¿Qué políticas está implementando el gobierno nacional contra el calentamiento global?
Por Elizabeth Pontoriero
Recientemente, la ONU señaló que la emisión de gases de efecto invernadero provocada por las actividades humanas está acelerando el calentamiento global e instó a todos los países a implementar políticas ambientales para reducir en un 45% respecto de 2010 la emisión de carbono para el 2030, hasta llegar al “cero neto” en 2050. Argentina, que se comprometió a participar en esta lucha a partir del Acuerdo de París, ha comenzado a diseñar una serie de medidas que la podría ubicar entre los países que menos contamina, sin embargo, todavía, debe reforzar las estrategias para evitar la deforestación. El país es responsable del 1,5% de la contaminación mundial.
Según los expertos, es un hecho que para poder mitigar el daño ambiental provocado por el aumento de la temperatura global es necesario alcanzar un resultado neto de cero emisiones de gases efecto invernadero (GEI) y para eso es imprescindible cuidar y preservar los “sumideros naturales de carbono”, como el suelo, los bosques y los océanos, que tienen la capacidad de asimilar el carbono atmosférico y transformarlo en oxígeno.
Argentina es uno de los países que adhirió al Acuerdo de París celebrado en 2015, por el que las Partes de la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en un acto histórico, se comprometieron a realizar acciones en materia de energía, industria, transporte y planificación urbana para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la resiliencia al clima y, así, evitar el aumento de la temperatura global por encima de 1,5 °C.
De acuerdo con esto, cada nación debe presentar, a través de un comunicado, sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), que son las metas, las políticas y las estrategias que se proponen llevar a cabo para lograr el objetivo de reducir las emisiones hacia el 2050.
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, comunicó que en diciembre de 2020 nuestro país realizó la segunda presentación de NDC, en la que ratificó su compromiso de limitar la producción de gases de efecto invernadero, evitando exceder la contribución neta de 359 millones de toneladas de carbono para el 2030, lo que equivale a una disminución total de 19% de las emisiones con respecto al 2007 y un 26% menos que la presentación NDC anterior.
Asimismo, actualmente Argentina está elaborando la “Estrategia a Largo Plazo a 2050” y el “Plan Nacional de Adaptación”, de acuerdo con lo señalado en la Ley 27.520, que estipula el presupuesto para el establecimiento de las medidas y estrategias necesarias para mitigar y reducir los gases de efecto invernadero en el país y proteger a la población y a los sistemas naturales de los efectos adversos del cambio climático.
En esta línea, según se informó en el NDC, Argentina prometió, en el término de 10 años, llevar adelante una transición energética, con el fin de fomentar la eficiencia energética, las energías renovables y la generación distribuida, usando como combustible de transición el gas natural. Por otro lado, para ese periodo, se comprometió a poner en funcionamiento nuevas centrales nucleares e hidroeléctricas y desarrollar la cadena productiva del hidrógeno.
También, buscará promover los sistemas de transporte sostenible, fomentando el uso del gas natural, el hidrógeno, la electricidad y los biocombustibles.
Con respecto a las actividades como la agricultura y la ganadería, proponen incrementar los rendimientos con la utilización de nuevas tecnologías basadas en la economía del conocimiento y la diversificación de los sistemas y prácticas productivas sin tener que aumentar la expansión de la tierra cultivada. En tanto, en el sector industrial y de servicios se implementará un cambio estructural para la producción sostenible, trabajando en conjunto con el sector privado.
A su vez, con el objetivo de lograr una transición hacia una industria y transporte sostenible y baja en carbono, se fomentarán políticas de apoyo a las Pymes y cooperativas y otros sectores estratégicos, como los proveedores de energías renovables, minería, equipamiento médico, industria naval, ferroviaria, automotriz, biotecnología y movilidad sostenible, entre otros, según detallaron en el informe.
Sin embargo, a pesar de estas expectativas, también se advirtió que, para poder cumplir la meta de esta transición será necesario utilizar determinados minerales y metales, por lo que se deberá desarrollar un modelo de industrias extractivas que promuevan la exploración de reservas y la explotación de recursos, utilizando técnicas y prácticas que aseguren “una gestión sostenible y responsable”.
Los residuos como generadores de energía renovable
Una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero son los desechos, que emiten gran cantidad de metano, un gas que se desprende de la descomposición de la materia orgánica y que junto con el dióxido de carbono es responsable del calentamiento global. Según datos oficiales, en nuestro país se producen alrededor de 45 mil toneladas diarias de residuos sólidos en los centros urbanos que pasan a formar parte de los rellenos sanitarios o de basurales a cielo abierto.
Frente a esta situación, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) trabaja en todo el territorio para lograr una transición hacia la economía circular, lo que posibilita una reducción de los desechos, al permitir que los residuos puedan ser utilizados nuevamente en el sistema productivo y se extraigan menos recursos del planeta.
De este modo, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, desarrolló el Plan Federal de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto, una iniciativa que se lleva a cabo con distintos municipios y provincias y por el que se entregan “maquinarias e insumos” con el objeto de cerrar los basurales y abrir centros socioambientales que permitan un tratamiento diferenciado de los residuos.
Asimismo, el organismo puso en marcha el programa “Modelos de negocios sostenibles para la producción de biogás a partir de residuos sólidos urbanos orgánicos”, para financiar distintas iniciativas que surjan con el fin de aprovechar los residuos y generar energías renovables.
El objetivo, según el documento de la segunda Contribución Determinada a Nivel Nacional es limitar al mínimo, para 2030, la generación de residuos, adoptando mejoras en materia de consumo y producción sostenibles.
¿Cuáles son las estrategias para reducir la deforestación?
Es sabido que los bosques son ecosistemas fundamentales para la biodiversidad y la fijación del carbono, entre otros beneficios. En Argentina, las provincias que cuentan con una mayor superficie de bosque nativo son Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa correspondientes al Parque Chaqueño o Región Chaqueña.
Los bosques nativos son los ecosistemas forestales naturales compuestos predominantemente por especies arbóreas nativas maduras, con diversas especies de flora y fauna asociadas, en conjunto con el medio que las rodea, como el suelo, subsuelo, atmósfera, clima y recursos hídricos.
Dada la importancia que revisten para el equilibrio climático, con el fin de regular la conservación, el aprovechamiento y el manejo sostenible de los bosques y procurar que los beneficios que aporten se den de una manera integrada y equitativa para toda la sociedad y no solamente para ciertos sectores, en 2007 se sancionó la Ley 26.331 de “Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos”.
Sin embargo, a pesar de esta normativa, según la última Contribución Determinadas a Nivel Nacional presentada por nuestro país, entre el 2016 y el 2018 la tasa de deforestación sufrió un incremento considerable, específicamente en la región chaqueña, en la que se ampliaron zonas de cultivo para la soja, en detrimento de grandes superficies de bosques nativos, lo que también provocó el desplazamiento de comunidades que desarrollaban sus actividades económicas sobre la base del bosque.
Ante este panorama, Argentina se comprometió a “reactivar los mecanismos formales que propone la ley para reencauzar una política de restauración, compensación, manejo y conservación de los bosques nativos del país en base a la distribución de fondos y mecanismos participativos” y así lograr la meta de la disminución del dióxido de carbono para mitigar el daño ambiental.