Roberto Perdía: "Los movimientos sociales no nacieron de las mentes lúcidas de la política, nacieron de la necesidad social"
Por Felipe Bellingeri
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo ves la situación del país hoy, desde los movimientos sociales, y la política económica?
Roberto Perdía: Es una historia donde se superponen dos o tres componentes, una crisis estructural que viene de muy lejos en que la Argentina está sumida. El segundo aspecto es lo que fue el nefasto macrismo, y el tercer elemento es lo que incorporó la pandemia. Son tres elementos que no se pueden separar uno del otro. Y a partir de ahí podemos ver qué pasa con el gobierno actual, dentro de esas limitaciones.
Sobre la crisis estructural sabemos que la Argentina viene a contramano, tenemos 38 años de lo que se llama “vida democrática”, participación plena, elecciones, la estructura institucional funciona a pleno sin mayores problemas. Cuando empezó este proceso democrático en el 83, el presidente Alfonsín dijo que con la democracia se come, se cura y se educa. Pero décadas después nos encontramos que los datos de la economía en la realidad son peores que los que teníamos al final de la dictadura genocida. ¿Qué pasó para que treinta y pico de años después estemos peor? Esto nos permite explicar dos cuestiones, una es institucional, cómo el modelo institucional no da cuenta de la realidad social y otra es cómo el modelo económico tampóco da cuenta de lo que es la demanda del pueblo que busca su independencia. Creo que hemos heredado un modelo institucional muy lamentable que regía en Estados Unidos y en Europa sin tener en cuenta nuestra propia historia. Recuerdo hace dos años atrás las palabras de un militante boliviano que dijo: doscientos años de república no pueden negar miles de años de vida anterior.
Pues bien, estos doscientos años que tenemos de república han negado los miles de años de vida anterior. Es una cuestión clave, eso está escrito en la Constitución, esa negación, se inscribió como regla, principio y valor en 1853. Hay una cláusula, el artículo 17, que habla de la propiedad privada “inviolable”, o el 25 que nos habla de promover la inmigración europea, somos un país que piensa y vive en función de Europa, y regido por la propiedad privada. Cuando el peronismo revisa en la constitución del 49 el tema de la propiedad privada, en el artículo 38 dice que la propiedad tiene función social, trata de transformar un aspecto sustancial. Sabemos la suerte que corrió esa constitución, de una patada militar la tiraron a la basura. Ahí tenemos un problema estructural.
En esos miles de años de vida anterior la vida privada en el mundo indígena no existía como tal. Inviolable como la conocemos hoy no existía. Estamos contruyendo una sociedad al modelo europeo y no al de nuestra historia.
Desde el punto de vista económico somos un país con un modelo agroexportador, recibimos un mercado que lo armó la generación del 80 que tuvo tres patas en aquel momento: el mercado inglés, el puerto de Buenos Aires y la producción de la Pampa húmeda, eso al cabo de muchos años se mantiene vigente. Ya no es el mercado inglés, es el mercado chino. El puerto ya no es sólo el de Buenos Aires sino aquellos que están en el río Paraná y casi todos son privados. Y la Pampa húmeda que motivara la Conquista del desierto para ampliar la frontera agropecuaria hoy se ha seguido ampliando, en base a la destrucción de las economías locales para dar lugar a la soja, al maíz transgénico.
APU: Las vías navegables de la Argentina para la salida al mar son la inglesa y la española, recién ahora se está haciendo el calado del Río de la Plata hacia el mar, que son 30 kilómetros de calado y no pasamos por el Puerto de Montevideo.
R.P: Sí, eso es así, somos un país armado para un esquema dependiente de los países occidentales centrales y proveedores de materia prima, desde hace dos siglos atrás para que se desarrollara el industrialismo inglés. En el saqueo inicial les aportamos la plata y el oro, siglos después les aportamos la comida.
APU: Y el oro sigue estando en Inglaterra
R.P: Exactamente, es un tema que viene de lejos, y no es que no lo cambiamos, no lo debatimos, no lo hablamos, es mucho más grave que no cambiarlo.
Lo segundo que te decía al principio es lo que nos ocurrió desde la vigencia de la democracia hasta el presente, no ha cambiado nada sustancialmente, los datos económicos no son mejores a los que había en la propia dictadura. Obviamente es incomparable con el sistema electoral, la falta de libertad no es una palabrita, son los miles de compañeros muertos, desaparecidos, no es lo mismo. Lo que estoy planteando es que no podemos encontrar una salida socio-económica mientras no revisemos esta forma. La derivación de la historia política concreta son cuatro años de un gobierno macrista, con todo lo que significó. La destrucción económica y todos los datos están a la vista.
APU: ¿Y el tercer elemento?
R.P: Es el de la pandemia actual, que merece algunas consideraciones acerca de su significado. Es cierto que hay que cuidarse, pero también tengamos presente en qué marco se está exhibiendo esta peste actual. Desde los medios de comunicación es presentada donde el otro es prácticamente el enemigo, el otro, el que camina con nosotros se transforma en alguien peligroso, donde el único remedio es aislarnos, encerrarnos, es muy difícil no pensar que esto tiene algo que ver con la idea de que dejemos que el sistema funcione según las reglas económicas, y encerremos a la gente en su casa. Es difícil no juntar las dos cosas y tenerlas presentes.
