Poder y política: "Para que ninguna estructura arqueológica nos enemiste con quien camina a nuestro lado"
Fotografía de Dani Amdan
Por Florencia Rey
Los talleres del Encuentro han sido la cuna de importantes leyes en materia de género, como la Ley de Cupo Femenino y la de Violencia de Género. En ellos también se han gestado grupos y campañas en defensa de los derechos de las mujeres, lesbianas, trans, travestís y no binaries. El grado de incidencia política de los Encuentros ha aumentado con el pasar de los años, y fue esa la propuesta traída al taller de Poder y Política que reunió alrededor de 200 mujeres en un aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas de La Plata.
Militantes universitaries, de base, territoriales, agrupades, independientes, históriques y candidatas, poblaron el taller de Poder y Política. Entre los muchos debates que se llevaron adelante durante las tres instancias, uno fue transversal: hay que deconstruir lo que entendemos por política y las formas en las que la llevamos a la práctica diaria.
Los espacios de participación política hoy no son suficientes para hablar de paridad y de deconstrucción: necesitamos acceder a los espacios de poder, para dejar de pedir permiso a los mismos varones de siempre. Lo curioso es que, muchas veces, quienes acceden a estos puestos, terminan respondiendo a las mismas prácticas para poder llevar adelante acciones de la agenda feminista. Esto se debe a que la manera de ejercer la política nos involucra en las lógicas de un sistema patriarcal. Es entonces que desde el taller, compañeras y compañeres, plantearon la manera de abordar esta problemática, que atraviesa todas las esferas de la política.
Reflexionando sobre estos espacios es que se reconoció que, dentro de los territorios, las mujeres son quienes encabezan los espacios de poder. La pregunta ante esto fue ¿cómo realizar el salto hacia las mesas de decisiones que los hombres tienen colonizadas? ¿Es una exigencia de cupo suficiente para realmente cambiar las lógicas del poder, o necesitamos replantearnos la manera de ejercer la política que reproducimos dia a dia en nuestra militancia?
Las propuestas que surgieron fueron varias, entre ellas, la idea de posicionar a los feminismos como opositores permanentes en los espacios de debate en donde se ha dado la espalda a nuestros reclamos, no solamente integrando las listas sino también generando presiones desde afuera para que quienes lleguen a ocupar los cargos no sean devorades por las formas típicas de la política patriarcal.
Uno de los planteos para luchar contra estas presiones fue la comparación entre los quehaceres políticos arcaicos y los feministas. Se trata de la lógica corporativista de los machos, de sus pactos y silencios; en contraposición a la lógica comunitaria desde las que han crecido los movimientos feministas, durante las distintas oleadas de las que habla la teoría: una lógica en donde estamos espalda con espalda, donde si tocan a una nos tocan a todas. En donde el femicidio de una compañera o compañere desata una movilización masiva a Plaza de Mayo. Y son esas las lógicas que debemos recuperar si queremos cambiar la manera en la que se ejerce la política. No sólo necesitamos mujeres, lesbianas, trans y no binaries en las listas, necesitamos tradición feminista, revolucionaria y deconstrucción, para que ninguna estructura arqueológica nos enemiste con quien camina a nuestro lado.