Teatro: “Quiero decir te amo”, descubrir(se) en la palabra del otro

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    Teatro Quiero decir te amo
    Foto: Carlos Furman
CARTELERA TEATRAL

Teatro: “Quiero decir te amo”, descubrir(se) en la palabra del otro

09 Febrero 2025

Nadie sabe realmente sobre el amor y, sin embargo, se lo dibuja con palabras en el aire, como un acto amoroso en sí mismo. ¿Unx es sin lxs otrxs? Y cuando aparece el otrx, ¿unx deja de ser un poco unx para convertirse un poco en el otrx? Parece un trabalenguas de preguntas, pero el amor no es, en definitiva, un juego entre lo propio y lo ajeno, una trama tejida con los hilos de quien nos interpela. Construir un vínculo tiene algo de dificultad, algo de extrañeza. Y, sin embargo, adentrarse en ese enredo puede ser también un refugio para la realidad. Un otrx que existe en palabras, que se va revelando a medida que avanzamos en el relato. Hay un momento en el que, inevitablemente, el disfraz cae. Y ahí comienza la verdadera aventura.

Cuando se quiere expresar el sentir, hace falta un recorrido. El otrx no es un ente fijo, sino una construcción que existe en nosotrxs, una percepción que nos habita y que se transforma con el tiempo. Roland Barthes decía que "lo que resulta erótico no es la persona del otro sino el espacio". La obra explora precisamente esa idea: cómo las palabras posibilitan el amor, cómo crean un territorio donde el deseo puede desplegarse. A través de dos personajes que entablan encuentros epistolares, nos sumergimos en un intercambio donde se cuentan sin conocerse, se construyen sin tocarse, se hacen lugar en el tiempo. La espera se vuelve un símbolo central: no como ausencia vacía, sino como el espacio necesario para que un vínculo amoroso cobre sentido. Es en la pausa, en el silencio, donde lo no dicho adquiere peso y donde lo dicho puede transformarlo todo. Porque, al final de cuentas, construir con un otrx no es solo un acto de cuerpos -aunque también llegado el momento se lo requiera para no quedar solo en la fantasía- sino, sobre todo, un tejido de palabras y silencios.

En tiempos de inmediatez y redes sociales, el director elige la carta. Un gesto que, hoy más que nunca, resuena con una carga particular. Una carta puede llegar o no, puede extraviarse en el camino, puede ser esperada con ansias o leída con demora. Se la piensa, se le dedica tiempo, se la sostiene entre las manos. No hay respuesta inmediata. No hay distracción posible. En ese instante, más que nunca, también está presente el cuerpo.

Alexandra Kohan, en su libro Y sin embargo, el amor, dice: "Cuando lo amoroso irrumpe, irrumpe fuera de tiempo y fuera de lugar. Nunca es el lugar adecuado, nunca es el momento justo". Esto queda en evidencia en Quiero decir te amo desde el momento en que el personaje de "la amada secreta" (Violeta Urtizberea) envía su primera carta a alguien que desconoce. Y, para colmo del enredo, ese desconocido -que está casado- nunca recibe su carta; en su lugar, la encuentra su esposa (Lucía Aduriz). Entonces, ella decide comenzar un juego -algo que el amor requiere- y responder, haciéndose pasar por su marido. Al mismo tiempo comienza a escribir su diario íntimo.

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Teatro Quiero decir te amo
Foto: Carlos Furman

Entre ambas comienza a tejerse una narrativa propia, un intento por dar sentido. Son dos personas que no parecen tener una vida social amplia y, en esa falta, irrumpe la otredad. Como dice Kohan, el amor aparece en el lugar y a la hora inadecuada. La obra transita el encuentro y el desencuentro, dejando en claro que eso que llamamos amor no es lineal ni abstracto, sino que está lleno de contradicciones, de lo inesperado, de lo que no tiene sentido y, a la vez, se lo da. Juntas inventan otro tiempo, otro mundo. Y, en ese espacio, se inaugura una nueva mirada.

El deseo y el amor son construcciones simbólicas y subjetivas que van más allá de los roles de género tradicionales. Amar es, ante todo, un fenómeno humano, no un atributo exclusivo de hombres o mujeres. Al final de cuentas, podríamos decir que el amor es sin género y, en última instancia, una algarabía.

Quiero decir te amo nos invita a repensar el amor como un espacio de invención continua, donde las palabras y los silencios ocupan un lugar primordial. Lejos de ser un concepto fijo, el amor es un proceso mutable que se construye en la interacción entre lo dicho y lo no dicho, entre lo que se espera y lo que realmente ocurre. La obra nos muestra que amar no es un acto lineal ni predecible, sino una experiencia humana llena de contradicciones y posibilidades. Siguiendo la premisa de Lacan, "amar es dar lo que no se tiene a alguien que no es", entendemos que el amor es un proceso en el que nos ofrecemos sin poseer, en el que el otro se convierte en espejo y misterio. A través de los personajes y su correspondencia, descubrimos que el amor puede ser un territorio incierto, pero también un refugio en el que podemos encontrar, quizás, algo más cercano a nosotros mismos.

La obra se puede ver en el teatro Picadero hasta el 1 de marzo, los viernes a las 22:00 h y sábados a las 18:00 h.  Entradas por plateanet.com

* El artículo contiene lenguaje inclusivo.