Del "Nunca Más" al "Nunca lo Sabrás": a 44 años de "la Noche de las Corbatas”
Por Carlos Bozzi
En memoria de mi amigo y hermano, Doctor Juan Carlos Paris, impulsor del proyecto que instituye el 6 de Julio, como día del “Abogado Victima de Terrorismo de Estado”, siendo Presidente del Colegio de Abogados de Mar del Plata.
El 6 de julio del corriente año 2021 se cumplen 44 años del suceso que fue bautizado como la “Noche de las Corbatas” y a casi medio siglo del hecho, es seguro que las generaciones actuales ignoren en que consistió tal significativo suceso.
Por eso, vale la pena recordar que entre la tarde del 6 y la madrugada del 13 de julio del año 1977, fueron secuestradas en Mar del Plata por Fuerzas Militares del Estado Argentino, once personas, siete de ellas abogados del foro local.
La lista incluye a los letrados Norberto Centeno, Salvador Arestín, Raúl Hugo Alaiz, Camilo Ricci, Carlos Aurelio Bozzi y Tomás José Fresneda. Las otras cinco personas fueron José Verde (abogado de la Asociación de Empleados Judiciales) y su esposa, María de las Mercedes Argañaraz de Fresneda -embarazada de 4 meses y de cuyo bebe aún no se tienen noticias - Maria Esther Vázquez de García y su esposo Néstor Enrique García Mantica. De todos ellos, solo José Verde y su esposa, Camilo Ricci y Carlos Bozzi sobrevivieron a aquel trágico suceso.
La magnitud del operativo, conmovió profundamente a los vecinos de la ciudad de Mar del Plata, no solo porque los afectados eran reconocidos profesionales locales, sino porque también demostró a la ciudadanía, que la tan mentada “guerra contra la subversión”, mas que un hecho de armas, era una cruel depuración ideológica, que afectaba a todo aquella persona reputada como sospechosa al régimen instaurado el 24 de Marzo del año 1976, por el solo hecho de disentir con el mismo.
Mucho tiempo después, se tomó conocimiento, que en realidad, la operación, había comenzado el 22 de Junio del mismo año de 1977, en la ciudad de Neuquén, cuando ese día efectivos de la Delegación Local de la Policía Federal Argentina, privan ilegalmente de la libertad, al abogado laboralista Jorge Roberto Candeloro y su esposa, Marta Hayde García, quienes de inmediato son trasladados a Mar del Plata. El letrado afectado, siempre había ejercido su profesión en esta ciudad balnearia y a raíz de amenazas a su vida, había buscado refugio en el sur del país.
También, posteriores investigaciones llevadas a cabo por la Justicia Federal de Mar del Plata, lograron establecer que tanto el matrimonio Candeloro, como el matrimonio Fresneda y los abogados Centeno, Alais, Arestin, Ricci y Bozzi, fueron recluidos en un antiguo radar semi subterráneo, ubicado en la Base Áerea de la ciudad balnearia, centro clandestino de detención, conocido como “La Cueva”. En ese caso, operaron Fuerzas del Ejército, asentadas en el Grupo de Artillería Antiaérea de la Zona ( AADA 601- Gada 601)
En cuánto al matrimonio Verde y al matrimonio García, secuestrados en conjunto el día 13 de Julio de aquel año 1977, operaron Fuerzas de la Marina, asentadas en la Base Naval de Mar del Plata, según lo testimoniado por el propio abogado Verde, ante la Justicia Federal de esa ciudad. Este ultimo tema , a pesar del tiempo transcurrido, se encuentra aún en investigación.
Hasta el presente, casi medio siglo después, no hay noticia alguna sobre el destino de los abogados secuestrados. Solo dos hechos: el cuerpo del Doctor Norberto Centeno, autor del Proyecto que culminó con el dictado de la “Ley de Contrato de Trabajo”, apareció sin vida, con signos de haber sido sometido a crueles torturas, el día 11 de Julio, en el kilómetro 22 del Camino Viejo a la localidad de Miramar y aunque el cuerpo del Doctor Jorge Candeloro, nunca se encontró, la Jefatura del Gada 601, reconoció en un documento judicial, que fue abatido por esa fuerza militar, el día 28 de Junio del mismo año 1977.
El mega operativo tenía un claro sentido: disciplinar un grupo social, representado por una profesión, la de abogado y en especial, la del profesional dedicado a la defensa de los intereses de los trabajadores.
