“Quiero rendir homenaje a un hombre de mi generación que restituyó la esperanza de las mayorías castigadas”
Por Raquel Witis | Ilustración: Pablo de Brasi
*Por decisión de la autora, el artículo contiene lenguaje inclusivo
Conocí al expresidente Néstor Kirchner el 4 de noviembre de 2003. Ese día se lanzó en casa de gobierno el Programa Nacional Anti Impunidad. Fue en el Salón Blanco de la Casa Rosada que jamás había pisado ni siquiera imaginado que algún día lo haría. Ese día no pude hablarle, no suelo llorar frente a otres, sin embargo, ese día me desbordo el llanto.
El discurso de Néstor fue sincero describiendo la cruda y dolorosa verdad de un país empobrecido, injusto, donde la ley reinante era la impunidad. La impunidad del ayer, del terrorismo de Estado, y la impunidad en ese momento de la democracia y que en algunos casos no hemos podido desandar. Sentí que cada palabra nos representaba, que contaba nuestra historia de vida y que venía a proponernos un sueño, que había llegado la hora de subirse a ese tren, a ese sueño colectivo.
En un tramo del discurso dijo:…”Venimos de una gran debacle moral, de valores, de fuerte impunidad en todas las áreas y no se cambia esto con una simple renovación del Gobierno; no se cambia si la gente no participa activamente para que esto termine, si se queda meramente en demandante. Es obligación purificar las fuerzas policiales”.
Néstor tomó la posta y creo el Programa Anti Impunidad, convocando a un consejo de familiares de víctimas de la democracia, al que tuve el honor de pertenecer con muchos familiares más. Luis Bordón fue el motor de ese programa que tomo las voces de los ninguneados, de los ´nadies´. Como familiares habíamos recorrido los pasillos de fiscalías, juzgados, tribunales mendigando justicia por los asesinatos de nuestros hijes. El Programa abrió sus puertas a esos pies gastados de tanto andar, marchar y luchar contra la impunidad.
El presidente se puso a disposición nuestra en su discurso y también en sus acciones. Recuerdo que pensamos y armamos una jornada de familiares de todas las provincias en el Club Banco Nación. No fue fácil el traslado y estadía, sobre todo de los que venían de provincias lejanas.
Abordamos, en esa extensa jornada, varios temas relacionados con la impunidad y distintos tipos delitos, la idea era trabajar y debatir en grupos, luego proponer posibles soluciones y estrategias de acción. Por supuesto lo invitamos a participar y vino a cerrar la jornada.
Néstor saludó, dijo unas palabras en el salón repleto de familiares de todo el país. Luego recorrió mesa por mesa, hablando e interiorizándose del trabajo y del caso de cada familiar. Sólo un presidente como él podía hacer algo así.
En las ocasiones que fuimos varios a verlo, escuchaba atentamente el problema o la necesidad, te daba su parecer y no perdía tiempo en resolver. Llamaba al ministro, algún senador, diputado o secretario y te ibas con una respuesta que resolvía todo o parte del problema.
Era un hombre sencillo, claro, firme en sus convicciones, con iniciativas y sobre todo con ganas de producir cambios. Llamaba personalmente a muchos familiares para acompañarlos en su dolor y tenderles una mano.
A diez años de su partida quiero rendir homenaje a un hombre de mi generación que restituyó la esperanza de las mayorías castigadas y excluidas de la Argentina. Que impulsó y efectivizó las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Que luchó por la dignidad y autonomía de nuestro país frente a los buitres despiadados
Ya está en las páginas de la historia de la patria. Tiene un lugar en mi corazón y en el de muchos.
Gracias Néstor Kirchner por tu sacrificio en pos del bien común, la justicia y la defensa de los derechos humanos.
*Madre del joven Mariano Witis, asesinado por la policía bonaerense en el año 2000