Abasto: “Desde el día que nos desalojaron nunca dejamos el acampe”
Por Nicolás Hernández en Fm Raíces, La Plata
“Desde el día que nos desalojaron nunca dejamos el acampe” relató el representantes de las 700 familias que esperan pacientemente que pasen los dos meses que llevará poder acceder al terreno que continúa bajo custodia del lobista inmobiliario Mattioli.
La rezonificación aprobada en el Consejo Deliberante de la ciudad de la Plata, según explicó Berdesegar, “abre las puertas a la urbanización, abre las puertas a poder abrir las calles, abre las puertas a poder lotear, a poder extender el agua, a poder extender el gas, poder extender la cloacas.”
En cuanto a la promulgación por parte del Poder Ejecutivo lo consideró como el primer paso para poder concretar la expropiación definitiva; hasta entonces “La policía solo deja entrar a quienes presenten un papel de permiso firmado por el señor Mattioli” relató Berdesegar con indignación.
“El barrio que soñamos vivir”
“Esto trasciende la frontera de abasto porque marca un camino a todos aquellos que no tienen tierra para poder acceder al derecho a la vivienda” comentó Berdesegar orgulloso de la lucha que siguen dando.
Mientras esperan pacientes que el proceso avance sueñan y planifican su barrio, un barrio con dos jardines, una escuela primaria, una secundaria y un polideportivo “porque se habla mucho y se demoniza mucho a los pibes pero el acceso al deporte y el acceso a la cultura no existe en las grandes barriadas populares. Entonces es más fácil meterle la droga pero no darle la posibilidad de crecer en el marco del trabajo la cultura y el deporte.”
Sin embargo, Berdesegar contrapone la imagen que se intenta crear desde sectores de la sociedad platense: “Ellos nos quieren decir que nosotros queremos instalar una villa como si a la gente de la villa o de un asentamiento le gustara vivir sin agua, le gustara vivir sin cloacas, le gustar vivir sin gas. No les queda otra se vive como se vive porque no les queda otra.”
En este momento están enfrentando el frio “al calor de la olla popular que sigue todos los días tiznándose al fuego” y necesitando de frazadas, colchones, mercadería, leña y agua. Pero Berdesegar habló por todos cuando dijo que esta resistencia no les quita la dignidad, sino que por el contrario los fortalece “en el camino para llegar al sueño que tanto anhelamos.”