Larisa Kejval: "Si hay un lugar del que el radicalismo no se ha ido es la UBA"
Por Eliana Verón | Foto Camila Alonso
Agencia Paco Urondo: Ganó la dirección de la carrera de Comunicación Social en la UBA con la agrupación Nexo ¿es continuidad o renovación de una política educativa?
Larisa Kejval: Nexo gestiona desde hace muchos años la carrera de Ciencias de la Comunicación, iniciativa formada por graduados y graduadas de Comunicación, hoy también docentes. Así que mi propia candidatura de algún modo fue y es continuidad y renovación de una línea histórica, que en esta oportunidad fue acompañada por la lisa 15 de estudiantes del Frente Estudiantil formado por diversas agrupaciones del campo nacional y popular como La Cámpora, La Mella, Nuevo Encuentro, La Dignidad y Protagonistas. Continuidad porque se mantiene una la línea política histórica, y renovación, fundamentalmente, en el sentido que el próximo año se cumplirán 20 años de que no hay una directora mujer en la carrera. Sumado al proceso de protagonismo que venimos asumiendo las compañeras dentro del mismo espacio político, la carrera y el conjunto del espacio social. Quizá es la primera vez que vaya a haber una directora que viene del campo de la comunicación comunitaria, popular y alternativa. Justo en el marco de una gran preocupación en ese ámbito por la construcción de políticas públicas de la comunicación de carácter democrático.
APU: ¿Cuál es la idea predominante de Nexos en cuanto a la carrera de comunicación?
LK: Hay una forma en la que venimos pensando hace tiempo, que fue una de las consignas de campaña, y entronca con la perspectiva de la comunicación comunitaria, que es la idea de comunidad. Pensamos la carrera como comunidad capaz de albergar una gran cantidad de temas vinculados a la comunicación, modos de acercarse a la investigación social, a la intervención desde la producción en diferentes perspectivas teóricas, diferentes quehaceres. Una comunidad que pueda contener a toda esa diversidad, potenciarla y enriquecerla. Porque lo que nos une es un compromiso muy fuerte con una comunicación de carácter democrático y en pos de una sociedad más justa. Si hay algo que los graduados y las graduadas de esta carrera se llevan de acá es cierta línea y coherencia entre sus docentes de pugnar por una sociedad donde tengan plena vigencia los derechos humanos, sociales, políticos, económicos y culturales. Pensarnos así no es menor en el contexto del neoliberalismo que nos interpela todo el tiempo a pensarnos como individuos que compiten entre sí de manera aislada y que se constituyen en torno a las prácticas de consumo. Entonces, pensarnos como comunidad capaz de construir conocimientos para poder intervenir en la trama de lo social. Y comunidad no cerrada sobre sí misma, endogámica, sino una idea de comunidad con su capacidad de incidir como actor político-social en el debate y la escena pública. En la historia de NEXO y en la impronta que le fuimos dando a la carrera de comunicación, a partir de nuestra gestión, esto fue un elemento fuerte más allá de qué perspectivas teóricas asumamos o qué tipo de inscripción política tengamos. Somos actores sociales y políticos que intervenimos en la trama de lo social traccionando, luchando, ya sea produciendo material audiovisual, planificando la política de comunicación de algún organismo o produciendo conocimiento desde la investigación pura y dura.
APU: Durante la campaña dijo que el desafío como directora era lograr la transversalización de los feminismos en la curricula, ¿cuáles serían los primeros pasos para lograrlo?
LK: Es un horizonte muy complejo de construir y requiere de un accionar de diferentes frentes. Uno de ellos, que ya empezamos a transitar, tiene que ver con la construcción de “las nexas”. Es el espacio feminista de nuestra propia agrupación política, precisamente, para poder pensar juntas algunas de estas cuestiones, tanto para hacernos visibles en el espacio público como también para poder interpelar amorosamente a nuestras compañeras y compañeros. Creemos que nuestras propias subjetividades deben ser transformadas y transformados desde adentro del propio espacio político, ya que las prácticas machistas y patriarcales que nos atraviesan a todos no son sólo un problema del otro. Un frente tiene que ver con poner en valor las prácticas de comunicación feministas que se vienen gestando fundamentalmente desde el grado. Me parece que la irreverencia de las más jóvenes, de las pibas, es interesante escuchar y atender como modo de interpelación de la propia carrera. Y esto lo podemos legitimar, reconocer o, al contrario, ponerlo en un segundo plano y sólo escuchar a las voces más autorizadas del campo académico. Me parece que contemplar lo que está pasando en las aulas y lo que están diciendo las pibas es un accionar en otro frente.
