Represores en la casa: Abuelas repudió el beneficio concedido al médico apropiador Norberto Blanco
Por Abuelas de Plaza de Mayo
Abuelas de Plaza de Mayo repudia la decisión del Tribunal Oral Federal Número 6, que concedió al médico militar y apropiador Norberto Bianco el beneficio extraordinario de permitirle alquilar una casa en la localidad balnearia de Mar de Ajó, Partido de la Costa, para vacacionar, pese a que aún no cumplió la totalidad de su condena.
Bianco fue jefe de la maternidad clandestina de Campo de Mayo, donde se estima que nacieron en cautiverio más de 30 bebés. El médico militar fue condenado dos veces pero se encuentra excarcelado desde mayo de 2017 por haber cumplido dos tercios de la pena.
Cabe recordar que el apropiador de nuestro nieto Pablo Casariego Tato burló a la justicia argentina en dos oportunidades: en 1986, ante la inminencia de un allanamiento por las denuncias sobre apropiación, se fugó a Paraguay. En 1987, se realizó el primer pedido de extradición que se concretó recién diez años más tarde, con la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En el año 2000, fue condenado a once años y medio de prisión por la apropiación de Pablo y otra niña pero, con apenas dos años y medio de condena cumplida, volvió a fugarse a Paraguay, de donde fue extraditado con intervención de la Interpol recién en 2008. Luego, en 2014, fue condenado a 13 años en el primer juicio por los partos clandestinos en Campo de Mayo.
La mayoría de los bebés que Bianco sustrajo, ocultó y entregó a familias afines al terrorismo de Estado hoy son hombres y mujeres que aún desconocen su verdadero origen. Los crímenes de Bianco son de carácter permanente y se siguen perpetrando en tanto la identidad de esas personas continúa adulterada.
En igual sentido, advertimos con preocupación que este tribunal es el mismo que días atrás concedió el arresto domiciliario al genocida Miguel Etchecolatz, desaparecedor en dictadura y en democracia que, a pesar de sus seis condenas a cadena perpetua, continuará su detención en una casa de la ciudad de Mar del Plata.
Estos fallos nos preocupan y nos ponen en estado de alerta. Implican enormes retrocesos: los genocidas están entre nosotros, las víctimas compartirán espacios públicos con sus victimarios, los represores gozan de beneficios extraordinarios que son denegados a personas privadas de su libertad por delitos comunes.
Los organismos de derechos humanos esperamos pacientemente conseguir justicia para nuestros familiares y para todo el pueblo argentino. Vimos avances y retrocesos pero nunca actuamos movidos por un espíritu de venganza. A 40 años, estos genocidas mantienen los pactos de silencio que nos impiden encontrar a nuestros nietos y dar con los restos de nuestros hijos desaparecidos.
Soplan renovados vientos de impunidad. Esperamos que los jueces revean estas decisiones que otorgan privilegios a quienes no los merecen y que nos alejan, así, de la Memoria, la Verdad y la Justicia.