Teatro inmersivo: “¿Querés ser feliz o tener poder?”, de Cecilia Propato
“En esta obra tendrán oportunidad de sumergirse en una distopía donde hay un mundo de la felicidad (8) y otro del poder (9) y conocer la profundidad de 20 personajes que viven en ‘libertad’.
La aparente libertad los mantiene en una dinámica orgánica en donde su existencia tiene sentido: entonces hablan, cuentan siempre lo mismo para no olvidar que una vez creyeron que la palabra es la vía para ponerse de acuerdo. La repetición nos da cuenta de un pasado y de que somos seres históricos.
La omnisciencia invisible de ser mirado sin ver el ojo que mira. Ser vigilado sin percibirlo. Un sujeto que pese a ser observado y controlado empieza a convencerse de que sus acciones son llevadas a cabo por decisión propia y no porque hay un mecanismo subrepticio que condiciona hasta los deseos”
Estas palabras pertenecen a Cecilia Propato, dramaturga, guionista, escritora, directora de teatro. Artista visual y Audiovisual. Profesora y Maestra de Dramaturgia, de Guión de Cine y de Series y de escritura. Autora de los veinte Micromonólogos y directora/Puestista. El espectáculo contó con el apoyo a la producción del Fondo Nacional de las Artes y fue declarado de Interés cultural por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En este mes de marzo el elenco festejó las primeras doscientas cincuenta funciones y planean seguir todo el año, los viernes en Espacio Aguirre (Aguirre 1270, Villa Crespo).
Esta obra no convencional le propone al espectador elegir entre las temáticas de la felicidad o el poder (De ahí los números que aparecen en la cita, opciones para aquellos van a verla)
Comienza con la palabra de su directora en vez de un telón que sube y la proyección de un video introductorio. Los actores están en el escenario cuando llega el público, al que se invita masivamente a interactuar.
Cada uno escucha tres monólogos vinculados con el tema elegido. Elogiable el profesionalismo de cada actor y actriz que, lejos de ser influenciado por lo que ocurre a su alrededor, desarrollan su interpretación absolutamente compenetrados en un personaje que se aparece de inmediato al espectador.
En un segundo se ingresa al mundo de quien ejerce esa “profesión rara” y aparecen las emociones, la risa, las ganas de responderle.
No necesariamente tienen un tiempo y lugar, aunque algunos hacen referencia a lugares de Buenos Aires, pero como expresa Cecilia en palabras citadas más arriba, cada uno parece reafirmar, en cada interpretación, su pasión y convencimiento con respecto a la actividad elegida como un tutor de vida o justificación de la existencia.
Las profesiones a las que no tiene acceso directo se las “espía” en los momentos de interacción grupal y en la presentación del final. Siempre se puede volver y seguir conociéndolos.
Al final de la obra, quizás el público se vaya con la respuesta que vino a buscar. ¿Ser feliz o tener poder? ¿El poder da felicidad o ser feliz te hace sentir poderoso? Quizás sea más probable que se vaya con nuevos interrogantes que inviten a la reflexión.