APU: ¿Hay un trabajo articulado con otras carreras o universidades que fomenten esta perspectiva de acción?
LK: Si, hay articulación. Este año hicimos un primer encuentro de cátedras de comunicación y géneros de la red que nuclea las carreras de Comunicación y Periodismo del país, donde compartimos las genealogías de nuestras universidades o carreras, y cómo habían sido nuestra vinculación de la comunicación y los feminismos; las dificultades que cada compañera había encontrado para trabajar esta relación en sus ámbitos. Todo esto va construyendo algunas sororidades y va permitiendo que fijemos a través de documentos y declaraciones algunos horizontes comunes. Creo que hay que abrir una interpelación bien amorosa, cálida, a las propias cátedras en Comunicación para que puedan ir asumiendo o, por lo menos, interrogándose acerca de la presencia de las perspectivas de géneros y los feminismos en sus propias materias. Las formas en las que se puedan llevar a cabo es muy diversa, no hay una única, y eso va depender de las decisiones y los tiempos y las preguntas que se haga cada equipo. No se trata de hacer fijar una línea coercitiva de arriba para abajo porque ahora hay una directora mujer, no. Debemos reconocer el impulso de las pioneras en nuestras carreras que, a través de sus militancias feministas, han tenido la preocupación o el interés de tensionar algunas zonas de la academia e instalar la incomodidad o la pregunta por los feminismos. En el caso de Comunicación en la UBA, primero han tenido la forma de seminarios optativos, donde estas militantes fueron incorporando los feminismos en la currícula. Luego apareció un área de Comunicación, Géneros y Sexualidades, también un programa de actualización que fue institucionalizado a nivel de la facultad.
APU: ¿Qué otro desafíos tendrá que afrontar?
LK: El principal desafío es el plan de estudio. Fue aprobado en el 2013 en la Junta de Carreras; en el 2014 en el Consejo Directivo; en el 2015 se hicieron un par de ajustes en conjunto con el Rectorado y desde entonces, 2016, está varado en el Consejo Superior. ¿Por qué es un desafío el plan de estudios? Porque fue una propuesta consensuada en el 2013 por toda nuestra comunidad, que viene a dar respuesta a problemas que hoy tiene nuestra carrera. En tanto y en cuanto ese plan de estudios no se apruebe los problemas persisten. No tiene que ver sólo con la actualización de contenidos, sino que fundamentalmente viene a trabajar sobre cuatro problemas: el primero es una carrera sumamente extensa. La más extensa de toda América Latina, con un promedio de duración de ocho años para la graduación. El nuevo plan de estudios propone una carrera más corta y flexible con todas materias cuatrimestrales. El segundo problema es la poca electividad. Sólo se puede elegir seis materias de una orientación y con el nuevo plan eso se amplía entre 12 y 18 las zonas o momentos de electividad. Otro gran problema es que la carrera exige a los estudiantes a realizar una tesina de grado, pero no tiene institucionalizado un lugar donde se enseñe a hacer una tesina. Entonces, el nuevo plan de estudios curriculariza un taller de trabajo integrador final que institucionaliza esta instancia. Y por último, es que la carrera tiene muy poca práctica, muy cuestionada por el estudiantado. En este sentido, un nuevo plan de estudio curriculariza en dos niveles la práctica pre profesional. Por eso, lo que se necesita es la voluntad política del Rectorado para que pueda ser votado por el pleno del Consejo Superior. Ya tiene un dictamen favorable de la Comisión de Enseñanza, pero dudamos de la voluntad política porque entendemos que está cajoneado hace más de un año. De todas maneras, esto no impide desarrollar estrategias tendientes a solucionar estos problemas como la experiencia de ANCCOM, que es la agencia de noticias realizado por estudiantes de la carrera como parte de una práctica pre profesional no institucionalizada; prácticas en la producción audiovisual y este año estamos implementando prácticas pre profesionales en organizaciones donde hay estudiantes trabajando en FM La Patriada, Radio Gráfica, en Abuelas de Plaza de Mayo.
APU: ¿A qué adjudica el archivo del plan de estudios?
LK: A que la orientación política y partidaria de quienes ocupan lugares de poder y decisión en el Rectorado es opuesta a la adscripción político ideológica de quienes hemos dirigido históricamente la carrera de Ciencias de la Comunicación. Si hay un lugar del que el radicalismo no se ha ido, a pesar de los 12 años de kirchnerismo, es de la Universidad de Buenos Aires. Entonces, ahí hay personas influyentes que su signo partidario es diferente al nuestro que no somos radicales.