Juan Salinas: "La supuesta Trafic-bomba es la piedra basal del encubrimiento"
Por Enrique de la Calle
El notable documental de Netflix sobre el ex fiscal Alberto Nisman permite reflexionar también sobre la causa AMIA, que lleva más de 20 años sin novedades judiciales trascendentales. Spoiler: la Justicia argentina no puede decir nada, más o menos fundamentado, sobre lo que pasó el 18 de julio de 1994, cuando una explosión masacró a casi 100 personas en pleno centro de Buenos Aires.
Como se sabe, el fiscal Nisman llevó hasta sus últimos días la investigación de la causa, con dos grandes hipótesis: 1) hubo un coche bomba (la famosa Trafic blanca); 2) los principales responsables del atentado fueron miembros del Hezbolá y funcionarios de alto nivel de Irán (entre ellos, un ex presidente).
AGENCIA PACO URONDO dialogó con periodistas e investigadores que siguieron con atención la causa AMIA (ver entrevista a Horacio Lutzky). Uno de ellos es Juan Salinas, autor del libro "AMIA. El atentado". ¿Qué hay de cierto en esas dos tesis?
"No hay ninguna prueba de que haya intervenido en la voladura de la AMIA (dos explosiones) ningún vehículo-bomba. Como en el caso de la Embajada de Israel, nadie vio ninguna camioneta-bomba y, por cierto, los vehículos que sirven como vectores de explosivos no se evaporan en el aire", describió.
Y siguió: "En el caso de la AMIA y a instancias de la esposa de un comisario de Bomberos (cuyo Departamento de Explosivos estaba más sucio que una papa...), se presentó a declarar una enfermera, María Nicolasa Romero (Nota del editor: su relato aparece en el documental de Netflix), que dijo haber visto una Trafic beige (los restos de chapa que aparecieron eran blancos) y que el rostro del conductor al doblar hacia la derecha le pasó muy cerca... como si estuviéramos en Londres y los automotores tuvieran el volante a la derecha", ironizó Salinas en diálogo con AGENCIA PACO URONDO.
"Para mayor escarnio, cuando se celebró el juicio, le presentaron a la enfermera un identikit, supuestamente hecho a partir de sus indicaciones y ella no lo reconoció (NdE: también se puede ver en la serie). La supuesta Trafic-bomba es la piedra basal del encubrimiento, a la que los dirigentes de la DAIA se aferraron porque no quieren que se sepa quiénes, cómo y por qué detonaron las bombas".
¿Pista iraní?
Casi como una política de Estado desde 1994, la pista iraní fue la hipótesis central sobre la que giraron las investigaciones oficiales en torno a lo ocurrido en AMIA. Salinas no tiene dudas al momento de rechazar esa hipótesis: "No hay ninguna prueba de que en los bombazos que demolieron la Embajada de Israel y la AMIA, con un saldo de más de cien muertos, haya intervenido, no ya las autoridades de la República Islámica de Irán, sino tan siquiera algún ciudadano iraní", aseguró.
Y agregó: "No lo digo yo, lo dice en el documental con toda claridad. Un ex jefe de la estación de la CIA en Buenos Aires, Ross Newland, aclaró: 'Nunca tuvimos ninguna información que indicara que Irán lo hizo. Que lo hayan hecho porque frenaron el desarrollo de su tecnología nuclear es apenas una especulación'. También lo dice el agente especial del FBI James Bernazzina, que vino a supervisar la invetsigación a comienzos de 1997 y lo habían dicho antes de venderse a la prensa hegemónica Jorge Lanata y Gabriel Levinas, personas todas ellas con las que no tengo niguna afinidad ideológica".
Por último, insistió: "La mayor acusación verificable que se encuentra en el expediente judicial es que el entonces agregado cultural de la embajada iraní en Buenos Aires, el clérigo Moshen Rabbani, hizo el viernes 15 de julio de 1994 una llamada a su mezquita desde las cercanías del estacionamiento en el cual ese día se dejó estacionada, en medio de grandes aspavientos y por parte de unos muchachos de San Telmo (uno de los cuales era policia federal), una camioneta Trafic, que la historia oficial dice que fue utilizada tres días más tarde como vehículo-bomba. Esto es: un cura llamó a su iglesia. ¡Basura!",
Por último, Salinas volvió sobre el final del fiscal Nisman: "Por eso mismo, desde hacía mucho tiempo, desde antes de que Nisman se suicidara, yo le decía a los pocos que querían oirme que, antes de ir a Teherán (capital de Irán) a interrogar a los altos funcionarios iraníes (incluido el ex presidente Akbar Rafsanjani), a los que a acusaba sin ninguna prueba, Nisman se iba suicidar. Decía que se 'iba a incinerar a lo bonzo'... me equivoqué en el método escogido".