El modelo macrista: en tres años, los salarios en blanco perdieron 16,3%
En 2018 los salarios de los empleados formales o en blanco aumentaron 30,6%, período en que la inflación sumó 47,6% según el Indec. Es una pérdida de 17 puntos, equivalente a un retroceso del poder de compra de los salarios del 11,5%.
Los datos de la evolución de los salarios formales surge de la 'Remuneración Imponible promedio de los trabajadores estables' (RIPTE), que elabora el Gobierno y que toma en cuenta la variación de las remuneraciones imponibles con destino al Sistema de Seguridad Social.
A diciembre pasado, el sueldo promedio bruto (antes de los descuentos de jubilación y salud de 17%) era de $ 34.339,61 frente a $ 26.301,42 de diciembre de 2017. Con los descuentos, el sueldo neto o “de bolsillo” se reduce a $ 28.501.
El retroceso salarial de este año se suma a los de años anteriores. En los tres últimos años, los salarios formales tuvieron un incremento de 117,3%. Pasaron de $ 15.800,97 (diciembre de 2017) a $ 34.339,61 (diciembre de 2018). Mientras que en esos 36 meses la inflación promedio acumulada fue 159,5% (40,9% en 2016, 24,8% en 2017 y 47,6% en 2018). Equivale a una pérdida salarial acumulada del 16,3%. Si se incluyeran los salarios informales o en negro, la pérdida salarial real sería bastante mayor.
Recesión sin fin
La recesión de la industria argentina a más de tres años de iniciarse la gestión de Mauricio Macri muestra cada vez más índices que la emparentan con la crisis de 2001-2002: es que el INDEC informó que las fábricas no usan casi la mitad de su capacidad instalada por lo que la situación del nivel de ociosidad industrial es el peor desde los tiempos de la salida de Fernando de la Rúa de la Casa Rosada.
El uso de la capacidad instalada industrial tuvo el mayor desplome de toda la gestión Cambiemos y bajó por octavo mes consecutivo. De acuerdo a los últimos datos publicados por el organismo estadístico, el último mes del 2018 presentó un retroceso interanual de 7,4 % en este indicador.
De esta forma, la utilización de la capacidad instalada de la industria cayó en diciembre al 56,6%, lo cual significa que las fábricas no usan casi la mitad de su potencial productivo y es el menor nivel desde junio de 2002.
Los doce bloques relevados presentaron caídas, que en algunos casos llegaron a niveles alarmantes de 23,4 puntos porcentuales, como sucedió con el sector textil que se encuentra trabajando a menos de un tercio de su capacidad (32,3%).
El segundo retroceso más destacado se dio en los productos minerales no metálicos (-15,2 p.p.), a raíz del desplome de la construcción del 20,5% registrado en diciembre que destruyó los niveles de producción de vidrio, cemento, artículos sanitarios de cerámica, ladrillos huecos, mosaicos y placas de yeso, entre otros.
Le siguieron los productos de caucho y plástico (-14,3 p.p.), la industria metalmecánica excluida la automotriz (-12,8 p.p), la industria automotriz propiamente dicha (-12,7 p.p.), edición e impresión (-8,9 p.p), refinación de petróleo (-8,9 p.p.) y productos del tabaco (-5,8 p.p.).