La historia de Gabriel Corvalán Delgado: "Un 24 de marzo fuimos a un acto que nos cambió la vida"
Por Paula Viafora
Gabriel habla pausadamente y sus ojos claros se iluminan y brillan cuando nombra a sus padres. Esas personas que fue construyendo con los relatos de compañeros de militancia, las fotos que le acercaron amigos del barrio y algunas anécdotas familiares. "Mis abuelos nunca nos hablaron de la militancia de nuestros padres, ni nos contaron que mi mamá estaba embarazada. Los Corvalán eran gente trabajadora y no estaban muy al tanto y los Delgado, más de clase media, estaban en desacuerdo con la militancia de mi mamá. Mi abuela podria haber sido una abuela como Estela pero seguramente eligió quedarse en casa a cuidarnos a nosotros", reflexionó Gabriel en conversación con AGENCIA PACO URONDO.
Nada será lo mismo que haberlos conocido, pero Gabriel y Mariana se reconocen en ellos y orgullosamente evocan sus historias. "Las primeras fotos que tengo de mi familia, me las dió un amigo de mi papá, son de unos días que pasamos en el Tigre, tienen muchísimo valor para mi", recordó.
El 22 de junio de 1976, cuando Mariana tenía 3 años y medio y Gabiriel apenas 2, una patota irrumpió en la casa que habitaban en Caballito y los secuestró. Él y su hermana fueron entregados a una vecina y crecieron al cuidado de sus abuelos. Ninguna de las dos familias les contó sobre la militancia de sus padres en el ERP 22 de Agosto; tampoco les dijeron que al momento del secuestro su mamá estaba embarazada.
En diálogo con APU sobre lo especial de este 24 de marzo, en que se cumplen 45 años del golpe, Gabriel prefiere hablar de otro 24 de marzo, ocurrido en 2006. Hace 15 años, en un acto en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, donde trabajaba su papá y al que habían sido invitados para presenciar un homenaje, Gabriel y Mariana supieron que “eran 3” y eso les "cambió todo".
"Cuando nos acercamos a los organismos todo cambió. Yo empecé a militar en Abuelas. Al enterarme del embarazo de mi mamá nos acercamos con mi hermana para dejar nuestra muestra en el Banco de Datos Genéticos. Por la dudas, fuimos al EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense) también y gracias a eso en 2009 pudimos recuperar los restos de mi papá. Pudimos saber que mi papá estuvo en Puente 12, pero no tenemos ningún dato sobre el lugar de cautiverio de mi mamá. Por indicios pensamos que puede ser que haya estado en Campo de Mayo, se nos ocurre porque ahí había una maternidad, pero no lo sabemos", relató.
Desde entonces, sus vidas se transformaron en una búsqueda permanente de su hermano o hermana, para que ese encuentro también los complete a sí mismos. Búsqueda de Justicia como querellantes en la causas de Vesubio y Puente 12; de Verdad, para saber donde estuvo detenida su madre.
Desde aquel 2006, Gabriel y Mariana se vincularon a distintos organismos de Derechos Humanos y comenzaron su propia militancia que actualmente sostienen. En ella encontraron la contención en historias parecidas y aprendieron a que la felicidad por cada nieto que recupera su identidad se siente siempre un poco propia. "Cuando yo iba a la escuela no podía decir que éramos hijos de desaparecidos", evocó. Tempo después, recorrió colegios pero en el marco de charlas sobre lo que pasó en la dictadura. "Fui a dar muchas charlas en Colegios y ahí te das cuenta que había maestras que no tenían idea de lo que había pasado en dictadura y también por suerte, chicos muy interesados en el tema que nos hacían preguntas realmente sorprendentes", siguió.
Por eso, Gabriel resignifica el 24 de marzo, no en los 45 años que separan el actual del comienzo de la última dictadura, sino en los últimos 15, en que todo cambio en su vida. Tiene claro que fue muy importante el impulso que tomaron las políticas de DD.HH desde 2004, las cuales crearon un terreno fértil que "generaron muchas expectativas". Después de tanto camino recorrido, siente que "falta menos" para ese abrazo que espera darle a su hermano o hermana, junto a Mariana... para que finalmente “sean tres”.