Candidatos felicitan a La Nueva Provincia
Por Rocío Cereijo
La Nueva Provincia (LNP) se convirtió en el primer diario argentino en ser juzgado por su participación en el genocidio perpetrado durante la última dictadura cívico militar. En la sentencia de la causa 982, los jueces determinaron que la empresa periodística debía ser investigada por haber sido cómplice del terrorismo de Estado “mediante una acción psicológica, reconocida por el propio General (Acdel Edgardo) Vilas, propalando informaciones que no se ajustaban a la realidad de los casos”.
Basta con leer cualquiera de sus páginas del período dictatorial para dimensionar el compromiso de los miembros del medio de comunicación con el terrorismo de Estado. En el pedido de procesamiento y prisión preventiva al único miembro de la junta directiva vivo y actual titular del medio, Vicente Gonzalo Massot, los Fiscales José Nebbia y Miguel Palazzani destacaron, entre otros puntos de análisis: “La Nueva Provincia construía un discurso de odio, donde los conceptos de “guerra”, “guerra sucia”, “enemigo”, “delincuente subversivo” y “aniquilamiento”, funcionaban perfectamente en sintonía con los reglamentos, planes y directivas militares”.
Por poner tan sólo algunos ejemplos, el mismo día en que Mónica Morán fue secuestrada mientras junto con sus compañeros del teatro ensayaban la obra “Un cuento al revés” en Bahía Blanca, LNP publicó en su editorial un llamado a la ciudadanía para “afrontar el desafío nacional” de la “reorganización” encabezada por las Fuerzas Armadas (entiéndase plan sistemático de desaparición tortura y exterminio de personas). “Habrá que comprender que la situación no ofrece más alternativas y, aunque disguste, será necesario que la población se sume al sacrificio”, escribieron en su página dos. Trece días más tarde Morán era asesinada luego de permanecer en cautiverio en un centro clandestino de detención que, se supone, fue “La Escuelita”.
La madrugada del 5 de septiembre de 1976 fueron asesinados Juan Francisco Fornasari, Juan Carlos Castillo, Zulma Matzkin y Manuel Mario Tarchitzky, en lo que luego se denominó “Masacre de calle Catriel”. Ese mismo día, LNP publicó en su editorial: “Cuando de la izquierda se trata hay que actuar con pies de plomo, ya que todo les resulta útil para sus propósitos”. Asimismo, se acompañaba de un recuadro donde se solicitaba a los bahienses denunciar cualquier actitud “sospechosa” ante el Comando V° Cuerpo de Ejército local.
Su compromiso con otras dictaduras de Nuestra América en el marco del Plan Cóndor también fueron palpables. Por ejemplo, el día que fueron fusilados Alberto Ricardo Garralda y José Luís Peralta, en su editorial afirmaban: “Pues si un Franco no nace todos los años, tampoco todos los años nace un Pinochet. Y al general Pinochet, sin mengua de sus virtudes militares y su pasado, lo han convertido en estadista, en líder, en valladar de la tradición occidental, las circunstancias que epilogaron en el glorioso pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973”.
Estos significan tan sólo algunos ejemplos de víctimas locales del genocidio y la coherencia del medio con el Terrorismo de Estado que perdura hasta la actualidad. Podríamos destacar, también, que el diario silenció los secuestros de sus obreros gráficos Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola; presentó como enfrentamientos a numerosos asesinatos de víctimas de la última dictadura militar, se pronunció en contra de los procesos judiciales abiertos a represores, salió en defensa de éstos en democracia, entre otros.
A esta altura, claro está de qué se trata LNP, rebautizada “La Nueva” como estrategia marketinera que tiene como fin principal evitar quedar “pegada” a estas pruebas. Pero lo que no deja de sorprender es la actitud adoptada por los cinco principales pre-candidatos a intendentes de la ciudad de Bahía Blanca en relación al aniversario del medio. Más aún, aquella que proviene de dos candidatos del mismo partido que impulsó (e impulsa) la reapertura y realización de los juicios contra los ejecutores del plan sistemático de desaparición tortura y exterminio.
Las salutaciones de Héctor Gay (ex periodista del medio y actual candidato del PRO), Dámaso Larraburu (Frente Rrenovador) y Roberto Ursino (Unión Cívica Radical), pueden comprenderse de acuerdo a sus identidades políticas. Pero que los candidatos del Frente para la Victoria Iván Budassi y Marcelo Feliú, hablen de un diario que “marca diferencia en toda la provincia”, que refleja “las necesidades, inquietudes y sueños de cada ciudad” o destaque alguna de sus columnas; resulta, una falta de respeto, no sólo para los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado de la ciudad, sino también para los militantes del proyecto político al que dicen representar.
Los recuerdos idílicos respecto del diario que ambos hicieron llegar al matutino parecen formar parte de otro momento histórico, y no de un presente que tiene a más de 600 represores condenados y 11 juicios por crímenes de lesa humanidad en marcha. Uno de ellos, de hecho, se lleva a cabo en Bahía Blanca a represores de la Armada.
Cabe recordar, además, que la causa iniciada contra Vicente Gonzalo Massot fue frenada por el destituido juez subrogante Claudio Pontet, quien en una absurda resolución determinó la falta de mérito de Massot. Sin embargo, la investigación aún continúa abierta y a la espera de un nuevo abordaje de magistrados competentes.
Haciendo pleno uso de su desmemoria, los candidatos Feliú y Budassi parecen haber olvidado que uno de sus referentes políticos pidió perdón en nombre del Estado “por la vergüenza de haber callado durante más de veinte años de democracia”.
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