Solo nadar: crónicas y relatos de un mundo chiquito
Por Enrique de la Calle
Luego de su primera novela “Aguas del río que no vuelven”, Ignacio Fittipaldi presentó su segundo libro. Esta vez se sumerge en un plano notoriamente más ameno y fluido que aquella primera exploración. “Solo nadar. Crónicas y relatos de un mundo chiquito” es un libro que reúne veinticuatro textos entre crónicas urbanas y relatos breves. Una selección de textos que el autor ha ido publicando en su blog Vizcacheral de Palabras, en los últimos diez años. En él prevalece una sistemática manera de observar, narrar y escribir las historias que lo envuelven. Son relatos breves, mínimos, absurdos, tristes y encantadores. Historias reales.
El libro no busca contar grandes hazañas, aunque que las hay (el título se debe a una crónica que relata la carrera de aguas abiertas de 20 km en Vuelta de Obligado –sí, leyó bien- que Fittipaldi nadó en 2017 en el Río Paraná), ni tragedias devastadoras, que también las hay. Más bien podríamos decir que se trata de una marcada inclinación en dirigir el prisma a la singular grandeza que podría significar detectar en la rutina diaria algo digno de ser contado en versátiles formatos literarios.
Con una escritura que por momentos parece hablarnos, minuciosa, perspicaz e íntima, el autor se topa con lo extraordinario en lo cotidiano: puede ser un viaje a la oficina en la línea Roca de tren o una conversación oída involuntariamente en el vestuario de un club. Lo extraordinario no es aquí excepción: sucede en la calle de lunes a domingo, en el parto de sus hijos, en una reunión de trabajo, al morir un ser querido, en un rincón de Jujuy, en la puesta del sol, nadando kilómetros y kilómetros en un río denso y oscuro o siendo testigo de algo irrepetible como ver y oír tocar una orquesta sinfónica compuesta por chicos de las orquestas escuela.
El sarcasmo, el humor y el absurdo son partes constitutivas de estos textos. Quien se haga del libro podrá acceder al mundo pequeño que este libro describe, y verá que es amoroso, sí, pero también tendrá la certeza de que ese mundo es delicado, profundo, finito y cruel.