Un encuentro con Néstor Kirchner, por Lilia Saavedra
Por Lilia Saavedra* | Ilustración: Gato Nieva
Mi nombre es Lilia Saavedra, me pidieron que escriba cómo conocí al expresidente Néstor Kirchner... Fue muy anecdótico y hasta diría gracioso. El 25 de mayo de 2003 asumía como presidente de la Argentina un flaco alto que venia del sur del país, esa persona era Néstor Kirchner. En ese momento yo trabajaba en la Cámara de Diputados de la Nación, era asesora en Derechos Humanos del Diputado Nacional Francisco "Barba" Gutiérrez. Venía hace ya varios años luchando por Justicia, Verdad y Memoria, porque mi hijo Ramón Santillán, “Sugus”, cómo le decíamos, fue víctima de gatillo fácil, el 6 de junio de 1999. Mi hijo fue asesinado con una bala hueca de un tiro en la cara por el cabo de Gendarmería Juan Sebastián Acosta, que después fue condenado a 10 años pero nunca pisó la cárcel.
Le escribí a todos los presidentes que pasaron en esos tiempos, nunca tuve respuesta de ninguno. Por eso cuando Néstor asumió como presidente, cruce al edificio de enfrente con mi carta y escuché todo su discurso de asunción. Apoyada en el marco de una puerta del salón donde estaba asumiendo y con la ayuda de una persona de seguridad que me avisó por donde saldría. Y pensaba que, si este hombre cumple lo que estaba prometiendo, volvería a creer en el compromiso del Gobierno y de las instituciones.
Cuando Néstor se dirigía a saludar al pueblo que estaba en la Plaza de los Dos Congresos, en medio de los de seguridad presidencial estaba yo intentando entregar esa pequeña carta que le había escrito. Soy de estatura más bien baja así que las cosas venían cada vez peor, por más que saltara. Hasta que me vio el presidente y le pidió a sus guardias que me dejaran acercar y ahí le entregue con mucha esperanza esa pequeña carta, lo abracé y le dije que lo único que le pedía era una respuesta; cuando me dijo que me quede tranquila, que me llamaría, me agarró una desilusión tremenda y me enojé tanto conmigo misma porque me sentí una estúpida. Muy enojada me volví a la oficina.
Cuando llego al despacho el diputado con el que trabajaba me preguntó si había podido entregar la carta al presidente porque todos en el despacho sabían lo de la carta (varios me decían a modo de broma que no gaste más tinta ni tiempo). Le contesté al Barba que sí, que me recibió, "pero me desilusioné porque me dijo que me iba a llamar, pero mirá si un presidente me va llamar" le dije. Ese día terminó con desesperanza.
Pasaron unos días y un mañana sonó el celular. Cuando atendí, del otro lado amablemente me llamarón por mi nombre y me dijeron que no corte que me querían hablar, escucho una voz que me dice “Lilia le habla el presidente Néstor Kirchner”. La verdad que no creí, que fuera él, pensé que era uno de mis compañeros del despacho que me estaban haciendo una broma, con tal mal tino le contesté: “No seas boludo no me molestes”. Y me vuelve a decir: “Lilia, soy el presidente Néstor Kirchner”. Ahí le reconozco la voz y le pido mil disculpas y el se rió y me dijo si podía ir esa tarde, a las 19 h, a la Casa de Gobierno, que me anunciara, que una persona me bajaría a buscar.
Y así fue: esa tarde fui a verlo y me llevé varios proyectos de mis compañeros y míos, no lo podía creer el Barba, mis compañeros y yo mucho menos yo; dos de los proyectos míos los activó al momento. Uno se trataba de un programa de TV cultural. Fueron doce años consecutivos del programa por la TV Pública: Nación Zonámbula. A fines de diciembre de 2015 lo sacaron del aire. El otro proyecto está vigente y se trataba de la creación del voluntariado ó consejo consultivo del Programa Nacional de Lucha Contra la Impunidad (cómo se le dio nombre) y depende de la órbita del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Nación. En una de esas reuniones que tuvimos me comentó que lo sacaría por Decreto porque en la Cámara "somos minoría", me dijo, y no la van a tratar.
En noviembre de 2003, en el salón Blanco de la Casa de Gobierno, se anunciaba del PNLCI, en un acto donde estaban los familiares de las víctimas, organismos de derechos humanos, funcionarios y sectores políticos. Este fue el principio de muchas reuniones que tuvimos, donde volví a enamorarme con más fuerza de la política cómo herramienta de transformación de la realidad de los pueblos.
* Mamá de Ramón "Sugus" Santillán, joven asesinado en manos de Gendarmería, el ocurrió el 6 de junio de 1999. Lillia se convirtió en una referenta en la lucha contra la violencia institucional y creó la fundación Vidas En Interacción.