En la época en que acontecieron estos sucesos, el Derecho Laboral era considerado como una tendencia a politizar el mismo derecho, en un enfrentamiento ideológico contra los medios de producción comercial o industrial. Se lo estigmatizaba como un arma de la lucha del trabajo contra el capital. La conclusión era obvia: eliminando físicamente a quienes ejercían esa rama del derecho (Caso Centeno, caso Candelero, caso Fresneda) o desapareciendo a otros, se infundiría el terror en la profesión y se paralizarían la defensa de los derechos de los trabajadores.
Por aquellos años, el mundo, había comenzado a transformar sus estructuras políticas, económicas y sociales y el trabajo en sí, como valor humano, comenzaba a quedarse sin protección y por ende, también el trabajador. De ahí, que se trataba de destruir el andamiaje ideado por el Doctor Centeno, con su proyecto de “Ley de Contrato de Trabajo”, más tarde plasmado en la ley 20.744.
Existen ciertas similitudes, entre el escenario de los años 70 y el actual, en cuánto a la ofensiva de ciertos sectores políticos, económicos y mediáticos, hacia los abogados laboralistas, acusándolos de incrementar con sus demandas, el costo empresarial, constituyendo esto, un escollo al progreso económico del país.
Se agita el discurso de la necesidad de una reforma laboral, que obviamente no pretende efectuarse a través del poder de las armas de fuego, sino a través del poder de esa entelequia que se llama “mercado”, poder presente desde hace varios años en la política argentina, no solo como un votante más, sino como el elector con mayúscula.
Por un lado, no se entiende que se pretende reformar, si mejores salarios, mejores condiciones de trabajo, mejores jubilaciones, mejores obras sociales o un sometimiento del trabajador a los vaivenes de una economía en turbulencia, donde sus derechos, no son más que discursos llenos de pretextos.
Adunado a ello, se instala dentro de la democracia representativa, un elector más: el mercado, causante de casi todos los males que sufren los argentinos desde hace décadas. El elegido por el pueblo, también debe tener la aceptación del mercado, sino el país se hundirá en el abismo. Ese es el axioma.
Ante los problemas sociales, casi siempre creados por el mismo Mercado, proponer más Mercado para solucionarlos, no es una decisión acertada. Es que el mundo del capital, siempre encontró un camino por sobre los intereses del trabajador, ofreciendo un salario tan respetable, como el infierno, manteniendo una postura reticente en hacerse cargo de un mínimo costo, en la transformación de las estructuras sociales.
¿Qué capacidad de ejercer su poder de regulación y control territorial de manera independiente, tiene un Estado, cuando los niveles de empleo, el equilibrio fiscal, su política de salud, su crecimiento real, la ocupación laboral y la misma desocupación, dependen de las decisiones de grupos de empresas, que tienen o no, su asiento en el territorio nacional o no miden de la misma manera, el interés general de la sociedad?.
Se despiden personas, como si fueran objetos descartables, que se usan y se tiran, todo ello, producto de una operación matemática de suma y resta, que siempre resta, hacia el más débil. La palabra RENTABILIDAD, se ha convertido en un Dios Supremo, que se encuentra por encima de la vida de aquellas las personas y sus familias, que dependen de un trabajo.
Sabemos que desapareció el capitalismo industrial, transformándose primero en capitalismo especulativo-financiero y posteriormente en puro capitalismo virtual. Desaparecieron profesiones enteras, las fábricas se robotizaron y los empresas implementaron el uso de sistemas informáticos. Desapareció el concepto tradicional del “trabajo”, como valor intrínseco a la persona humana, naciendo el concepto del “excluido”, sujeto, que quedó expulsado de todo sistema, categoría de menor rango a la del “explotado”,. Es hoy, el certificado de defunción, de lo que anteriormente se conocía, como “puesto de trabajo”.
Aquellos sucesos del año 1977, que aún no han podido ser suficientemente esclarecidos, sin lograr encontrar a los responsables directos de la desaparición de los letrados afectados, deben entroncarse con la realidad actual, en cuánto al matiz ideológico que los generó. No solo desaparecen personas, por la fuerza de las armas, también desaparecen personas, por el accionar del “mercado” y de un sistema económico impiadoso.
En el año 2004, por iniciativa del Colegio de Abogados de Mar del Plata, presidido por el Doctor Juan Carlos París, la Federación Argentina de Colegios de Abogados ( FACA), instituyó el día 6 de Julio, como el día del “Abogado Víctima del Terrorismo de Estado”, homenaje merecido a todas los profesionales víctimas de la dictadura.
De tal manera, las generaciones futuras, siempre tendrán un presente, para homenajear a todos estos letrados del país.
Cuarenta y cuatro años, se acercan al medio siglo, pero aún estos hechos no han sido debidamente esclarecidos, por el silencio de quienes llevaron a cabo estas operaciones de extermino.
En cierto medida, el Nunca Mas, se ha transformado en el “Nunca lo sabrás”.