo lleva a la cuestión central de criminalizar la identidad del campo popular y cualquier discurso que se aparte del manual de comunicación que construye la prensa hegemónica.
Por ende, la respuesta necesariamente nos llama a una articulación que nos garantice que el silencio o el etiquetamiento no sean los que triunfen. Para nosotros, en cambio, fue el caso de Lucas Cabello el que expresó el triunfo al mostrar que Lucas “no era solamente un trapito baleado por la policía”, sino que era “Lucas, un joven padre de una nena de 2 años que fue víctima de una grave violación a los derechos humanos que le costó graves heridas”.
Los propios medios comerciales tuvieron que reconocerlo, reconocer la verdad que las organizaciones de base, junto a abogadas y abogados compañeros y medios populares, hicieran que salga la luz. Y hoy la historia es otra, gracias a la lucha de Lucas y su familia, sus vecinos, sus abogados, las organizaciones del barrio, los medios populares. Fue en la construcción de esta red donde se le ganó centímetros al “sentido común” de los medios hegemónicos.
Y es este ejemplo el que puede iluminar el camino de cómo combatir la estigmatización de toda forma de intervención artística en el espacio público.
Los esperamos este miércoles 7 de noviembre a las 20:00h en Guatamela 4516 (CABA) en el encuentro "Intervenciones Urbanas frente a un Estado Represivo".