Desconozco el origen de la pandemia, pero la explicación práctica es la zoonosis, una forma de las vinculaciones, un modelo de producción de granjas colectivas, gigantescas, y su vinculación con la actividad humana que es el transporte, transporte de virus que se transmite de unos a otros, y está el origen de la pandemia en términos médicos directos, si eso fue planificado o no, no lo sé. Pero sí sé cómo la utilizaron, y para qué sirve. Creo que el cansancio que se está produciendo en la humanidad, las movilizaciones masivas en Berlin, en Madrid, etc, dan prueba de esta situación. Creo que eso tiene que ver con que se le está imponiendo a la sociedad una respuesta que no está dispuesta a tolerar. En nuestros país nos encontramos que ante el drama cotidiano de la situación económica – social, se impone la condición de que nadie se mueva y por eso pasa lo que pasa. Miremos lo que está pasando en la sociedad, hay reclamos por todos lados. Imaginar que eso está planificado por una mente destinada a enfrentar al gobierno me parece una tontería. Esto está fundamentado en la situación que padece la gente y en el encierro. No salen porque son opositores, y no me refiero a los provocadores del Obelisco, sino a los centenares de miles que se mueven por el país con reclamos inmediatos. Tenemos que encontrar respuestas para eso. Nos entendemos el proceso largo que viene por detrás encontramos que se lo quiere resolver de un modo represivo y ese no es el camino.
APU: ¿Cómo ves hoy el desarrollo de las políticas de los movimientos sociales? ¿Cuál te parece que debería ser la respuesta del estado a estos movimientos?
R.P: Yo creo que esto se relaciona con lo anterior, los movimientos sociales no nacieron de las mentes lúcidas de la política, nacieron de la necesidad social. Mas aún, los grupos más importantes nacen en San Cayetano, por la demanda colectiva a un santo. La respuesta de los gobiernos tiene aspectos muy importantes, creen que la respuesta es el asistencialismo y no es ese el camino. Esto nace a fines del 2001, cuando la iglesia, algunos partidos, convocan a un díalogo para resolver el tema del hambre, ahí nacen los primeros planes sociales
APU: El FRENAPO, Frente Nacional contra la pobreza...
R.P: Esa fue una respuesta que dio la CTA, que movilizó e hizo firmar a miles de personas contra el hambre, algo muy positivo, pero a la par se armó una respuesta estructural desde sectores de iglesia y políticos con Duhalde a la cabeza, y el gobierno de Fernando De La Rúa aceptó la jugada. Esos planes sociales en aquel momento llegaron tarde, ni siquiera llegaron. No llegó la respuesta y llegó el estallido de diciembre. Ahí empieza una política con los movimientos sociales como protagonistas, con movilizaciones que ya venían de antes cuando se había producido la privatización menemista
APU: En Cultral Co y Plaza Huincul, y en Tartagal al mismo tiempo, surgen los primeros planes sociales
R.P: Sí, ese es el origen, y pega un salto con el fin del gobierno de la Alianza. Ahí nace un movimiento social muy fuerte y también una política del asistencialismo, que si uno lo piensa es imprescindible, pero eso como remedio podría ser posible si aceptamos como válida la renta universal, así es una renta localizada, focalizada, es dato más notable de todo esto es el IFE, al cual acceden 11 millones de personas. Esta Argentina es la que funciona por fuera del sistema productivo, y esto no solo es por la pandemia, se venía repitiendo con los últimos gobiernos y fue creciendo. Nosotros en el 2002 con un planteo organizativo planteamos estas ideas, y recuerdo haber conversado largamente con Oscar Parrilli a pedido de Néstor Kirchner el tema de cómo armar una economía distinta, que estuviera al lado de una economía capitalista común y que tuviera una respuesta económica y social distinta. Eso naufragó en la noche de los tiempos, se siguió imponiendo lamentablemente la política asistencialista. La propia idea de cómo está organizado, en lugar de ser parte de la política económica se quedó en un ministerio aparte, que no debería existir para dar asistencialismo, sino para producir otra economía, eso no se hizo y desgraciadamente llegamos hasta acá, donde llegamos a casos extremos como los que se están viviendo hoy en día. Una Argentina alimentada por miles y miles de ollas populares para que la gente no se muera de hambre. Los movimientos sociales en su inmensa mayoría organizaron lo que estaba en la superficie, lo cual es importante, pero yo creo que a excepción de lo que está pasando en las últimas semanas donde empiezan a aparecer propuestas más globales sin salirse del esquema y simplemente peleando por más comida y planes, y esa pelea es fundamental, pero mucho más importante es dar la pelea por resolver el problema. Los últimos documentos de las organizaciones dan cuenta de esta situación, que tenemos que pensar en la producción propia, en la tierra, se dieron discusiones de por qué tenemos que producir nuestros alimentos, reorganizar el territorio, para que deje de estar en manos de los grupos concentrados, la oligarquía. Cada vez que se pronuncian estalla la respuesta, las críticas, los problemas, pero hay que abordarlos. Si los gobiernos van a repetir los esquemas que se vienen dando se seguirá recorriendo el camino de la inviabilidad del país. Hay que salir, dar el debate, la profundidad de la crisis crea todas las condiciones para que eso sea posible. Los movimientos sociales empiezan a plantearlo con claridad, en el gobierno hay titubeos permanentes y creo que este es el gran debate de los próximos años.