UNS: una calle para “Watu”

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UNS: una calle para “Watu”

20 Abril 2019

SUMARIO

La principal calle interna del predio de la Universidad Nacional del Sur (UNS) en el barrio de Palihue, en Bahía Blanca, lleva desde el último 3 de abril el nombre del dirigente estudiantil comunista David “Watu” Cilleruelo, víctima de la Triple A bahiense (foto). Por ella transitan diariamente cientos de estudiantes, docentes y no docentes que cursan o trabajan en los Departamentos académicos que durante el segundo mandato de Cristina Fernández pudieron inaugurar en el predio sus flamantes edificios.

La imposición del nombre mudó por primera vez de escenario al acto en memoria de “Watu”, asesinado a sus 23 años el 3 de abril de 1975 en los pasillos del edificio universitario de avenida Alem, por entonces el principal complejo de aulas de la UNS. La causa judicial, reabierta tras años de impunidad e impulsada por el juez Alejo Ramos Padilla en su paso por la ciudad, se encuentra próxima a llegar a juicio oral. En el mismo acto recordatorio del pasado 3 de abril, la UNS aportó nuevo material a su corpus documental, a partir del reciente hallazgo de su Archivo de la Memoria de los partes de prensa emitidos por la intervención del nazi rumano Remus Tetu, uno de los líderes de la Triple A en Bahía Blanca.

Nombrar para romper el silencio

Bajo un atípico sol primaveral de abril, quedó descubierto el cartel que nomina la arteria. Así lo había aprobado, días antes y por unanimidad, el Consejo Superior Universitario, a propuesta de la bancada estudiantil Nueva Universidad. El proyecto había recibido el previo respaldo del Rectorado, el Departamento de Humanidades, la Lista Azul no docente y la corriente La Watu, que aún no tiene representación en el cuerpo pero acompañó con voz la sesión.

“Quiero destacar que desde el Rectorado avalamos la iniciativa estudiantil para nombrar una de las calles de nuestro campus universitario con el nombre de David ‘Watu’ Cilleruelo. Es un hecho icónico, el único caso de un asesinato dentro de una Universidad” durante el terrorismo de Estado, había anticipado el viernes 22 de marzo el rector Daniel Vega, durante la conferencia de prensa en que se ratificó la continuidad de la cesión del Aula Magna de la UNS para la realización de audiencias de juicios por delitos de lesa humanidad.

“Acompañamos el proyecto como acto de reparación por el silencio institucional de décadas atrás. Entendemos que es necesario que las órbitas estatales se expresen claramente y opten por reconocerse víctimas o continuar en el rol de victimarios, ya que el propio Estado ha sido quien actuó como terrorista. En el caso de la UNS, protegiendo y financiando a la patota que asesinó a ‘Watu’, mientras cesanteaba a trabajadores y trabajadoras y expulsaba estudiantes”, señaló por su parte la Lista Azul en su habitual informe de cada plenario del Consejo.

“Manifestamos que la imposición del nombre de ‘Watu’ a la calle más transitada del campus representaría un mensaje institucional acerca de qué tipo de personas pretende para sí la UNS: con compromiso político, sensibilidad social y actividad militante. Además de ser un homenaje no sólo a ‘Watu’ sino también a quienes, pese al blindado silencio institucional y las décadas de impunidad, sostuvieron su nombre en la Memoria y posibilitaron que llegue a las nuevas generaciones”, agregó la agrupación no docente.

El silencio institucional aludido no fue fácil de romper. Los partes de prensa de 1975 dan cuenta de expresiones elípticas como “el luctuoso hecho”, sin mayor detalle. Todavía en 1985, cuando la normalización democrática radical investigó sin sancionar el accionar de Tetu, los documentos oficiales hablaban de “el asesinato de un estudiante”, sin nombrar a “Watu”. Recién diez años después la UNS comenzó a acompañar los actos recordatorios organizados por la militancia. En 2006 declaró a la fecha su Día de los Derechos Humanos, y en 2010 se presentó como querellante en la causa.

Palabras militantes

“La historia de ‘Watu’ y de su asesinato forma parte de nuestra propia historia”. Con esas palabras abrió el acto Mauro Patrignani, miembro de la lista estudiantil que presentó el proyecto de nominación de la calle ante el Consejo Superior. “La iniciativa vino de estudiantes pero fue refrendada por toda la comunidad universitaria. Fue un verdadero acto colectivo de democracia, el mejor homenaje que le podemos hacer al compañero ‘Watu’”, agregó.

“Por este hecho tan simbólico, tomamos conciencia de que por esta misma calle transitarán los jóvenes estudiantes, que serán los profesionales del futuro. Así aseguramos que caminamos de frente hacia nuestro futuro. Un futuro que a él le fue negado. A la muerte, la cubrimos con Memoria. Pero, sobre todo, a la muerte la cubrimos con vida”, finalizó.

