“Las violaciones a los DDHH en democracia se sostienen en base a la impunidad”
Nueve años sin López, nueve años sin Verdad, nueve años sin Justicia
Jorge Julio López le falta a la democracia: su ausencia es un reclamo y una advertencia sobre lo que el Estado aún tiene que desandar en lo instaurado durante la última dictadura militar.
Se cumple un nuevo aniversario de la desaparición forzada de Jorge Julio López sin que la justicia haya avanzado un solo paso en el esclarecimiento del hecho, la identificación de las responsabilidades y el juzgamiento de sus autores.
El Estado durante la dictadura desplegó sus dispositivos represivos para la persecución, el secuestro, la tortura y la desaparición. Desde la transición, la democracia fue creando otros instrumentos para la búsqueda de Verdad, Memoria y Justicia, que fueron claves para el proceso de democratización de la sociedad y para la continuidad de un sistema político basado en las libertades y los derechos.
Hubo marchas y contramarchas, avances y retrocesos. Entre las conquistas, los procesos de juzgamiento de los criminales de lesa humanidad han sido un gran paso que consolida un horizonte posible y deseable para el futuro de nuestra sociedad. Sin embargo, la impunidad que acompaña la segunda desaparición de Jorge Julio López demuestra dolorosamente lo que aún está pendiente.
Las instituciones democráticas están en falta y es grave que así sea. ¿No se ha podido avanzar en el pleno esclarecimiento porque no ha habido decisión política para hacerlo? ¿No se ha podido avanzar porque hubo encubrimiento y borraron pruebas? ¿No se ha podido avanzar porque no se dotó de los recursos necesarios para la investigación? Podríamos seguir enunciando preguntas que requieren respuestas precisas. Así como hay responsables de la desaparición forzada de Jorge Julio López, hay responsables de la impunidad de sus autores. Es inadmisible naturalizar esta deuda y es necesario ir a fondo para dilucidar estas responsabilidades. Es preciso dotar a la investigación de todos los recursos financieros, técnicos y humanos. Esta es una exigencia de primer orden que no puede soslayarse.
La desaparición de Jorge Julio López es un señalamiento de lo injusta que sigue siendo la Justicia, del imperio de la impunidad y el ocultamiento de la verdad. Su caso revela los de otros: las violaciones a los derechos humanos cometidas en democracia se sostienen en base a la impunidad y en eso están implicados todos los poderes del Estado.
La trama de complicidades que se está revelando en la imputación de los agentes penitenciarios federales del penal de Marcos Paz por obstaculizar la acción de la justicia da cuenta, también, de esta conexión entre el pasado y el presente.
El día que condenaron a Miguel Osvaldo Etchecolatz, el responsable de su primer desaparición, López no pudo estar presente. Nueve años después, exigimos que la justicia determine qué sucedió y condene a los responsables. Ese será el día más claro de justicia.
Documentos de inteligencia sobre la primera desaparición de Jorge Julio López
Jorge Julio López tiene una ficha personal confeccionada en 1977 por la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), en el marco de la última dictadura militar. La ficha remite al legajo de la Mesa DS (delincuente subversivo) número 2703, tomo 5, cuya carátula dice: “Detenidos a disposición del P.E.N.”. En la foja 365 aparece el nombre de Jorge Julio López, identificado como “integrante de montoneros”. En el documento, fechado el 24 de marzo de 1977, figura como detenido en la Comisaría Quinta de La Plata que funcionaba como centro clandestino de detención. Mientras tanto, su familia desconocía su paradero.
Este es el único informe sobre Jorge Julio López en relación a su primer secuestro y desaparición. Es el documento que él mismo vio cuando vino a buscar en el año 2005 sus papeles al archivo, poco después de la apertura pública a cargo de la CPM; es el mismo documento que se aportó a la justicia como prueba para juzgar a Miguel Osvaldo Etchecolatz; es el mismo documento que se le entregó este año a su hijo Rubén cuando quiso conocer qué decía la inteligencia policial sobre su padre.
Jorge Julio López fue secuestrado por primera vez el 27 de octubre de 1976. Los documentos de la DIPPBA dan cuenta de su detención ilegal en la Comisaría 5ta de La Plata, donde permaneció desaparecido de mediados de noviembre hasta el 22 de diciembre de 1976, cuando fue trasladado a la Comisaría 8va.
Durante su cautiverio, López pasó por distintos centros clandestinos de La Plata: Cuatrerismo, Pozo de Arana, Comisaría 5ta y Comisaría 8va, todas dependencia de la policía bonaerense. Finalmente, el 4 de abril de 1977 lo trasladaron a la Unidad 9 de la misma ciudad donde estuvo detenido a disposición del PEN hasta junio de 1979.