Juegos poéticos en las diagonales: tres nuevos libros de autores platenses

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    La Plata
POESÍA ARGENTINA

Juegos poéticos en las diagonales: tres nuevos libros de autores platenses

25 Febrero 2024

La ciudad de La Plata, al igual que Rosario, es una gran urbe que aún teniendo cercanía a Buenos Aires, no necesita mirar constantemente hacia ella a la hora de definir su cultura. Y eso que la ciudad de las diagonales está seis veces más cerca que la tierra que vio nacer a Messi. Sin embargo, su literatura, su música, tienen vida propia y rica.

Ahí están los nombres de Ana Emilia Lahitte, Horacio Preler, Néstor Mux, toda una institución irascible; de esas calles salió Soldados, ese gran libro de Gustavo Caso Rosendi que ya es parte de la mitología literaria argentina. Más acá y abriendo espacios nuevos de expresión podemos citar a Cecilia Pontorno, Eduardo Rezzano, Inés Busquets y, por qué no, los autores de estos tres libros que aparecieron en 2023, que comparten lo lúdico del juego, aunque lo hagan en terrenos distintos.

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tapa el amor por los débiles

Julián Axat, el detective salvaje que va de la CGT al cosmos

El autor de libros reconocidos y reconocibles como Rimbaud en la CGT, Perros del Cosmos, El hijo y el archivo, regresa al ruedo con el amor por los débiles & el instinto de asesinato, publicado por Periféricas.

Como él mismo lo define, es un libro de transición. Pero no una transición totalmente rígida sino una que le permite jugar con nuevas búsquedas sin salirse del todo de las anteriores. Jugar con el estilo, a veces rayano a la anécdota para luego volver a lo poético; jugar con la forma (hay poemas plagados de barras como separación de los versos, o el uso de & en lugar de la Y en reiteradas ocasiones). Eso sí, las dos consignas del título trazan una línea cual modus operandi.

Así conviven en este libro cosmonautas eyectados en el espacio o trabajadores en la luna con el genio detectivesco de los filatelistas. Un poema, “Los hijos de los obreros serán astronautas”, parte del testimonio de el gran Alberto Szpunberg sobre el asalto de la brigada Massetti al tren de Rosario en 1970; otro, “Visión después de las topadoras”, parece rescatar ese registro distópico que consiguió magistralmente en Cuando las gasolineras sean ruinas románticas.

Va saltando de los poetas tuertos en Chile a la imagen inmutable del viejo SS Boere que, a su vez, lo remite a la del general Antonio Bussi y de allí a la última dictadura cívico-militar, que también tiene espacio en este libro muy a su modo, ese que le abre paso a la eternidad finita (Esa tarde de 1977/ Rodolfo Jorge Axat me busca de la guardería/ Y los días/ serán exactamente iguales// hasta que el telegrama diga/ “despido por ausencia injustificada”)

Este hijo de desaparecidos, también abogado, se permite experimentar en este libro, no buscar la perfección, y realmente se lo envidio. Quizás, el momento más alto del libro sea “El río invierte el curso de su corriente y el agua de la cascada sube”, esa especie de regreso a la semilla nacido de su llanto original que escribió a 43 años de la desaparición de su padre Rodolfo y de su madre Ana Inés della Croce

 

Les quitan las esposas y la capucha, son las 7 de la mañana/ es 12 de abril de 1977/ alguien los lleva al pasillo y suben a un auto/ van a toda velocidad/ Retrocede hasta la esquina y tirados sobre el piso/ son llevados/ mientras las botas se levantan de sus cabezas/ Es 12 de abril de 1977/ la patota se guarda sus insultos e imprecaciones/ A mi madre le devuelven el rimel/ y su cartera donde llevaba escondida una granada/ El rostro lívido de mi padre recupera color/ La patota llega a calle 9 nº 712/ Es 12 de abril de 1977/ mientras la cuadra rodeada se repliega/ el ascensor sube al piso 9º/ se escucha un llanto de lejos cada vez más nítido/ entran y los objetos desparramados vuelven a su orden/ la patota a los gritos se retira y guarda silencio/ la abuela sonríe son las 3 de la madrugada/ es 12 de abril de 1977/ ya en el cuarto apagan la luz/ mis padres se acuestan a mi lado/ Mi llanto se deja de oír.

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tapa un cassette

Mucho más que una cinta con canciones

En Un cassette, el primer libro de poemas de Daniela Stucan editado por Pixel, el juego pasa por la reescritura. “¿Cuántos poemas hay, entonces, en una canción que hizo su hogar en muestra historia y nuestra educación sentimental?”, se pregunta Horacio Fiebelkorn en la contratapa del libro y la escritora, editora, cantante y compositora nacida en Ensenada, usa todas esas experiencias para responder con este libro.

