Bruno Larroca: “Prohibir a Los Redondos fue una censura de la cultura”
Por Federico Tártara
Fan del rock como pocos -y de las nuevas bandas- escribe en la Rolling Stone, conduce “La Palabra Despierta” por AM 770, y es docente en la escuela de periodismo TEA. En 2014 fue finalista del Premio Gabriel García Márquez que organiza la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano por una crónica sobre el doctor René Favaloro. También dirigió y filmó el documental “Solo, Alejandro Sokol”, en homenaje al líder extinto de Las Pelotas.
Bruno Larroca está íntimamente relacionado con los Redondos, y con el Indio Solari. La revista que dirige, MaviRock está inspirada en María Victoria, una ricotera que murió a los 19 años, y que el líder ricotero le dedicó en el cierre de los noventa, en River, una nunca más épica “Juguetes Perdidos”. Además, de haberlos entrevistado en más de una ocasión, con los años Bruno se convirtió en quien escribe del tema o quien porta las buenas nuevas, ahora, de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
Agencia Paco Urondo: Hemos escuchado mucho hablar de Los Redondos y los ´90, quizás como título, pero lo cierto es que nunca se profundizó la incidencia ricotera. ¿Cómo analizas esta etapa que es la puerta a la masividad?
Bruno Larroca: Me gusta analizar la historia de Los Redondos dentro de un contexto, creo que es un error no analizar un fenómeno dejando de lado también el contexto del rock argentino. Se da como un auge, una ebullición del rock, donde muchas bandas pasan de tocar en lugares cerrados, en microestadios a los estadios de fútbol. En el ´94, Los Redondos, hacen su primer estadio en Huracán, y años después en el 96 vuelven a reconfirmar esa masividad ya con los estadios a nivel nacional, y eso tiene que ver con la salida de “Luzbelito”. En 1996 dejan los microestadios, boliches, o lugares cerrados, para transformarse en una banda de estadios. Después viene Racing, los Rivers, los estadios de Santa Fé, el Chateau de Córdoba, pero es un empuje que también tuvo el rock argentino, no solamente los redondos; fijate que a la par de “Luzbelito” sale “Despedazado por mil partes” de La Renga, que toca en Atlanta, y paralelamente los Piojos pasan a tocar en esa cancha con “Tercer Arco”. Me voy un poco de tema pero el contexto es interesante.
La fuerza de los medios de comunicación que trabajaron en paralelo para que esto llegue realmente al público, fue el mejor momento de una radio FM -la Rock & Pop- como canal de difusión y un momento muy arriba del suplemento “Sí” de Clarín que tenía un poder absoluto de la escena del rock. Una banda que no salía en un destacado o que no salía en la agenda del suplemento de Clarín corría el riesgo su show, era posible su suspensión, de hecho ha pasado eso. Ese contexto tan fuerte que atravesaban los medios de comunicación no hay que dejarlo de lado para analizar los ´90.
APU: ¿Hay un cambio también desde lo musical en los ´90?
B.L: A mediados de los ´90 es que se da un cambio. El Indio y Skay estaban como... siempre estuvieron con ese afán de nunca estancarse, de ir por más: disco tras disco, ir por más. En busca de una evolución, y hay algo muy importante que se produce ahí también que es el ingreso de Aramberri en los sonidos digitales, que comienza en “Lobo Suelto, Cordero Atado”, a mitad de los ´90, en ese disco doble, y entonces ahí los redondos empiezan a incursionar en la etapa digital, a trabajar los sonidos de otra forma que hasta ahí no lo venían trabajando. El aporte de Aramberri también produce un cambio ideado por la dupla Solari -Beilinson, que estaban mejorando el sonido de la banda que esa grabación de “Lobo suelto, Cordero atado” los lleva a una evolución de los vivos porque empiezan a trabajar con la doble batería.
APU: En la esfera político-social, aparece un enfrentamiento con la policía, muy claro...
B.L: Los noventa fueron una época...el menemismo, las políticas neoliberales, el uno a uno, todo ese contexto, el cierre de fábricas, la desocupación, la gente sin laburo. Recuerdo muy bien -parece que estuviéramos hablando de otro mundo- pero las razzias policiales...la policía entró en guerra con la adolescencia. Lugares donde se juntaban adolescentes lugares que había razzias. Y no solamente recitales de rock, eran para ellos esos lugares ideales para la policía. Y se produce lo de Bulacio en esta década. Fue un momento que quedó marcado justamente porque se murió a raíz de los golpes de la patota policial, pero comisarías, detenciones ilegítimas, y la persecución que sufrieron las bandas de rock con los redondos a la cabeza era enorme, y pasaba a la salida de los recitales y los boliches de rock. Con Los Redondos había algo porque era el grupo que tenía un público muy intenso, que viajaba desde el conurbano, pero también pasaba con un montón de bandas.
APU: En todo ese contexto, surge la prohibición. No debe haber otro hecho de esa magnitud en la historia de la música argentina. Se censuró un recital masivo.
