Todos los días son como domingo
Por Jorge Hardmeier
Leandro Lozano (1983) es periodista y escritor. Todo es una mierda (La polla literaria, 2014) fue su primer poemario. Lo que nos ocupa es Una piba con la remera de los Smiths, (La indigestada ediciones) su nuevo libro de textos breves, que también será editado en Chile por La Polla Literaria. Lozano transita los bordes desde la escritura. Uno de los epígrafes del libro es una frase de Rainer Werner Fassbinder, cineasta alemán: “Lo que no somos capaces de cambiar debemos por lo menos escribirlo”. Fassbinder lo filmaba y le pregunto a Lozano qué no puede cambiar: “Muchas cosas, por ejemplo mi problema de ansiedad e impulsividad. Y no poder, nunca, tomarme solo una cerveza, si me tomo un trago siempre tengo que seguir. Igualmente, no sé, creo que en el fondo no lo quiero cambiar. Eso de querer cambiar me pasa siempre al otro día cuando me despierto de resaca básicamente, pero cuando van pasando las horas me olvido”.
La estructura del libro de Lozano se basa en textos breves en los cuales hay un extrañamiento y cierto desconocimiento del otro en medio de una ciudad hostil: “Si bien es verdad eso que decís, el desconocimiento y el desencuentro están a lo largo de todo el libro, a la hora de escribir un poema no me planteo esos temas, simplemente describo una imagen o una sensación. Pero siempre trato de escribir y describir alguna sensación de conflicto”.
Una piba con la remera de los Smiths es un muestrario de la monotonía de la vida urbana. Ese ciclo siempre repetido y continuo solo alterado por dos falacias: el fin de semana y las vacaciones. Ante eso, un cierto antídoto contra todos los males de este mundo parece ser el alcohol: “El alcohol actúa como paliativo a veces, como el cigarro o también alguna otra droga. Básicamente me gustan las cosas que funcionan mal, las situaciones problemáticas. Si no hay algo roto lo rompo para que pase algo".
Esa repetición de los circuitos urbanos está siempre presente en el libro: el narrador está en un interior, generalmente solitario, o en tránsito, en una parada de colectivos, por ejemplo. Reminiscencias del conurbano. Lozano es oriundo de Tapiales. “Hay pocas zonas porque no me muevo mucho. El tema de la sociabilidad no es mi fuerte, si bien no soy un ermitaño y funciono, muchas veces, bien dentro de un grupo reducido de personas, me le parezco bastante. Quizá por algo elijo escribir, porque es un trabajo solitario. Si fuese más sociable quizás tendría una banda de rock ¿No?".
El lenguaje de Lozano es despojado, tiende a la contundencia y al cross en la mandíbula: “Me gustan las cosas cortas y contundentes, me pasa también cuando escribo algún artículo periodístico, si se puede decir en un párrafo para que voy a seguir enroscando las palabras y hacerlo más largo. No tiene sentido. En este caso veo mis poemas como cuando The Jam toca In The City, menos de tres minutos donde tenés el pulso ese de la rabia punk anfetaminosa en todo su esplendor".
La literatura de Leandro abreva en diversas vertientes: la narrativa principalmente anglosajona, el rock, cierto cine no hollywoodense. “Mis escritores de cabecera, a los que siempre vuelvo son el eterno Bukowsky –quizá el responsable de que me anime a escribir y el tipo que me mostró que la literatura no era tan acartonada como yo pensaba de chico–. También me gusta mucho Fante y el hijo de Fante, Dan. La literatura de Irvine Welsh es otra de esas que me ayudó a escribir y aún hoy estoy pendiente de los libros que publica. Pero también están Nick Hornby, Alan Sillitoe, Michel Houellebecq, Kerouac y el gran Carver. Y me gustaría mencionar a la punky francesa de Virginie Despentes, leí hace muy poco Vernon Subutex y la verdad es que me voló la cabeza la forma que tiene de escribir. Pero igualmente no es solo literatura mi mundo, me gusta mucho el cine y también lo considero una influencia, gente como Fassbinder, Gaspar Noé, Leos Carx, Lars Von Trier, Harmony Korine, Casavattes o los ingleses de Mike Leigh y Ken Loach me generaron muchas veces imágenes para escribir algo. Al igual que la música, es algo vital en mi escritura, bandas como Stone Roses, Paul Weller, The Kinks y los estribillos del gran arquitecto de canciones de Noel Gallagher que siempre me resultan tan efectivas para salir a caminar mientras destapo una lata de Heineken y espero el 65".