Francisco García, por la corriente La Watu, acercó luego las palabras de la hermana de "Watu", Raquel Cilleruelo, que AGENCIA PACO URONDO publicó en la primera parte de este dossier especial.

“El objetivo del imperialismo y sus títeres era eliminar toda organización popular de la educación pública, las fábricas, los barrios, las economías rurales. En ese camino, asesinaron a ‘Watu’ y desaparecieron a miles de compañeros y compañeras que soñaban y luchaban por una sociedad justa y equitativa, que garantizara el derecho a la educación pública y defendiera la soberanía económica, política, científica y tecnológica. Una sociedad socialista y profundamente comprometida con la unidad de la Patria Grande. Que contemplaba diferentes caminos y debates, pero en un marco de unidad en la lucha contra el capitalismo y el imperialismo”, agregó García, que además milita en la Federación Juvenil Comunista de la que también formó parte Cilleruelo.

“Deseamos que cada estudiante de todas las carreras de esta institución sepa que existieron jóvenes como nosotros y nosotras que, además de divertirse, juntarse, estudiar y trabajar, lucharon por un futuro radicalmente opuesto al presente que estamos viviendo. Es nuestra responsabilidad continuar con sus luchas”, añadió García.

José Urreli, secretario general del Partido Comunista bonaerense, agradeció el homenaje y trazó un paralelo entre el escenario de 1975 y el actual. “Tiene su semejanza con el proceso político que vivimos, donde nuevamente el Fondo Monetario Internacional y la Embajada de Estados Unidos dirigen este proceso político teniendo como títere a un gobierno que diariamente nos lleva al hambre, la desocupación y la miseria, contra las cuales lucharon miles y miles de ‘Watu’ y compañeros y compañeras de distintas identidades políticas”, señaló.

En tal sentido, el dirigente comunista provincial apuntó que “hay que aprender de la historia, y dejar las diferencias de lado para poder unirnos en un solo puño y derrotar las políticas del imperio que vienen por nosotros, por nuestro país y nuestras riquezas, para colonizar nuestra Patria y América Latina”.

“A ‘Watu’ le robaron el tiempo, pero no el existir”

Andrea Montano, subsecretaria de Derechos Humanos de la UNS, precisó las circunstancias y el contexto en que se dio el crimen de “Watu”. “Su figura representa a otras muchas víctimas del terrorismo de Estado que es necesario guardar en la memoria. Hoy estamos aquí reunidos, reunidas, para valorar el compromiso de ‘Watu’ y el de toda una generación”, valoró.

En tal sentido, la funcionaria recordó que la UNS decidió presentarse como querellante en la causa y destacó que ese rol “no debe perderse de vista, ya que define una posición institucional”, pero advirtió que “no se trata de una decisión cerrada, ni final, sino que debe reafirmarse todos los días. Como ocurre hoy”.

“El crimen de ‘Watu’ abrió el camino al terrorismo de Estado en el mundo académico bahiense, y debe permanecer en la memoria colectiva. Conocer este hecho en su contexto conlleva un aporte de valor innegable en la formación de nuestros estudiantes”, indicó Montano, titular de la cartera que organizó el acto recordatorio.

Finalmente, el vicerrector Javier Orozco recuperó sus recuerdos de estudiante y joven docente de la UNS. “Transcurrí mi vida como estudiante y docente de esta Casa, y ‘Watu’ estuvo siempre presente. Desde diferentes lugares. En la búsqueda de la razón de la sinrazón, de lo más aberrante del terrorismo de Estado y su manifestación más violenta, el asesinato. Durante un periodo democrático, y con sicarios contratados por la Universidad para perpetrar este crimen, que no sólo pretendía acallar a ‘Watu’ sino a toda una generación”, subrayó.

“Yo ingresé a la Universidad en 1978, con una nueva violencia de Estado, que pretendía instalar en toda una generación una idea terrible: el ‘algo habrán hecho’. Eso se pretendió instalar en una conciencia colectiva que no debió y no pudo concretarse. Porque ‘Watu’ estaba ahí. A poco de transcurrir las aulas como alumno, estaba sentado en ellas. Le habían robado el tiempo pero no el existir. Seguía haciendo preguntas y dando respuestas. Y cuando quisieron instalar el olvido y la ausencia de nombres y rostros, él estaba presente. Quienes seguimos luego como docentes lo encontramos otra vez en las aulas: ya era alumno nuestro. Y con el transcurrir de los años fue nuestro hijo. Cuando ellos entraban a la Universidad, entraba un chico igual a ‘Watu’”, graficó.

“Celebro la unanimidad para que hoy estemos imponiendo el nombre de ‘Watu’ a esta calle. La transitarán no sólo nuestros alumnos actuales, sino también el futuro de nuestra Universidad. Y espero que sigamos recordando este Nunca Más”, cerró.