Últimas fotos de campaña: están todos cagados
Por Jorge Giordano
A horas de la veda pre-PASO es necesario revisar el panorama de la gran disputa de campaña en Provincia de Buenos Aires. En cuanto a la comunicación, pareciera que los roles se dieron vuelta. Unidad Ciudadana, el nuevo frente de CFK, mantuvo una línea a rajatabla. Además de llevar a la mejor candidata posible, cuidó al detalle las presentaciones de sus representantes en las listas, algo fuera de lo común y que aún no ha sido naturalizado por estos. Por otro lado Cambiemos, la fuerza de los asesores estrella y los focus group permanentes, mostró varias grietas. Casi sobrando la situación, designó como candidato a Esteban Bullrich, quien luego de injustificables declaraciones aclaró que "una frase no define a una persona". Al parecer, las antes preciadas formas ya no resultan relevantes.
Mientras tanto, la dura realidad bonaerense empujará el voto básicamente hacia un lado u otro. O hacia Massa, claro. Hay que destacar que no es nada frecuente que un nuevo gobierno pierda sus primeras elecciones legislativas, algo que sólo logró el delarruismo en el 2001.
El contraste entre el conurbano y la provincia "rural" es notable. En Pergamino Cristina mide 20%. Guardias penitenciarios de municipios lindantes a Capital Federal, fervientes seguidores de Vidal en 2015, quedaron desilusionados con sus promesas incumplidas y ahora preguntan a quién votar. Vecinos de Florencio Varela no están convencidos de votar a los pre-candidatos a concejales de Unidad Ciudadana, pero "agarran cualquier cosa con la cara de Cristina".
También en Varela la Junta Electoral entregó miles de boletas de Unidad Ciudadana con el encabezado cortado: no sirven. En Magdalena, pegado a La Plata, el kirchnerismo ya descuenta que no ganará. En las cabeceras de las estaciones de tren, el Frente de Izquierda y la Izquierda al Frente desplegaron toda su capacidad militante, urgidos de sacar el mejor resultado posible ya de entrada.
La magnitud de la miseria generada desde diciembre de 2015 se pondrá en la balanza frente a la esperanza convocada por María Eugenia Vidal y su equipo. Para dar un ejemplo de lo primero: a algunas imprentas ya no se les puede encargar un trabajo a la tarde. "Tenemos que cortar a las cinco por el tema de la factura de luz", justifican. En San Martín, desde hace meses la cooperativa Cuero Flex se encuentra en pie de guerra contra el Ministerio de Energía y se niega a pagarlas. A favor: ambas siguen abiertas y no forman parte de las más de 1500 empresas que cerraron durante el primer año de macrismo gobernante.
Ahí es justamente donde la campaña de Cristina hizo foco y es mucho lo que hay para transmitir al respecto. Algunas cuestiones se hablan de una manera al interior de las organizaciones y de otra manera hacia afuera, procedimiento normal en todos los ámbitos de la vida. Más allá de todos los cálculos racionales, las compañeras y compañeros que vieron a Cristina en campaña coinciden: "es increíble lo que genera".
Militantes bien plantados que acompañan aspectos de la seguridad de la ex presidenta dan fe. En Mar del Plata, después de que la camioneta de la organización les pasara sin querer por encima de los pies (aguantaron estoicos, salvados por las botas con punta de acero) afirmaban sorprendidos: "vienen señoras muy mayores que dicen que lo único que necesitan es verla un poco a ella. Tenés que ver cómo lloran". Cuentan lo difícil que es aguantar las vallas y mantener a una distancia prudente a los asistentes de los actos de campaña. Multitudes acompañaron a la candidata ciudadana después de Arsenal, desmintiendo eso de que CFK "no puede andar por la calle".
Es que ninguna encuesta dice otra cosa: Cristina gana el domingo. Sin esta intuición, una jugada tan arriesgada como la de presentarse por fuera del Partido Justicialista no podría haber sido acompañada por dirigentes históricos del mismo. El panorama es tal que este lunes Clarín debió resignarse a publicar un bizarro estudio de opinión en donde se asocian figuras de animales a personajes políticos.
En las últimas horas corren mensajes entre la militancia alertando por una supuesta encuesta que va a dar como ganador a Cambiemos en Provincia, para luego legitimar un también supuesto fraude electoral. Por el momento, esta aseveración es incomprobable, y es razonable desconfiar de las encuestas después de lo ocurrido en 2015. Nadie pronosticó lo que iba a suceder.
Pero algunos números que maneja Cambiemos resultan más que interesantes. Atención: esto es simplemente lo que los candidatos macristas le cuentan a sus aliados mediáticos en los pasillos televisivos que trajina su fuerza política. Ya aprendimos que el resultado del domingo bien puede ser otro.
Hace tres semanas, el candidato Bullrich le comentaba a reconocidos periodistas, ansiosos por escucharlo de boca suya: "estamos cinco puntos abajo, pero recortando distancia". Dos semanas después, el macrismo blanqueaba que la brecha ya era de ocho, con una elección "baja" de CFK y Cambiemos y Massa mejorando. En paralelo María Eugenia Vidal, quien se puso la campaña al hombro, debió empezar a atacar directamente a Cristina. El esfuerzo de la gobernadora parece ser inútil ante las incomprensibles declaraciones del candidato Bullrich, quien ya venía arrastrando el peso de ser la figura que clausuró la paritaria nacional docente.
El canto de cancha que le pone título a esta nota se usa frecuentemente cuando se nota que el rival empieza a tener serias dudas de poder vencer. Al cantarlo, se espera profundizar ese sentimiento y arrinconar al equipo que viene en caída.
Ese efecto produce el dato más reciente que manejan estos periodistas, siempre en sintonía con el macrismo. Difiere muchísimo del primer vaticinio de Bullrich de hace menos de un mes y es muy similar a la encuesta que divulgó Jorge Asís: Cristina puntera arriba del 37%, sacándole más de diez puntos de diferencia a Cambiemos. Massa se ubica tercero, debajo de los veinte y cuarto Randazzo con menos de cinco.
Un resultado así, repetido en octubre, tendrá consecuencias imprevisibles. La presión sobre la cotización del dólar, las inversiones que siempre y nunca están por llegar, el olfato de dirigentes políticos que no dudarían en apostar a la ganadora, el comportamiento de las fuerzas de seguridad frente a un escenario de conflicto social en aumento. Transforma totalmente el panorama político y económico del país. La estrategia macrista hacia octubre consistirá en "morder" electorado de Massa y generar un escenario de cuasi ballotage con Unidad Ciudadana. Pero primero está el domingo. ¿Se viene el Cristinazo?