Terrenal: Varieté campero y popular
Por Analía Ávila
Terrenal. Pequeño misterio ácrata, obra escrita y dirigida por el autor y maestro de dramaturgos Mauricio Kartun, se estrenó en el Teatro del Pueblo el 20 de septiembre de 2014 y este año comenzó su cuarta temporada a sala llena. El texto obtuvo en 2015 el premio al “Mejor libro del año” en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. El Teatro del Pueblo fue el primer teatro independiente del país y de América Latina, fundado a fines de 1930 por el periodista, dramaturgo y militante de izquierda, Leónidas Barletta. Desde 1943 funciona en el sótano de un edificio en Diagonal Norte, a una cuadra del Obelisco. El lugar tiene toda la mística de haber albergado representaciones de escritores consagrados como Nicolás Olivari y Raúl González Tuñón. También Roberto Arlt presentó allí todas sus obras teatrales. En 2009 Kartun estrenó Ala de criados en ese mismo espacio, obra que integró el llamado “tríptico patronal” con El Niño Argentino y Salomé de chacra. “El amor es un atentado ácrata”, clamaba el personaje de Tatana en Ala de criados. En Terrenal lo ácrata está en el gesto del autor de poner a Dios (Tatita) en la tierra, ocupado en problemas de los hombres, como la política y la división de la riqueza.
La escenógrafa Gabriela Fernández ideó para la puesta de la obra un tablado despojado enmarcado con telones gastados, unos pocos objetos en escena, un banquito y un balde. El vestuario con trajes en tonos oscuros pegados al cuerpo resalta las máscaras de payasos tristes de los actores. Caín (Claudio Martínez Bel), Abel (Claudio Da Passano) y Tatita (Rafael Bruza), le ponen el alma y el cuerpo a los personajes con potencia, carisma y una aceitada comicidad, y hacen que el público estalle en carcajadas. El director quiso que el humor fuera el eje de los textos; los actores apelan al gag físico, los cachetazos circenses y a la técnica del mimo. Hasta que el sarcasmo y el acto de violencia transforman la risa de los espectadores en mueca, como sucede en muchas de las obras de Kartun.
En una versión criolla del mito bíblico de Caín y Abel, la historia comienza con los hermanos que fueron abandonados hace veinte años en un viejo terreno del conurbano bonaerense. En esta parodia del capitalismo, Caín es productor de morrones, el mercantilista, y Abel un vagabundo, el libertario, vendedor de carnada viva en una banquina. Abel le dice a Caín: “El lado lo eligió usted hace veinte años (…) A mí me daba lo mismo. La mitad derecha del terreno, la mitad izquierda del terreno: minucias terrenales. En cualquier lugar la isoca mía se criaba lozana. Hosanna. La derecha la eligió usted.” La situación de espera de los hermanos recuerda a los personajes del teatro del absurdo de Samuel Beckett, como Estragón y Vladimir que en el medio del campo esperan en vano a Godot. Pero en Terrenal un domingo gris regresa el esperado Tatita (Dios) y se desarrolla el fuerte de la acción, con el problema central de la posesión de la tierra. El personaje de Tatita es desopilante; en una entrevista que le hizo el historiador teatral Jorge Dubatti, Kartun reveló que se inspiró en el folklorista Horacio Guarany para componerlo: “Es un Dios músico y medio atorrante, como Horacio, mezcla guasa de ideología, ingenuidad, ironía y vanidad. Creo en el Dios Mito, en su metáfora perfecta, y lo respeto como tal. El mío es un Dios zurdo.”
Se destaca la riqueza del texto donde cada palabra fue pensada por Kartun como disparadora de múltiples sentidos, con referencias bíblicas, diminutivos que tocan la cuerda de la ironía y del humor (“capitalito”, “descamisadito”, “terrenito”), dichos populares y camperos, pero también hay una profunda reflexión social, política y filosófica. En el diálogo con Dubatti, Kartun manifestó: “Tengo un pensamiento nacional y popular. Pero no es una especulación estratégica. Ni una toma de posición. Se inscribe en un fenómeno mayor: mi pertenencia física, social, humana a ese espacio cultural. Un ejemplo: a comienzos de los ochenta me fui comprando toda la discografía de la Mona Jiménez. Me gusta Sandro, el de la primera época, lo escucho con mucho placer. Y un día me cuelgo con música minimalista y me mato con Wim Mertens. O le doy al Klezmer, a Martirio, a Tom Waits o a Hermeto Pascual. Y otro día vuelvo a los discos de la Mona. Yo soy esa mezcla. Y si a la hora de escribir no puedo aceptar esa mezcla, nunca encontraré la felicidad en la escritura.”
“El trabajo es el vicio de los que no sirven para otra cosa. Si será dañino que hasta te pagan por hacerlo”, dice Abel en defensa de su ocupación de vendedor de carnada. El público festeja parlamentos como este y aplaude de pie los dichos de Tatita, en el momento de la condena a Caín: “Destierro. Vas a andar sin detenerte y no te alcanzará la tierra. Tanto te gusta medir: medirás el mundo en pasos y pies. Harás piedra sobre piedra tu ciudad amurallada, encerrada. Y juntarás capitalito y por guardarlo harás los muros más altos todavía. Y fundarás bienes raíces pero vivirás desarraigado, temblando cada día de pensar en perderlo. Lo tuyo, Caín, será el temblor. Y por ganar más perderás el sueño. Y si volvieras a encontrarlo tomarás capitalito por la nariz para alejarlo de nuevo y seguir juntando. Y cuando consumido, de rodillas, quieras descansar, te vendrá a visitar el horror.”
Las funciones de Terrenal continúan en el Teatro del Pueblo, Diagonal Roque Sáenz Peña 943, jueves y domingos a las 20 horas, viernes y sábados a las 21horas. Las entradas se pueden comprar online en Alternativa Teatral