Así, por ejemplo, en “Seguridad Alimentaria” el pibito de la esquina cuyo sueño cae roto por el peso de los bolsones, “buen nutriente, comiditas destrozadas por el diablo”, parece ser el lado B, un despertar pesadillesco de “Duerme, negrito”, con una madre que ya no está en el campo sino que barre su aire “cubierto por la alfombra de la ciudad”.

Sobre el final del libro, Stucan nos deja un índice sobre qué canciones fueron las reversionadas y uno puede esperar leerlo cuando termina el libro o ir visitándolo después de haber pasado por cada poema sin descubrir qué tema era su fuente, casi como cuando jugábamos a completar el crucigrama del diario o alguna revista y, a veces (bueno, más que a veces), tras un esfuerzo de intentar resolver las palabras más difíciles, espiábamos rápidamente las respuestas que solían estar al final, para luego seguir con aquellas que nos faltaban.

Por supuesto que el libro, sus poemas, tienen su propia musicalidad, no están atados a los temas que los inspiraron. En los versos de “Libro de Oferta” (La habitación es fría/ él sigue en la cama/ con el techo en la nuca/ …/ la costumbre al viejo colchón le hacen olvidar el color del rouge) uno puede rastrear la oscura historia de “Ella vendrá”, el clásico de Don Cornelio, o en “Mañana” los positivos hilos que la cosen desde ese poema tremendo que es “Buen día”, de Miguel Abuelo. Pero la poesía es elemento insustituible en este juego que reside en la reescritura, como claramente ocurre en Avverbi (y no les voy a decir sobre qué tema parte, creo que lo pueden descubrir sin ayuda)

 

Un jardín

lejos del verso

 

Un vidrio

atrás del ojo

 

Una cosa

bajo el tornado

 

Una ciudad

tras las cerraduras

 

Un fugitivo

delante del vaso

 

Una mujer

encima del miedo

 

Una palabra

en criollo:

 

No.

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tapa hormigas

El Montecarlo de suelo rojo y la poética del absurdo

Andrés Szychowski, alguien que vengo leyendo bastante en los últimos años, lo vuelve a hacer. En Hormigas vuelve a llevar su poética al borde de lo absurdo. Lo increíble es que aquello que más parece serlo, sucedió realmente.

¿Por dónde empezar? Primero, por el nombre del lugar: Montecarlo. Uno inmediatamente piensa en playas, yates de lujos. Nada más equivocado. Este Montecarlo es de suelo rojizo y está en Misiones. Se caracteriza por tener un bellísimo laberinto vegetal natural, pero en los últimos años se debate a cierres continuos porque las hormigas mineras (no se podía encontrar nada menos "casta" para estos tiempos) invaden y atacan las ligustrinas, dejando al lugar en un estado poco atractivo para el turismo.

El juego que realiza Szychowski es escribir un diario versificado firmado por Boris, que vendría ser su alter ego (o Andrés es el del firmante, nunca se sabe en estos casos) a quien le encargaron la eliminación de dicha especie para poder recuperar el laberinto.

Al igual que en Singapur, la poesía aparece donde no la estabas esperando, allí donde el absurdo termina en el punto de no retorno. O sea, te deja frente a ella y tenés, como lector, que arreglártelas solito.

Aunque no tanto, porque para el firmante, el autor es el otro aunque él agregó unos poemas que escribió, pero que ese otro “los tensó” o quizás usted, lector, si lo piensa un poco. Así intenta perderse o mejor dicho, encontrarse en una escritura colectiva.

 

El monte que rodea al laberinto es más pequeño de lo que suponía, muchas de las especies no son autóctonas. Hay eucaliptos, pinos y cactus. Le dije al delegado que en cualquier momento aparece un marsupial. Marsupiales hay, contestó, se llaman comadrejas. Me callé durante el resto de la jornada. Pronunció “comadrejas” con el tono que adopta una madre cuando se desengaña por primera vez/ por última vez.

 

En una edición muy cuidada hecha por Volcán de Agua, editorial artesanal de tiradas breves que realiza ejemplares únicos, el autor de Poezja consigue armar un laberinto donde todo parece perderse, donde a veces las anotaciones parecen claves indescifrables (“Tres semanas sin pájaros”) y no es sólo el laberinto lo único a reconstruir.

 

Blackmore, guitarrista de Deep Purple,

confiesa que su famoso riff

de Smoke On The Water

es la inversión pasada a cuarta

de la Quinta de Beethoven

 

(Ludwig al revés, hacia atrás,

con los ojos saltones)

 

Apenas enterado,

leí unas páginas

de Hamlet al revés, lo confieso,

pero terminé en cuclillas

en el viejo armario

de un castillo dinamarqués

con una daga en la mano

 

y mis pasos

por el salón

acercándose