B.L: La prohibición de Los Redondos en ese show que no fue en Olavarría fue un claro ejemplo de la calidad institucional que tiene la polícia en este país, y que tuvo en los ´90. Fue vergonzoso el accionar policial, recuerdo que después descubrimos servicios de inteligencia con las barbaridades que decían de lo que podía llegar a pasar en ese show y como mencionaba al público y a los jóvenes que iban concurrir a un recital. La policía debería tener que pedir perdón, por todo su accionar lamentable que tuvo en los 90. Ese informe lo dice todo, el nivel de la fuerza policial de esa década nefasta menemista. El único hecho similar llegó unos años después con la prohibición de Callejeros, pero es algo que no tiene antecedentes: fue una censura de la cultura, un claro ejemplo. Más de uno se sorprendió al escuchar la palabra del Indio, porque hasta ahí era una figura desconocida para el público en general sacando a los chicos que seguían a los redondos. Un montón de padres se dieron cuenta, a raíz de esa conferencia de prensa y ese hecho lamentable, que el indio no era ningún loquito, ni ningún boludo, sino que era una persona que tenía las cosas mucho más claras que muchos políticos de ese entonces.
APU: Y una especie de “Redondos Federales”, saliendo a tocar por el interior y a viajar...
B.L: Sí, ahí empieza. Esos redondos que empiezan a viajar y a recorrer el país, creo que aumentaron un poco también todo lo que tiene que ver con el mito que se formó: sin un mango por ciudades o pueblos remotos, llegando los días antes, buscando de qué manera hacer unos pesos para comprar una entrada, acampando en San Carlos, en Santa Fé...esos redondos que empiezan a recorrer distintas ciudades hace que se genere todo esto que después muchos rescatamos de lo que eran los últimos shows del Indio, la comunión entre amigos. Un show dura dos horas, como mucho, pero con Los Redondos aprendimos que todo lo que rodea también al show es tan importante como el hecho musical. Todos los condimentos agregados a lo que después era el show hicieron que los redondos y después el Indio se vuelva tan masivo, y esos shows sean tan importantes y tan necesarios. Esto no pasó casi con ninguna banda de la Argentina, y dudo de que vuelva a pasar. Ahora que vemos que muchos ´piden una misa´, no están hablando del evento musical, están hablando de salir de tu casa dos o tres días con un amigo y pasarla bien, están hablando de un acontecimiento que es más...y todo esto se forjó en los noventa.
APU: ¿Fueron un refugio Los Redondos? ¿Desde que lugar el Indio logró, con su poesía, interpelar a ese público que fue masivo?
B.L: Siempre la cultura es resistencia. Pasó con los Doors en los ´60 en Estados Unidos, y pasó con los redondos acá. La cultura, una banda, y también los pares, los jóvenes, con los que te encontrabas en esos shows. Los noventa fueron también la década donde muchos pibes empezaron a pensar que el futuro no estaba acá, como les dijo el Indio en una canción, que el futuro estaba en otro lado. Las políticas neoliberales, en ese tiempo, nos hicieron creer que el futuro estaba en otro lado y creo que ha muchos jóvenes se nos ocurrió que en este país no había futuro. Y entonces esta banda de rock tan fuerte y tan poderosa desde el discurso fue más que un refugio.
APU: ¿Luzbelito es el disco insignia de los ´90?
B.L: Luzbelito es el disco más oscuro de Los Redondos. Creo que un poco la reflexión de todo lo que pasó en los ́90 queda mas condensada en Momo Sampler, en el último, que si bien sale entrando al nuevo milenio, creo que un poco condensa todo lo que veníamos arrastrando de esa década, por todas las letras que hacen al concepto de Momo Sampler. Carga y arrastra todo lo que pasó. Ahí lo vemos más. Luzbelito tiene cierta oscuridad, es un disco que para mí a nivel sonido junto con Momo Sampler es el mejor pero por lejos: el trabajo, el concepto, como fue laburado a nivel sonido, pero como te decía...y además es un disco que iba a ser otra cosa terminó siendo lo que después fue, pero lo que amalgama todo lo vivido es en el último disco.
“Juguete Perdidos” es una canción que particularmente me emociona, lo que se da con esa canción en particular es que transmite el recuerdo de Walter Bulacio -a todos los que siguieron a Los Redondos en los ´90 es imposible no pensar en él- porque y yo me acuerdo en River que se lo dedica a Mavi, quien es la fuente inspiradora de MaviRock la revista que me tocó editar después, entonces te emocionas no con Juguetes Perdidos sino con los tres primeros acordes de la canción que se te pone la piel de gallina que se te vengan a la mente todos esos rostros de pibes de una generación que ya no están. Es muy loco lo que pasa con esa canción, pero sabes que hay tantas canciones que emocionan de los redondos que también es complicado señalarla por especial.
APU: ¿Y un show de los noventa? ¿Uno que pueda expresar esta larga década?
B.L: (piensa largamente)...Claro que no fui a todos, a los Obras por ejemplo, y muchos los reviví después por Youtube. Me parece que los Huracanes a mitad de los 90, ahí me parece que está la banda a punto. Y una organización a cargo de La Negra Poli de forma artesanal.