Querella causa "Contraofensiva Montonera": "Esos/as jóvenes que dieron todo y no pidieron nada merecen justicia"
Por Paula Viafora
Durante 6 jueves consecutivos, el abogado Pablo Llonto, representante de la querella realizó un análisis de la prueba oportunamente agregada a la causa contra los acusados (a quienes calificó de genocidas), el ex teniente coronel Jorge Apa, quien se desempeñó como jefe de la División Inteligencia Subversiva Terrorista, Roberto Dambrosi, ex jefe de la Compañía de Actividades Psicológicas del Batallón 601 de Inteligencia, Luis Ángel Firpo, ex jefe de la Central Contrainteligencia y jefe de la División Seguridad del Batallón 601 de Inteligencia, Eduardo Eleuterio Ascheri y Jorge Bano, integrantes de la Sección Operaciones Especiales de la guarnición de Campo de Mayo, y Marcelo Cinto Courtaux, jefe de Actividades Especiales de Inteligencia y Contrainteligencia del Destacamento de Inteligencia 201. Solicitó pena de reclusión perpetua por los los delitos de privación ilegal de la libertad, tormentos, tormentos agravados, desaparición y homicidio calificado.
Además, Llonto reflexionó sobre la importancia de que las condenas sean de cumplimiento efectivo, lejos de las comodidades del hogar y en disfrute de los bienes robados. Por eso, aseguró que los imputados ya tuvieron su “amparo de impunidad” durante los años que duró el juicio.
Las palabras finales fueron dedicadas a las víctimas y sus familiares. “Esta querella llega al final de su alegato, tomando palabras prestadas. Banjamin Ávila que dijo en este juicio: “'Si hicimos algo fue respetar a la justicia'. Qué simple ¿no? Sumadas a las palabras de Gloria Canteloro que sintetizó tan bien la Contraofensiva: 'Volvimos para demostrar que no había un país en paz y que no nos habían borrado de la faz de la tierra (...)' Este juicio se pudo llevar adelante gracias a la ayuda de quienes son hijos, hijas, hermanos, hermanas, madres, padres, cuñados, cuñadas,amigos, amigas, militantes, todos los que ayudaron e investigaron en esta causa durante años y años (...) Por esos jóvenes, por esas jóvenes, que dieron todo y no pidieron nada, que tenían esperanza y apelaron a la resistencia para tratar de conquistar esa esperanza, creyeron en la fraternidad y en la solidaridad y que pedían justicia, al final de cuentas, pedían lo mismo que nosotros: JUSTICIA”.
Cerca del aniversario número 45 del último golpe militar, en una realidad atravesada por una pandemia, el otoño que nos pisa los talones mientras corremos tras las vacunas, la economía, los desastres climáticos; aquello sucedido en los años de la contraofensiva parece quedar desdibujado. Nora Rabotnikof reflexionaba al cumplirse 30 años, en 2006: ”Se trata de una época muy cercana cronológicamente, pero muy lejana en términos de la continuidad de una experiencia histórica. Esa brecha con un pasado sin continuidad en el presente (o con una continuidad sólo negativa, en la forma de amenaza) tendrá que salvarse a través de puentes morales: a través del recuerdo de los que ya no están, a través de la recuperación de su indignación o su sed de justicia, o por el compromiso o empatía del investigador con las víctimas, o vía la reivindicación personal o grupal. Esta distancia marcará también el tono con el que una nueva generación, nacida o socializada políticamente en la democracia, se aproximará a ese pasado todavía no pasado”.
Si la sentencia condenatoria de los acusados se confirma, nuestra sociedad sentirá una brisa reparadora.