Un homenaje a Hugo Cañón al año de su fallecimiento
Por Eduardo Hidalgo*
Esta semana se cumplió un año del fallecimiento del fiscal Hugo Cañón, un defensor acérrimo de los derechos humanos. Fue integrante de la Comisión Provincial por la Memoria, impulsó los "Juicios de la Verdad" en Bahía Blanca y en 1987 impugnó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final por inconstitucionales. Su amigo y compañero Eduardo Hidalgo lo recuerda con estas emotivas palabras.
La muerte es la otra cara de una misma medalla, la vida. No pretendo ser para nada original o creativo al escribir esto, quien no lo habrá escuchado alguna vez. Lo difícil es comprender el momento del suceso, porque así como la casualidad no existe tampoco el momento y la oportunidad, solo sucede y es por eso incomprensible. Pero no pretendo filosofar al respecto, solo poder transmitir en lo posible lo valioso humanamente de haber sido compañero de alguien como Hugo Omar Cañón.
Siempre fue un compañero, que otra cosa podía ser quien tanto nos había cuidado a los sobrevivientes como dijo en tu despedida de la actividad judicial, nuestro querido Tono Abel. Nuestro trato de amistad y compañerismo, ocupó sin dudar el de la seriedad del usted que duró tantos años a pesar del afecto mutuo. Viví la misma sensación de vacío, de perder el sostén, de pensar “y ahora qué hacemos” aunque lo sepamos, hace un año, porque conocía la experiencia con tantos y tantos compañeros que no están, y con quien también fue mi compañero, hermano y amigo Ernesto Malisia. Parece que nos arrancaron el corazón y no vamos a poder seguir viviendo aunque seguimos.
Cuando se nos fue ese compañero que nos convocó a un sueño al que vos y yo, como millones, nos sumamos, Nestor Kirchner, también nos estrujó el alma hasta lo más profundo.
Ese dolor incomparable, sé que dura, no se puede evitar, queda una cicatriz imborrable pero la memoria te ha traído más de una vez en que te mencionamos durante este último año, y volvés con cada uno de los 30000.
Fuiste un tipo valiente que hizo una elección de vida personal que te costó el desprecio de una sociedad pacata, hipócrita y cínica. Recuerdo a aquel “juez vitalicio” que tenía un profundo odio contra vos desde su mediocridad, que cuando yo iba a entregar algún escrito de los juicios de lesa, detrás de un mueble divisorio de una oficina en el juzgado hablaba pestes en voz alta a sabiendas que yo estaba y lo escuchaba, esperando seguramente que yo te lo contara, algo que nunca hice. Él se morirá sin pena ni gloria. O aquel “oficial bonaerense”, cuyo cerebro lo único que contenía era excremento y como tal un día se le escapó un comentario frente a otros como él, pero no tuvo en cuenta que había presente una persona que te apreciaba y me contó luego sus dichos. Ni hablar en el resto del poder judicial federal, tipos como Nestor Montezanti y otros parecidos. Nunca te llegaron ni a la altura de la suela de tus zapatos.
Estos son tiempos difíciles, porque devienen de la dictadura, y siempre estuviste en primera línea, como te recuerdo aquel fin del 2015 junto a Sabbatella defendiendo la Ley de Medios.
Nos seguís acompañando mi querido Hugo, por eso las convicciones y principios que compartimos siguen siendo nuestra bandera de lucha. Por eso aunque como dijeron nuestros H.I.J.O.S. hace un año atrás, “ahora somos un poco más huérfanos”, tenemos la certeza más que nunca que fuiste, sos, y serás, uno de los faros que ilumina nuestro camino de lucha como nuestras Madres y nuestras Abuelas, por eso quiero repetir el mismo poema de hace un año, de ese poeta popular que se llamó Hamlet Lima Quintana, cuando dijo:
“No quiero que me llores ahora que te hablo
mi corazón te crece cuando extiendes las manos
y acaricias las cosas que siempre hemos amado
la libertad y el alma de todos los hermanos.”
Te abrazo compañero, hermano y amigo, porque nunca podrán acribillarnos la esperanza sabiendo que estas por ahí mientras esperamos para encontrarte nuevamente.
* Ex Detenido Desaparecido y Preso Político. Actual Secretario General de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Bahía Blanca